miércoles, 30 de octubre de 2013

Locas divagaciones (2).

Ayer me llegó una encuesta que formaba parte de un estudio que se está haciendo en la California State University sobre personas que recuerdan vidas pasadas. Estuvo bien poder participar en ella… a pesar de que las preguntas no tenían mucho sentido, porque se centraban demasiado en un solo recuerdo, no podías explayarte mucho, y no me quedó claro qué conclusiones pretendían extraer de la encuesta. Más o menos, era algo así:
  1. ¿Crees que has tenido vidas pasadas?
  2. ¿Por qué crees que has tenido vidas pasadas? ¿Tienes algún recuerdo, tienes alguna afinidad o alguna característica de tu personalidad que apunta a ello, o te lo ha dicho alguien?
  3. ¿Qué fuiste en tu vida pasada?
  4. ¿Tenías el mismo sexo que ahora? ¿La misma nacionalidad? ¿La misma raza? ¿Qué edad tenías en ese recuerdo?
  5. ¿Qué característica de tu recuerdo es el más importante para que estés tan seguro de que has tenido una vida pasada? ¿El contenido emocional, los datos que hay en ese recuerdo, el hecho de que puedes revivirlo una y otra vez?
  6. ¿Creías en vidas pasadas antes de tener recuerdos de vidas pasadas?
  7. ¿El hecho de recordar vidas pasadas cambió tus creencias?
  8. ¿Has hecho alguna vez terapia regresiva?


Es evidente que el que hizo la encuesta no recuerda vidas pasadas. Porque no parecía tener mucha idea de lo que significa recordar vidas pasadas, ni mucho menos lo que significa verificar esos recuerdos. Como siempre, daba la sensación de que el objetivo del estudio era: “Hay personas que 'creen' haber vivido antes, ¿por qué creerán algo tan raro?”

Hace tiempo que me di cuenta de que los que recordamos vidas pasadas (los reencarnacionistas, para ser más exactos… no me vale alguien que ha hecho una corta sesión de terapia regresiva y no ha ido más allá) solo podemos hablar y entendernos con los que también recuerdan. Cuando conocí a algunos viajeros astrales tuve la sensación de que a ellos les pasaba lo mismo: apenas se atreven a hablar fuera de su círculo porque la mayoría de la gente los va a considerar tipos raros, y además no va a entender nada de lo que les cuentes, así que, ¿para qué molestarse? De hecho, a veces me pregunto qué hago escribiendo este blog. Si no fuera porque tengo la fuerte convicción de que no debemos quedarnos callados y debemos romper todos los mitos e ideas preconcebidas que existen respecto a la reencarnación, me habría quedado tan a gusto en mi foro donde las personas sí que me entienden y podemos intercambiar experiencias de gran valor para todos los que estamos en el mismo viaje. Me entristece tener que estar sacando la información con sacacorchos a los viajeros astrales, y que incluso algunos digan que si comparten lo que saben van a perder su capacidad de hacerlos, afirmación que me resulta completamente absurda y que es la causa de que hablar de experiencias extracorpóreas siga hoy en día asociado a ciertas ramas esotéricas del saber, y por ello desprestigiado, cuando no ridiculizado, y sumido en un oscurantismo difícil de comprender. No quiero que pase lo mismo con la reencarnación, y por eso me empeño en llevar este conocimiento que he acumulado en los dos últimos años a todos los que quieran saber. Estoy harta de que la reencarnación se asocie con la New Age, con libros de autoayuda y con religiones. Hay muchísima gente que recuerda sus vidas pasadas, que sabe que la reencarnación es un hecho, y que no tiene nada que ver con ninguno de esos grupos mencionados. Gente con formación científica y amplio bagaje cultural que recuerda sus vidas pasadas y que no tiene su casa llena de velas rosas, ni tiene lámparas de sal del Himalaya en cada rincón, ni acumula libros de Deepak Chopra en su biblioteca.


Pero volvamos a la encuesta… ¿Cómo explicar a alguien que recordar vidas pasadas es mucho más que asistir a una sesión de regresión grupal organizada por el psicoterapeuta de turno, ver una pequeña imagen de una niña india en tu cabeza y salir del auditorio emocionado porque crees que tuviste una vida pasada como nativo americano? ¿Cómo explicar que recordar vidas pasadas supone en muchos casos haber tenido una infancia y una adolescencia bastante difícil porque soñabas con trincheras, tanques, o países en los que jamás habías estado, y no sabías lo que eso significaba? ¿Vivir con el temor a que si mencionabas tus sospechas de haber vivido antes tal vez te expulsarían de la iglesia a la que asistías porque la reencarnación era considerada casi una herejía? ¿Pensar que necesitabas un psiquiatra que te pusiera un tratamiento para dejar de tener pesadillas? ¿Tener fobias inexplicables al agua, a las alturas, a que alguien te toque el cuello, a cruzar un puente, y saber que no es una “simple manía”? ¿Vivir durante años con la confusión de "sospechar" que fuiste un soldado en la Segunda Guerra Mundial muerto en combate y que dejaste una hija pequeña en casa, pero no saber tu nombre ni si te lo estás imaginando todo?

Muchos piensan que la reencarnación es solo algo en lo que algunos creemos porque nos resulta esperanzador, porque así nos convencemos a nosotros mismos de que la muerte no existe, porque nos gusta escuchar con una sonrisa en los labios lo que cuentan algunos “predicadores” que dicen que lo único que importa es el amor, que nos reencontramos una y otra vez con las personas que queremos, y que así vivimos felices en el autoengaño. Y lo que no saben es que para llegar a ser reencarnacionista has pasado muchos años de dudas, investigación, periodos de negación, emociones que van y vienen continuamente y que te desgarran por dentro… una búsqueda constante que ni siquiera acaba cuando consigues verificar tus recuerdos y por fin encuentras (con la única ayuda de tus propios recuerdos e intuiciones) tu nombre y, si tienes suerte, una pobre foto, en un registro histórico por el que incluso has tenido que pagar una cierta cantidad de dinero.

Así que, me hacía gracia:

“¿Qué fuiste en tu vida pasada?”
Mmm… ¿en cuál de ellas? Porque resulta que recuerdo más de una docena… la gran mayoría verificadas parcialmente, pero dos con nombre y apellidos, ¿cuál elijo?

