Como creo que se ha notado en mis locas divagaciones más recientes, ando bastante frustrada las últimas semanas. Básicamente es porque
siento que el interés general en la reencarnación sigue siendo próximo a nulo,
al menos en mi país. Y si alguien se interesa un poco, es momentáneo y luego lo
vuelve a aparcar, igual que abandonas una revista de cotilleo en un rincón
cuando vas a la peluquería. Tal vez soy yo, lo sé... como en otros aspectos de
mi vida, cuando me interesa algo, llego hasta el fondo, y si es lo
suficientemente importante como lo es la reencarnación, se convierte en el motor
de mi vida. Pero sé que la mayoría de la gente no es así, y menos en esta
sociedad en la que vivimos, donde preferimos pasar el tiempo leyendo o viendo
cosas absurdas en las redes sociales que no nos aportan nada, en lugar de
ponernos a estudiar realmente en serio aquello que nos interesa.
Y mientras el mundo sigue revuelto ahí fuera, hiriendo
profundamente a la gente sensible como yo que recuerda vidas pasadas y ve llena
de frustración cómo la Historia se sigue repitiendo una y otra vez, y apenas
podemos hacer algo para evitarlo, plenamente conscientes de todo el dolor y el
sufrimiento que los seres humanos se infligen unos a otros de manera imparable,
siempre escudándose en excusas, nuestras vidas pasadas se hacen presentes y
seguimos sintiendo emociones que surgen de eventos que ocurrieron hace mucho,
mucho tiempo... Y con frecuencia me sigue pareciendo que vivo en un mundo paralelo, o en una burbuja transparente, impotente espectadora de la locura que
reina ahí fuera, deseosa de que la Humanidad despierte, y sabiendo desde
hace tiempo que es una batalla perdida.
Pero si estoy aquí es porque hacía tiempo que no escribía
algo para este blog, así que venciendo mi actual apatía he buscado un tema, y
me he decidido por la sanación porque estos últimos días ha estado en mi
cabeza. Hace poco conseguí una nueva verificación de mi vida de la Segunda
Guerra Mundial, y poco a poco me voy a acercando a lo que yo llamo la “verificación
definitiva” (averiguar nombres y apellidos), aunque dudo que alguna vez vaya a
producirse... y de todas formas me interesa más encontrar la identidad de mi
novio, muerto posiblemente en un bombardeo, que la mía propia. No sé por qué,
aunque me inclino por pensar que es porque fue su muerte la que me dejó una
profunda huella en mi alma, no mi propio suicidio unos meses después, puesto
que en realidad ya estaba muerta cuando le perdí a él. Extrañas emociones...
Pensando sobre estas emociones me di cuenta de que no tiene
sentido ese concepto tan extendido de la “sanación espiritual”. Ya lo he
comentado otras veces, así que no me referiré a la terapia regresiva y a la
moto que muchos nos quieren vender sobre “Qué guay recordar vidas pasadas, yo
te hago una regresión y sanaré tu alma”. Tengo la impresión de que eso es lo
único que tenemos de momento en España, muchos “discípulos de Brian Weiss” que
piensan que ellos son los únicos que pueden hacerlo. Aún se quedan sorprendidos
cuando les digo que yo lo hice todo por mi cuenta, y además me ocurrió
espontáneamente, y además cualquiera puede hacerlo. Yo tenía el problema de la
ansiedad y la depresión. Ahora también lo tiene uno de mis hermanos. Yo hice
meditación y llegué hasta aquí. No he necesitado ningún psicólogo ni ningún
psiquiatra ni ningún “discípulo de Brian Weiss” para introducir sugestiones en
mi cerebro. El simple hecho de meditar y ver qué es lo que te produce esa
ansiedad y depresión tiene un gran poder sanador de por sí, aunque luego viene
lo más duro... porque las emociones siguen fluyendo y hay etapas bastante
difíciles. Hoy solo sufro de depresión muy esporádicamente y me recupero en un
suspiro porque soy consciente de dónde viene. Es un proceso largo y solitario,
pero estoy segura de que es mucho mejor que empastillarse, incluidos los
efectos secundarios como vómitos y diarreas, que según la médico tienes que
soportar los primeros días hasta que el cuerpo se acostumbre... con el
resultado final, según yo, de que sigues con la depresión y la ansiedad, te han
fastidiado el estómago, y encima andas todo el día como un zombi. Me pregunto
cuándo los psicólogos y psiquiatras se replantearán su forma de “curar” a sus
pacientes... Sí, es bastante probable que lo de mi hermano se deba en su mayor
parte a acontecimientos de esta gran vida que llevamos, pero aún así recordar
tus vidas pasadas te da otra perspectiva y te ayuda a aprender a tomarte la
vida de otra forma, lo que para mi hermano estoy segura sería muy útil.
Pero lo que quería decir es que sí, uno de los fines de
recordar vidas pasadas es la “sanación espiritual”, si es que tu alma está “enferma”.