“¿Tenías el mismo sexo que ahora?”
Pues veamos… he sido de todo, de varias razas, de varios sexos, de varias clases sociales, de varias religiones, de varias profesiones… ¿sirve de algo decir lo que fui en la última?

“¿Qué recuerdo consideras que fue el más importante?” 
¿Cómo se mide la importancia de un recuerdo? Lo ideal es que lo hayas podido verificar, pero esa opción no estaba disponible, así que elegí uno en el que las emociones eran muy importantes y además lo tengo verificado: muerte bastante sangrienta a bordo de un barco en una batalla naval, según moría me acordaba de mi mujer y mi hijo. Claro que cualquiera puede decir que me he hartado a ver Master & Commander y se trata de criptomnesia… porque es evidente que con un solo recuerdo NO se puede verificar nada (o muy raramente)… pero claro, lo que este “cualquiera” no sabe es que después de unos cuantos meses recordando y recordando otros detalles de la vida de este hombre, resulta que esos detalles resultaron estar todos en su biografía, incluso los detalles más oscuros que pensé jamás iba a encontrar, por supuesto también lo de la mujer e hijo a pesar de que “oficialmente” no se había casado y ese hijo era ilegítimo. Pero eso no se hace en una sola sesión de terapia regresiva, por si a alguien le queda alguna duda…

“¿Cambió tus creencias el hecho de recordar tu vida pasada?” 
Veamos… no, lo que cambió mis creencias fue VERIFICAR que esos recuerdos eran reales. Yo no creo en la reencarnación. No tengo duda de que existe, porque lo he comprobado y no tengo una explicación más convincente a lo que me ha pasado. Puede venir cualquiera y contarme que es la reencarnación de Marilyn Monroe. Pero hasta que no me dé pruebas convincentes de por qué lo piensa, no voy a creerle. La reencarnación es (o debería ser) algo serio. Iniciativas como la de esta encuesta, aunque no esté muy bien elaborada, siempre son bienvenidas, porque al menos los reencarnacionistas sentimos que nos escuchan. Sin embargo, esto está ocurriendo en Estados Unidos. Aquí en España aún estamos debatiendo sobre la realidad de las ECM’s y el único grupo “científico” que parecía tratarlas de manera seria y respetuosa se ha convertido en un grupo pseudorreligioso donde se prohíbe hablar de reencarnación pero no de ovnis ni de agujeros negros, como si el espíritu de la Inquisición siguiera entre nosotros. Así que no quiero ni pensar cuántos años más necesitaremos para que se empiece a investigar científicamente la reencarnación en nuestro país. Algunas veces me entran fuertes deseos de emigrar lo más lejos posible...

martes, 29 de octubre de 2013

¿Por qué la religión está proscrita en este blog?

La verdad es que me gustaría estar hablando de otras cosas, como por ejemplo cómo te afectan los recuerdos de tus vidas pasadas, de cómo tus vidas pasadas se reflejan en ti, de por qué he llegado a la conclusión de que lo del karma es una falacia, de lo que significa ser víctima o ser agresor y cómo las emociones que generan cada una de estas situaciones son totalmente distintas y requieren una forma totalmente distinta de enfrentarte a ellas, del síndrome postraumático que afecta a muchas personas aunque el hecho traumático haya ocurrido en otra vida… Sin embargo, tengo la impresión de que si hablo de estas cosas va a sonar a chino, y como el blog aún tiene una vida corta, creo que es necesario dejar muy claro de dónde vengo, cuál es mi forma de pensar, y por qué hay una serie de conceptos que ya deberían formar parte del pasado… del pasado remoto.

Es muy triste (triste de echarme a llorar), que cada vez que menciono mi creencia en la reencarnación o en vidas pasadas, lo primero en lo que piensa la gente (seguramente después de pensar “Esta está loca”), es en budismo. Por algo debajo del título del blog puse “Tampoco soy budista”. Tengo que aclarar constantemente que para mí la reencarnación no es una creencia, sino un hecho. Era una creencia antes, cuando solo había leído libros como los de Brian Weiss, y al acabarlos me decía a mí misma “Muy bonito, pero me lo creo o no me lo creo. Yo no lo he vivido, así que la duda persiste”. Nunca me cansaré de repetir que cuando yo empecé a “recordar” vidas pasadas ni siquiera sabía que eran vidas pasadas. Fue todo por casualidad. Solo quería relajarme. Y cuando aparecieron esas imágenes que parecían corresponder a otras personas, viviendo en otros tiempos, pensé que me estaba volviendo loca. Y fue entonces cuando me puse a investigar en serio y fue cuando descubrí que no estaba sola en el mundo, que otras personas también habían recordado sus vidas pasadas, y para nada era necesario que alguien te hipnotizara. Pero no fue hasta más de un año después que las primeras verificaciones de verdad comenzaron a llegar… y ese es el verdadero punto de inflexión. No otro.

No voy a profundizar en mis propias vidas pasadas en este blog, por varias razones. Primero, porque leer las experiencias de otras personas no tiene el mismo valor que experimentarlo tú mismo. Segundo, porque ya lo hago en el foro (en concreto, en varios), donde todo el que esté interesado puede acudir. Tercero, porque hay cosas demasiado privadas que jamás saldrán a la luz, y valoro mucho mi vida privada. Pero hoy voy a hacer una pequeña excepción, solo como ejemplo de que nada es casualidad.

Como el 95% de los españoles, yo fui criada en la religión católica. Sin embargo, creo que jamás fui como otros niños. Cuando iba a catequesis ya había algo que no me cuadraba en lo que nos contaban. Además, tuve la fortuna de crecer en una familia muy abierta en la que se podía hablar de todo, y también pude conocer de primera mano la experiencia de uno de mis tíos al casarse con una testigo de Jehová, en cómo él tuvo que convertirse, en cómo sus cinco hijos (mis primos) fueron educados dentro de esa secta, y en cómo todo acabó en desgracia… Cuando era pequeña y venían a visitarnos, se generaban discusiones sobre la Biblia y sus numerosas contradicciones, y siempre llegaba un punto en el que mi hermano mayor los dejaba sin argumentos. Yo hice la Primera Comunión. Dos semanas después mi madre me tuvo que llevar a rastras a misa porque yo me negué en rotundo a acudir a un lugar donde me sentía incómoda actuando como una borrega y murmurando palabras que ni siquiera entendía a la vez que tenía que ponerme de pie y sentarme cada dos por tres porque así lo hacían los que estaban a mi alrededor. Y ya de mayor no puedo expresar el profundo rechazo que me produce ver en Semana Santa cómo se pasea por las calles de todas las ciudades una estatua de un hombre crucificado y ensangrentado, sabiendo que Jesucristo jamás quiso que se fundara una Iglesia ni que los hombres le adoraran a él, sino a Dios. Porque una cosa es la religión y otra cosa es la creencia en Dios. Yo sí creo en Dios, admiro a Jesús, y pienso que todas las religiones tienen un fondo bueno, un único mandamiento, común a todas, que es el que todos debemos respetar: amar al prójimo. Con eso es suficiente. Y es lo único que no se hace. Yo respeto todas las religiones y todas las creencias. Lo que no soporto es la manipulación descarada que se hace de las religiones y cómo el hombre las ha utilizado y las sigue utilizando como medio de dominar al resto de los hombres. Y lo malo es que la ceguera sigue siendo universal.

Bien, pues todo esto ya lo sabía antes de empezar a recordar mis vidas pasadas. Aún así, mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que esta lucha que me acompaña hoy día, ya me viene acompañando desde hace unos cuantos siglos, y no solo desde dentro de la religión católica, sino también dentro de otras religiones como la musulmana. No creo que esto sea algo excepcional, porque las religiones parecen intrínsecas a la condición humana, y estoy segura de que todos nosotros hemos sido víctimas del fundamentalismo religioso en algún momento, o hemos sido seducidos por el poder que lamentablemente va unido a la religión, o hemos sido testigo de las Cruzadas o de alguna quema de brujas. Lo menciono como muestra de que lo que pensamos en nuestra vida actual tiene un origen, pero sobre todo, como muestra de que recordar vidas pasadas (no una, sino múltiples vidas pasadas) es invaluable para darte cuenta de que las religiones han traído más odio y más calamidades al mundo que buenos valores morales. También te das cuenta de que no tiene sentido despreciar a otras personas porque pertenezcan a una determinada religión. Te das cuenta de que hay algo que está por encima de todas las religiones: nuestra condición humana. Hay un Dios universal, algunos lo llaman “la Fuente”, que no distingue ni de raza, ni de sexo, ni de religión, que no condena a nadie y perdona a todo el mundo, a quien le da igual si eres ateo, agnóstico, budista, cristiano ortodoxo o musulmán. Todos salimos de Él y todos volvemos a Él. O quizá no. Quizá las cosas funcionen de otra forma. Eso aún no lo he podido demostrar, y sigue siendo una creencia. Pero de lo que sí estoy segura es que la reencarnación es un hecho. Y es un fenómeno natural.

Lo bueno de los reencarnacionistas es que no nos basamos en dogmas. Nos basamos en nuestras propias experiencias, y por eso encontraréis reencarnacionistas con distintos puntos de vista. Algunos creen en la preplanificación, otros no tanto. Algunos creen en las vidas simultáneas o vidas paralelas… otros preferimos pensar que el tiempo es lineal, al menos mientras no podamos demostrar lo contrario. Unos tienen experiencias extracorpóreas, otros no. Unos piensan que el alma es algo físico que un día se podrá detectar mediante medios humanos, otros piensan que el alma está más allá de la ciencia y que siempre será un misterio. Unos siguen a Michael Newton, otros no. En todo caso, los libros de Michael Newton (por poner un ejemplo) no son la Biblia de los reencarnacionistas, y ningún reencarnacionista te dirá que si no te crees todo lo que pone en esos libros, arderás en el infierno. Los reencarnacionistas solo sabemos que podemos recordar vidas pasadas, pero en realidad nadie sabe cómo funciona de verdad la reencarnación, y por eso mantenemos la mente abierta, elaboramos teorías, y nuestras opiniones cambian con el tiempo. Ser reencarnacionista es una búsqueda personal e intransferible, un camino único y distinto para todo el que se decide a dar el primer paso.    

Esto no tiene nada que ver con una religión. La reencarnación incluye a gente de todas las clases, de todas las creencias y de todas las religiones. Nos pone a todos en el mismo lugar respecto a la vida y a la muerte. Nadie sufre porque Dios le haya castigado, o porque tenga una deuda kármica que tenga que pagar. Sufrimos porque vivimos. Somos humanos. Por alguna razón elegimos (o no) estar aquí, viviendo una experiencia humana que exige sacrificio, dolor, pero que también nos da la oportunidad de superarnos día a día y traer luz a nuestros semejantes. Nos hace responsables de nuestros actos. Y no, no es suficiente con creer. Es necesario RECORDAR. Porque solo recordando “sentimos” que nuestros recuerdos son nuestros, y no consecuencia de una incursión en esa matriz holográfica o inconsciente colectivo al que muchos recurren sin haber experimentado lo que es RECORDAR.


Es hora de que aparquemos nuestras creencias a un lado y dejemos de escuchar al predicador de turno y busquemos dentro de nosotros mismos. No hace falta ser “espiritual”, no hace falta creer en nada especial, no hace falta recurrir a nadie para que te hipnotice… lo único que hace falta es querer conocer la Verdad... vuestra Verdad, no la que os cuentan. Ni siquiera la que os cuento yo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Videncia y vidas pasadas.

Mi sorpresa no tiene límites. El otro día descubrí que hay gente en Facebook que piensa (no tengo ni idea de por qué) que soy vidente. Así que me veo en la necesidad de escribir esta entrada en el blog para dejar claro una serie de puntos:

NO SOY VIDENTE.

NO TENGO NINGUNA HABILIDAD PARANORMAL.

TODO LO QUE HE APRENDIDO Y SÉ SOBRE REENCARNACIÓN ES FRUTO DE MI EXPERIENCIA PERSONAL.


Y lo más importante de todo: 

TODO EL MUNDO PUEDE RECORDAR VIDAS PASADAS.