¿Cuándo un alma está enferma? Cuando hay algo que proviene de una vida pasada,
se haya hecho o no consciente, que te impide llevar una vida normal. Puede ser
ansiedad y depresión como a mí me pasaba, que estaba empezando a interferir
demasiado en mi estado de ánimo; puede ser algún tipo de fobia; síndrome de
estrés postraumático, etc. Pero lo cierto es que de la gran mayoría de
recuerdos de vidas pasadas que he tenido, no he necesitado sanar. ¿Me han
traído emociones? Claro. Casi aseguraría que todos los recuerdos llevan
aparejados emociones, pero eso no significa que estemos enfermos. Si llega el
aniversario de la muerte de mi soldado en la Segunda Guerra Mundial y me pongo
triste, no significa que necesite sanar de nada, es lógico y es humano, porque
era alguien a quien le importaba, alguien con quien tenía planes de futuro,
alguien que me fue arrebatado en un suspiro y ni siquiera fui capaz de
superarlo en los meses que siguieron... sí, todavía estoy en ello, pero nadie
me va a hacer “sanar” con una varita mágica de la noche a la mañana. La
curación es un largo proceso que lleva su tiempo, y lo importante es que ahora
puedo seguir viviendo sin sentirme tan deprimida por su pérdida. A nadie se le ocurre obligar a alguien a superar el luto por la muerte de un ser querido dándole una colleja o implantándole algo en su mente. Pues es lo mismo con las vidas pasadas... y si yo no hubiese
recordado vidas pasadas, lo más probable es que ahora estaría como mi hermano,
o peor, encerrada en un manicomio por psicótica, o incluso en la tumba, como a
punto estuvo de ocurrir, posiblemente por las mismas causas, en mi última vida.
Sin embargo, la mayoría de la gente piensa que esa es la única razón por la que alguien recuerda vidas pasadas... o, al menos, esa es la impresión que tengo actualmente. Es como que... si tienes un problema y acudes a un terapeuta, bien, qué curioso... así que ese dolor en la espalda te venía porque te dispararon... "Interesante" (cuando en realidad lo que está pensando es: "Ya. Una vida pasada... Bueno, también puede ser que te lo hayas imaginado, pero no importa, porque como el dolor de espalda se te ha ido..."). Ahora, si dices que meditas con el fin de recordar vidas pasadas con el único propósito de conocerte a ti mismo, de saber de dónde vienes, porque quieres saberlo TODO, y además te interesa mucho encontrar quién fuiste de verdad con nombre y apellidos... es como que has perdido un tornillo. O quieres evadirte de algún modo del mundo que te rodea y has elegido la meditación en lugar de las drogas duras. Vamos, que estás loco. Nadie entiende por qué querrías hacer algo así...
Solo me queda la resignación.
Y todos estos procesos y reflexiones tienen lugar en muchos otros compañeros que también recuerdan (es el centenario de la Primera Guerra Mundial y eso también nos afecta a nivel planetario) mientras que en España la gente es bastante indiferente a este tipo de cosas y el resto del mundo permanece ignorante a esta realidad de la reencarnación, cometiendo los mismos errores una y otra vez, haciéndose las mismas preguntas, perdidos y desorientados entre las creencias sin sentido de muchas religiones que predican el amor al prójimo al tiempo que no dejan de bombardear a personas indefensas. Muchas veces me pregunto qué porcentaje de personas recuerdan vidas pasadas en el mundo. El número es tan ínfimo que no puedo más que sonreír con amargura cuando por otro lado me llegan estos mensajes tan alentadores de contactados que dicen que todo se va a arreglar en breve, que hay que tener esperanza, que un mundo de amor y prosperidad se acerca. Ya... Si pudiera, en mi próxima vida intentaría encarnar en otro planeta y dejaría que los humanos se mataran entre ellos. Pero me temo que en mi próxima vida me va a tocar pringar también. Después de todo, yo no estoy nada evolucionada...
Y todos estos procesos y reflexiones tienen lugar en muchos otros compañeros que también recuerdan (es el centenario de la Primera Guerra Mundial y eso también nos afecta a nivel planetario) mientras que en España la gente es bastante indiferente a este tipo de cosas y el resto del mundo permanece ignorante a esta realidad de la reencarnación, cometiendo los mismos errores una y otra vez, haciéndose las mismas preguntas, perdidos y desorientados entre las creencias sin sentido de muchas religiones que predican el amor al prójimo al tiempo que no dejan de bombardear a personas indefensas. Muchas veces me pregunto qué porcentaje de personas recuerdan vidas pasadas en el mundo. El número es tan ínfimo que no puedo más que sonreír con amargura cuando por otro lado me llegan estos mensajes tan alentadores de contactados que dicen que todo se va a arreglar en breve, que hay que tener esperanza, que un mundo de amor y prosperidad se acerca. Ya... Si pudiera, en mi próxima vida intentaría encarnar en otro planeta y dejaría que los humanos se mataran entre ellos. Pero me temo que en mi próxima vida me va a tocar pringar también. Después de todo, yo no estoy nada evolucionada...
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