Puedo escribir las letras con un tamaño más grande y ponerle cualquier otro color brillante para que destaque más, pero no lo puedo decir más claro.

Y ya que ha surgido el tema, lo desarrollaré.

No sé por qué ocurre esto, pero sospecho que es porque, desgraciadamente, como vengo comentando en repetidas ocasiones a lo largo del blog, todavía se asocia la reencarnación y la posibilidad de recordar vidas pasadas a algo sobrenatural, a bonitas historias que nos cuentan ciertos “gurúes espirituales”, y a la tendencia que tienen muchas personas a pensar que la mejor forma de conocer tus vidas pasadas es acudir a un vidente o psíquico para que con solo mirarte te diga que viviste en la época napoleónica.

Bueno, pues siento decepcionaros una vez más, pero esto no tiene nada que ver con recordar vidas pasadas, y es el camino más directo a convertiros en víctimas de un fraude. Tengo que aclarar que yo sí creo en los videntes… en los de verdad. Pero estos se cuentan con los dedos de una mano, no cobran por sus servicios, y seguramente ellos mismos te dirán que pueden equivocarse. Por tanto, mi consejo es: no acudáis a ningún vidente para conocer vuestras vidas pasadas. Entiendo que todos queremos respuestas rápidas, que todo nos caiga del cielo sin ningún esfuerzo, nos encanta creer en lo que dice el primero que pasa por la calle en lugar de buscar nosotros mismos, leer, investigar, aprender las técnicas y experimentar. Preferimos pagar a alguien que parece tener un “extraño poder” para que nos saque de dudas al instante, aunque sepamos que solo nos van a contar lo que nosotros queremos oír. Somos así, qué le vamos a hacer…

Es hora de cambiar. Si eres seguidor de este blog y no estás muy seguro sobre esto de la reencarnación o no has probado ninguna técnica, ya es hora de que cambies tu forma de pensar y te pongas manos a la obra. Si vas a un vidente, aunque sea de confianza, y te dice que en una vida pasada fuiste centurión romano y moriste en una batalla, ¿de qué te sirve eso? O le crees o no le crees… pierdes dinero y encima no sabes si es verdad, vale, puede que sea verdad, pero solo porque siempre quisiste caminar con unas sandalias romanas. ¿Crees que eso es recordar vidas pasadas? Si eso te vale, nunca llegarás a ser un reencarnacionista.

Además, es importante señalar que si eres nuevo en esto, tienes sueños recurrentes o pesadillas que no sabes explicar, y estás confuso, y buscas desesperadamente a alguien que te ayude, esto te pone en una situación de vulnerabilidad, y lo más probable es que creerás lo primero que te cuenten. Pasa lo mismo cuando las personas acuden a videntes porque han perdido a alguien, o porque alguien querido tiene una enfermedad incurable, o porque necesitan encontrar un trabajo. Muchos videntes no son más que personas muy observadoras que con unas cuantas preguntas en apariencia inocentes, van a saber cómo manipularte y cómo hacer que vuelvas una y otra vez a verlos... después de todo así se ganan la vida. Mucho, mucho cuidado.

Lo que tienes que hacer, si quieres llegar de verdad al fondo de la cuestión, es intentar obtener tus propios recuerdos, porque entonces vas a SENTIR, vas a VIVIRLO, vas a saber realmente de dónde vienes, qué has sido en esas vidas, qué es lo que has hecho o qué es lo que te ha pasado que te sigue afectando hoy día... Sentarte y esperar a que otra persona te lo cuente no tiene nada de emocionante. Otra cosa es, si quieres pasar un buen rato, una vez que tengas recuerdos, acudir a un vidente para ver si te confirma lo que tú ya sospechas, o si como suponías te va a contar una serie de historietas que también se pueden aplicar a tu vecino. Quizá entonces te des cuenta de que habría sido más fácil confiar en ti mismo y en tu propia intuición desde el principio.

Aprovecho para decir que recordar vidas pasadas no es ningún cuento de hadas. Estamos demasiado acostumbrados a los libros de Brian Weiss donde todo es "paz y amor”, a los que dicen poder “sanar el alma” mediante la terapia regresiva, y a los ya numerosos charlatanes que han visto un negocio en esto de la hipnosis aunque no sean psicólogos ni psiquiatras. Saber que sobrevivimos a la muerte y que vivimos muchas vidas puede traer mucha esperanza a mucha gente, eso es verdad. Pero recordar vidas pasadas es mucho más que eso. El trabajo que se hace en una sola sesión de terapia regresiva (o autohipnosis) no acaba cuando acaba la sesión. Se abre una puerta al subconsciente que ya no se va a cerrar. Surgen emociones, muchos sentimientos, algunos muy difíciles de enfrentar. Podemos tener la ayuda de un psicoterapeuta que nos puede dar unas pautas para superar esos sentimientos, pero al final el trabajo lo haces tú y solo tú. Recordar vidas pasadas es igual de duro que vivir nuestra vida presente, porque existe una continuidad. Así que no te enfrentas solamente a los problemas que ya tienes, sino también a los que surgen de otras vidas. Está todo relacionado y de esta manera comienzas a comprender muchas cosas, pero los problemas no desaparecen solo porque hayamos recordado una vida pasada. Y, desde luego, un vidente no pinta nada aquí, por muy sensible que sea y por muchos consejos bienintencionados que te dé… en caso de que esté siendo sincero y no se esté aprovechando de ti.

Así que, insisto: no dejéis que nadie os manipule. Si queréis recordar vidas pasadas, hacedlo bien. Y tened en cuenta que decidir hacerlo supone no volver atrás. Es un camino que os va a transformar, lleno de sorpresas, esfuerzo, emociones, pero muy gratificante. Y es una tarea que solo os corresponde a vosotros. Todo está en vuestro interior. Al principio podéis acudir a un psicoterapeuta que os guiará, hará que os sintáis más cómodos, y que os puede ayudar a usar mejor las técnicas, pero no penséis ni por un segundo que el psicoterapeuta hace milagros y que recordar o no depende de lo bueno que sea en su trabajo. Recordar o no solo depende de vosotros.

lunes, 21 de octubre de 2013

Definición de reencarnacionista.

La palabra "reencarnacionista" aún no está recogida en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (hecho que por otra parte no es muy sorprendente, dado el ritmo de trabajo de los académicos). Por ello he tenido que inventarme mi propia definición. Para mí, lo más exacto sería decir: 

"Persona que después de muchos años de investigación y estudio desde todos los ángulos posibles, y después de experimentar por sí misma que es posible recordar y verificar vidas pasadas, ha llegado a la conclusión de que la reencarnación es un hecho, no una creencia ni ninguna doctrina religiosa sin demostrar."

Según esta definición:

- Un budista NO es necesariamente un reencarnacionista.
- Un hinduista NO es necesariamente un reencarnacionista.
- Un hipnoterapeuta NO es necesariamente un reencarnacionista, puesto que muchos dejan abierta la cuestión de si lo que aparece en las sesiones de terapia regresiva es un recuerdo de vida pasada o no.
- Una persona que cree en la reencarnación pero no tiene evidencias suficientes que respalden alguna de sus posibles vidas pasadas, después de que su caso sea valorado por un verdadero reencarnacionista, NO es un reencarnacionista. 

Por supuesto, esta entrada tiene un ligero tono de broma y queda aún mucho tiempo para que el supuesto cuatro tenga lugar y sea tomado en serio por los no reencarnacionistas. Pero espero que esta definición llegue a los diccionarios antes de que sea demasiado tarde...

Este blog está dedicado a todas las personas que, como yo, no dejan de hacerse preguntas, quieren pensar por sí mismos, y buscan la Verdad (“su” Verdad)… sabiendo que nunca la van a encontrar.





domingo, 20 de octubre de 2013

¿Ciencia o creencia?

Me he dado cuenta de un hecho muy curioso. Hay personas que dicen creer en la reencarnación desde el punto de vista científico: para ello se basan en los trabajos de Ian Stevenson y otros autores que han investigado las vidas pasadas de niños, y al mismo tiempo afirman que “no creen en" las regresiones hipnóticas.

Personalmente, creo que esto solo lo pueden afirmar personas que, primero, no han investigado adecuadamente; segundo, se están dejando llevar por sus propios prejuicios, lo cual no es una actitud muy científica que digamos; y tercero, no lo han experimentado por sí mismos. Bueno, y añadiría un cuarto punto, posiblemente el más importante: no lo han VERIFICADO por sí mismos. Pero analicemos cada punto por separado…

1. No han investigado adecuadamente.

Ya he comentado en otras entradas del blog la gran confusión que existe en el público general acerca de las técnicas de hipnosis y sobre lo que es una regresión hipnótica. Por una parte entiendo que haya gente que dude que esta información que los pacientes obtienen bajo hipnosis provenga de verdad de vidas pasadas. En ese caso, deberían proponer alternativas científicas a la reencarnación, y explicar cómo es posible que alguien que no sabe nada de un periodo histórico determinado, pueda dar tantos detalles sobre ese periodo que luego resultan ser ciertos, como probó Helen Wambach en sus investigaciones. Temo que la cuestión de “no creer en las regresiones hipnóticas” es una consecuencia de lo que comentaba sobre la racionalidad en el mundo de la reencarnación, debido al “intrusismo” de personas que vienen de ciertos “círculos espirituales o esotéricos” y el hecho de que se mezclan las regresiones con enseñanzas varias sin ningún fundamento, lo que ya está haciendo mucho daño al tema de la reencarnación en general, con una considerable pérdida de credibilidad para los que queremos estudiarla seriamente. Esto me lleva al siguiente punto.

2. Se dejan llevar por sus propios prejuicios.

Como las regresiones hipnóticas suelen ir aparejadas a una serie de conceptos “espirituales” como es el karma, la existencia de guías espirituales, la preplanificación, los grupos de almas, etc., conceptos desarrollados principalmente por Brian Weiss y Michael Newton, hay personas que sienten un gran rechazo hacia estos conceptos (a veces con razón), y por tanto “concluyen” que las regresiones hipnóticas no son fiables. En todo caso decir no creo en las regresiones hipnóticas es bastante inexacto, puesto que estas personas olvidan que las regresiones no son una cuestión de fe, igual que ocurre por ejemplo con los ovnis. Hablo de ovnis porque los he estudiado desde niña y por tanto sé que los ovnis no son una cuestión de creencia: los ovnis (es decir, objetos volantes no identificados) están ahí, son un fenómeno que existe sin ninguna duda. Otra cosa es qué son los ovnis. Lo mismo ocurre con las regresiones. Es un hecho que personas de muy distinta procedencia, religión, edad, sexo o clase social, bajo hipnosis, todas describen escenas muy similares del periodo entre vidas. Y muchas describen escenas de supuestas vidas pasadas que luego se han podido corroborar históricamente. Decir no creo en las regresiones hipnóticas es tirar por la borda el trabajo que durante años han hecho autores como los ya mencionados, y querer negar algo que es más que evidente. Eso por no mencionar la increíble similitud que existe entre lo que se describe en muchas de estas experiencias, y lo que relatan pacientes que han sufrido ECM’s, hecho que sin embargo es constantemente ignorado por estas personas que dicen ser tan científicas. Y además, hecho que también es bastante desconocido, existen niños con recuerdos espontáneos del periodo entre vidas que también coinciden bastante con esas descripciones obtenidas por hipnosis regresiva.




Recordemos que el método científico consta de varias etapas:
  • Observación.
  • Formulación de hipótesis.
  • Experimentación.
  • Emisión de conclusiones.
Parece que como estas personas tienen de entrada una serie de prejuicios, ni siquiera se molestan en investigar adecuadamente los testimonios de estos cientos de sujetos sometidos a hipnosis (observación), y por supuesto, ni siquiera se molestan en experimentarlo por ellos mismos. Es muy difícil estudiar científicamente la reencarnación porque las regresiones son algo muy subjetivo, eso es verdad. Pero un verdadero científico no debería desechar de primeras la información que proviene de estas fuentes simplemente porque “no cree en ello”.

Otra posibilidad es que no se investigue porque la información en español es bastante escasa. Pero eso no es excusa para alguien que pregona por ahí su amplio conocimiento de investigaciones y estudios científicos realizados en otros idiomas.

3. No lo han experimentado por sí mismos.

No me canso de repetirlo, y jamás me cansaré, aunque tenga la impresión de que hablo con una pared. Nada tiene más valor que la experiencia. Los que hemos recordado nuestras vidas pasadas y seguimos manteniendo una actitud racional y científica en la medida de lo posible, sabemos que la reencarnación es la teoría que mejor explica estos fenómenos. Pueden presentarme miles de objeciones, pueden hablarme de la teoría del inconsciente colectivo de Jung, de percepción extrasensorial, de la remota posibilidad de que la información de las vidas de millones de personas esté de algún modo grabada en un entramado cuántico y que nuestra mente pueda conectar con esa información, incluso pueden afirmar que esos niños que recuerdan supuestas vidas pasadas en realidad están poseídos por espíritus que les transmiten esa información (teoría esta última que me parece mucho más descabellada que aceptar la reencarnación sin más). Solo los que utilizamos la meditación/regresión de manera rutinaria y hemos obtenido sorprendentes resultados sabemos que hay algo que no tiene explicación para la ciencia actual y que solo puede deberse al hecho de que hemos vivido antes. Pero no importa cuánto insistamos, hay gente que prefiere mirarlo todo desde la barrera, en lugar de vivirlo por sí mismos, tal vez porque saben que eso les va a llevar a tal transformación interna que no se sienten preparados, o les va a llevar al derrumbe de todos esos prejuicios en los que se han acostumbrado a vivir. Esto no solo es visible en la reencarnación. Por desgracia también es visible en grupos bastante conocidos de experiencias cercanas a la muerte donde todo lo que se salga de lo establecido por la religión católica queda en entredicho. Si en un grupo que dice ser científico y que por tanto debería ser totalmente objetivo, ocurre esto, no sé qué no puede ocurrir cuando hablamos de reencarnación. Un concepto en el que todos los seres humanos somos iguales ante la vida y la muerte, y que sin embargo cuesta tanto aceptar por determinados sectores de la sociedad… es altamente preocupante.

4. Verificaciones.

Esta es la palabra que se olvida constantemente entre aquellos que dicen no creo en la reencarnación (o más en concreto, en las regresiones hipnóticas). Recordemos la definición de “fe”: Creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la experiencia o la razón, o demostrado por la ciencia”. Es verdad, la reencarnación no está probada por la ciencia. Sin embargo, hay ya muchas personas que lo han podido confirmar “por la experiencia”. Sí, una experiencia que posiblemente no servirá de nada para los científicos ni para las personas pseudoescépticas que simplemente se niegan a creer aquello que va en contra de sus propios dogmas. Pero una experiencia que te cambia individualmente y que te da una perspectiva totalmente nueva respecto al significado de la vida, a la razón por la que estamos aquí… una experiencia que te hace ver lo importante que es actuar siempre de forma correcta, donde el único castigo que existe es el que tú mismo te impones como resultado de esas acciones. Una experiencia que te hace ver lo inútil que son las religiones y que te permite ver a través de la confusión generada a lo largo de los siglos por los líderes religiosos, cuyo único fin era (y es) dominar a las masas mediante el miedo y la manipulación.

Las dudas siempre están ahí mientras estás obteniendo supuestos recuerdos de vidas pasadas. Sobre todo si eres una persona racional que no acepta de buenas a primeras las “enseñanzas espirituales” de los que tratan de hacer de la reencarnación un nuevo negocio o una nueva religión. Pero el día que consigues verificar que esos recuerdos corresponden a una persona que existió de verdad, con nombre y apellidos, con una biografía que se corresponde con lo que tú estabas “imaginando”, algo cambia para siempre, y ese cambio es tan profundo que cuesta asimilarlo. Es el día en que una “creencia” se convierte en un “hecho”.


Sí. Podemos estar equivocados. Lo reconozco. Lo malo es que hay miles de personas que siguen creyendo en el cielo y el infierno, en el génesis y en el apocalipsis, en los Reyes Magos y la Virgen María. En la resurrección de los muertos, y en el Diablo. Siguen creyendo que los suicidas se merecen la condenación eterna. También hay científicos que en nombre de la ciencia se siguen aferrando a una serie de principios que hace tiempo han quedado obsoletos, y que refugiándose en el dogmatismo e inmovilismo de la nueva religión de nuestro tiempo, siguen negándose a dar un paso adelante e investigar un fenómeno que ya no se puede negar. Estos últimos en especial me dan muchísima pena. Y lo peor de todo es que ni siquiera se plantean que ellos también pueden estar equivocados.

jueves, 17 de octubre de 2013

Cómo diferenciar recuerdos de simple imaginación.

Antes de nada, dejar claro una cosa: los recuerdos no nos los tienen que sacar con sacacorchos. Parece que esa es una idea muy extendida por estos lares. Parece que tiene que venir un tipo con una varita mágica o con unos poderes especiales para hipnotizarnos y ponernos en contacto con “nuestro lado espiritual” o aún peor, para que pueda comunicar con los “Maestros Ascendidos” o nuestros guías espirituales, y entonces, solo entonces, podremos conocer nuestras vidas pasadas.

Nada más lejos de la realidad. Nuestra personalidad es el producto de nuestras experiencias en el pasado, y por tanto la simple observación de nosotros mismos es suficiente para que aparezcan pistas por todos lados. Sin embargo, “pistas” no son lo mismo que recuerdos. Lo más frecuente es que estos recuerdos vengan en forma de sueños de vidas pasadas (que tienen unas características especiales que ya trataremos), en forma de flashes espontáneos, o a través de meditación, autohipnosis, o en el transcurso de una hipnosis regresiva guiada por un profesional. En cualquier caso, una de las primeras dudas que surgen, y la razón por la que muchos desconfían de la hipnosis regresiva, es si las imágenes o sensaciones que hemos recibido son de verdad recuerdos o son solo producto de nuestra imaginación. Bien, es evidente que hasta que no hayamos verificado mediante registros históricos ese recuerdo, la duda está ahí. Sin embargo, con la práctica, iremos viendo cómo estos supuestos recuerdos tienen una serie de características comunes que nos pueden ayudar de primeras a confiar en ellos o a desecharlos momentáneamente.

Estas características son:
  • Textura del recuerdo: tanto si es un sueño, como si es una escena que aparece durante la meditación, notaréis que los recuerdos de vidas pasadas “se sienten” de una manera especial. Para empezar, surgen con mucha más facilidad que si estás imaginando una historia. Incluso cuando ha sido solo un breve flash, luego al escribirlo te das cuenta de que contiene muchísima más información de lo que creías. Estos recuerdos surgen con mucha fuerza, llenos de detalles, sensaciones, colores, personas… A veces además de ver también puedes recordar un olor, o sentir una emoción con gran intensidad… y aún más importante, de algún modo “sabes” cuál es la situación, y esta se desarrolla ante tus ojos como si fuera una película, sin el más mínimo esfuerzo por tu parte. Además, deja tal impresión en ti, que es raro que lo olvides, igual que si fuera cualquier otro recuerdo de esta vida.
  • Emociones: para muchos la sola presencia de fuertes emociones en la escena es indicativa de que es un recuerdo de vida pasada. Es verdad que muchos sueños son también muy intensos emocionalmente y parecen muy reales, pero probablemente no tendrán todas las características que acompañan a los sueños de vidas pasadas. Para mí, cuando lo que veo en la meditación me afecta especialmente y me hace llorar, no suelo dudar de su autenticidad. Una película puede hacer que sientas algo de emoción, pero cuando la película se acaba, se acabó y ya está. Los sentimientos que surgen durante una meditación te pueden acompañar durante días, las escenas que ves pasan a ser parte de ti, como cualquier otro recuerdo de esta vida. También dicen que con el tiempo los recuerdos de vidas pasadas pasan a tener menor carga emocional pero adquieren mayor profundidad, comprendes mejor la situación.



  • Verificación: investigar tu vida pasada no es muy divertido, podéis creerme. Muchas veces ni siquiera tendréis datos suficientes que os permitan comenzar una investigación. Y si los tenéis, es posible que os lleve años comprobar que pudieron ser ciertos. También puede ocurrir que sigas una línea de investigación y llegues a creer que fuiste de verdad esa persona, solo para darte cuenta de que estabas equivocado, y que debes empezar desde el principio. Verificar tus recuerdos supone mucho trabajo, mucha dedicación y mucha paciencia. Pero puede ser muy gratificante y es lo único que nos permite probar a otras personas que estamos en lo cierto. Si lo que estás intentando verificar son detalles especialmente oscuros o poco conocidos incluso por historiadores, tu investigación tendrá aún más valor. Si jamás has tenido ningún interés en batallas navales, y sin embargo en una regresión estás luchando a bordo de un barco, en una batalla bastante bien documentada, y eres capaz de describir en qué tipo de barco navegas, cuántas velas tiene, la velocidad que alcanza, y cuál es el nombre de tu capitán, e incluso dónde le hirieron antes de caer muerto… y llegas a descubrir que todo eso es cierto, no creo que sea casualidad.
  • Claridad: a veces los recuerdos que llegan a tu mente son muy borrosos o confusos, ves algo pero no sabes lo que ves o no entiendes la situación. No pasa nada. Lo normal es que los recuerdos de vidas pasadas se vayan ampliando y aclarando según pasa el tiempo y te concentras en ellos. Y no es algo que tú te inventes para ir rellenando los huecos. Sabes perfectamente cuándo estás fantaseando o considerando varias opciones, sabes lo que encaja o lo que no. Y no puedes engañarte a ti mismo… o al menos no deberías, porque quieres saber la verdad, ¿no? Pero si te has estado preguntando la razón de por qué algo es así, es posible que en tu próxima regresión la respuesta se te presente clara en tu mente. Y ya no tienes ninguna duda. A veces puede incluso que un nombre o una fecha te vengan de forma espontánea a la mente mientras estás preparando la cena o haciendo abdominales en el gimnasio. No deseches esas ideas así como así. A veces te sorprenderán lo acertadas que son.
  • Recuerdos mundanos: aunque hayas sido un rey en tu vida pasada, no pienses que todo lo que recuerdas va a venir en los libros de historia. Incluso un rey es una persona normal y corriente, con su infancia, con sus momentos felices y con sus desgracias, con sus más bajos instintos… Mucho de lo que recuerdes van a ser detalles mundanos y nada especiales, escenas cotidianas en las que estarás en la escuela con otros niños, o en una reunión familiar, o trabajando en tu carpintería… Es la vida misma. Y por lo general nuestras vidas son bastante aburridas. Es probable que recuerdes los momentos más difíciles porque esos son los que pueden afectarte en tu vida actual, pero habrá de todo, y recordar lo cotidiano da mayor profundidad y significado a tu vida pasada.

Sobre todo, confiad en vosotros mismos. Esto puede resultar difícil al principio. Pero debéis aprender a hacerlo. No dejéis que vuestra mente racional se imponga sobre vosotros mientras estáis meditando. La mente racional querrá guiar vuestros pensamientos, querrá deciros que eso no es posible, que tienes que estar equivocado. Ignoradla todo lo que podáis. La mayoría de nosotros hemos sido educados en un mundo donde solo existe lo que vemos o lo que podemos reproducir en un laboratorio, y esto no es así. Es muy difícil romper de la noche a la mañana con toda esta programación mental, y muchas de esas barreras nos impedirán al principio acceder a nuestras vidas pasadas… pero si de verdad queremos avanzar y dejamos que nuestro subconsciente nos guíe, en poco tiempo esas barreras comenzarán a caer una a una. Tal vez pienses por alguna razón que la reencarnación en la misma familia no tiene sentido… y un día reconocerás a tu padre en un hermano de otra vida, por ejemplo. O tal vez pienses que siempre has sido hombre porque crees que no puedes entender a las mujeres… y un día descubrirás que sí que fuiste mujer. Seguramente crees que eres una persona con unos valores morales muy altos y que hay cosas que nunca harías… y un día te verás faltando a tus principios porque te pusieron contra las cuerdas. Tal vez desprecias a los integrantes de una determinada religión… cambiarás cuando veas que tú también fuiste un miembro intolerante de esa religión. Y todo esto es lo que nos lleva a crecer espiritualmente. No escuchar las diversas teorías sobre la reencarnación de los “expertos”, o los comunicados de las diversas entidades espirituales canalizadas a través de los años, o los sermones de un sacerdote desde el púlpito.

Lo más difícil es confiar en nuestra intuición y dejar que nos lleve por los rincones oscuros de nuestra propia alma, y aceptar lo que hemos sido en el pasado… Pero una vez que hemos hecho esto, somos mucho más conscientes de quiénes somos y por qué estamos aquí de nuevo.  

La racionalidad en el mundo de la reencarnación.

Posiblemente este es mi caballo de batalla. Mi misión en la vida… si es que existe tal misión. Desde que me embarqué en este viaje es lo que más me desespera, lo que más me irrita, aquello por lo que lucho, aunque sé que en gran parte es ya una batalla perdida. No sé por qué tengo esta sensación, quizá porque ya he sido testigo de lo que ocurre en otros países que nos llevan más de diez años de delantera, y porque he crecido en un país donde tanto daño han hecho ciertos programas televisivos, donde el desconocimiento general sobre muchas cuestiones paranormales es la norma, y donde existe una incomprensible tendencia a convertir cualquier doctrina espiritual o “pseudo-espiritual” en un negocio, una secta, o incluso una religión en toda regla. Si en el extranjero ya se habla sin ningún pudor de reencarnación de almas híbridas (mitad humana mitad extraterrestre ??), reencarnación en otros planetas, en la Atlántida… si ya cualquiera puede escribir un blog afirmando que es la reencarnación de un personaje famoso sin aportar ni una sola prueba convincente y hay personas que se lo creen simplemente porque hay cierto parecido físico… si ya se han formado grupos alrededor de ciertos autores famosos como si fueran gurúes espirituales poseedores de la Verdad, y se originan discusiones sobre quién tiene razón, si ete o el de más allá… si los lugares donde se toma la reencarnación realmente en serio y con un mínimo de sentido común se cuentan con los dedos de una mano… ¿qué no pasará en España en cuanto nos descuidemos? ¿Qué no pasará en otros países hispanohablantes tan dados a la espiritualidad y a mezclar todo tipo de enseñanzas religiosas sin orden ni concierto? ¿Qué puedo hacer para no ser testigo de la proliferación de programas televisivos donde se tratará a niños que dicen recordar vidas pasadas como si estuvieran poseídos por espíritus? La serie estadounidense no estuvo mal del todo… la versión española puede ser un auténtico despropósito, viendo que ni siquiera en Cuarto Milenio se puede hablar de hipnosis… ¿Qué pesadilla me espera en los próximos años?

Bien. No me puedo dejar vencer por la negatividad y la exasperación. Tengo que pensar en todas aquellas personas que, como yo, tienen una mente racional, que antes de creerse nada prefieren analizarlo por sí mismos y sacar sus propias conclusiones. Tengo que pensar en aquellos que, como yo, han comenzado a intuir por algún problema personal que pueden haber vivido antes, pero a quienes no les convence todo lo que se dice en los típicos libros sobre reencarnación que ahora mismo se pueden encontrar en las librerías españolas (que para desgracia de todos nosotros, son casi inexistentes). Hay personas que, por fortuna, huyen de videntes o psíquicos que dicen poder hacer lecturas de vidas pasadas, o de aquellos que sin tener la preparación adecuada presumen de poder “sanar” tus problemas psicológicos haciéndote una sola regresión… Hay personas que les da escalofríos entrar en una tienda esotérica y que les hablen del poder curativo de los cristales, de terapias con nombres raros, de conceptos orientales que nadie puede entender, o de pócimas para atraer a tu alma gemela.

A estas personas, quiero decirles que existe una alternativa. Existe una forma de abordar la reencarnación de manera totalmente distinta, siempre con los pies en el suelo, y dando importancia a lo que de verdad la tiene: nuestros recuerdos. Cómo nos afectan en nuestra vida presente y cómo podemos hacerles frente para que no nos afecten tanto. Cómo podemos aprender de ellos, cómo podemos conocernos mejor a nosotros mismos recordando nuestras vidas pasadas, abriendo la puerta a lo desconocido y encontrándote con tu propia sombra. Verificando esos recuerdos y descubriendo por fin que la reencarnación no es ninguna creencia, sino un fenómeno natural y universal de mecanismos aún poco conocidos.


Recientemente en Foro Reencarnación alguien escribió: “Los maestros somos nosotros mismos”. Esta persona incluso se sentía emocionada al estar descubriendo que no necesita a nadie más para conducirle por su camino espiritual. Eso es lo que intento transmitir continuamente… y lo repetiré todas las veces que sea necesario, aunque me reviente la cabeza contra la pared. Jamás lograré comprender por qué la gente es tan feliz acudiendo a eventos multitudinarios para ver a alguien que lo único que ha hecho es recopilar la información que sus pacientes le dieron bajo hipnosis, como si este alguien fuera un dios que lo sabe todo, olvidando que es humano como todos nosotros, y que todos podemos estar equivocados, empezando por los propios pacientes hipnotizados, que a pesar de estar en un estado alterado de consciencia, no son omniscientes. Todo está sujeto a la interpretación de nuestra pobre mente humana. Sin embargo, algunos disfrutan en estos eventos y les encanta recibir respuestas de manera fácil y “creer” en lugar de buscar por sí mismos en su interior.

Lo comprendo. Este último camino es infinitamente más difícil, y no todos están preparados. Bien, el momento llegará si es que tiene que llegar. Pero yo tengo que pensar en aquellos que ahora mismo sufren síntomas de estrés post-traumático, o que están tomando antidepresivos y se pasan el día encerrados en sus casas sin saber qué diablos les ocurre; o en aquellos que sufren de ansiedad recurrente y no entienden por qué; o en aquellos con enfermedades crónicas que no responden a terapia convencional. Muchos no pueden recurrir a profesionales que hagan terapia regresiva, bien porque no hay profesionales debidamente preparados, o bien porque económicamente no pueden permitírselo. Hay formas de enfrentarse poco a poco con estos problemas y llegar a solucionarlos. Estas personas necesitan de alguien que les diga qué deben hacer, antes de que acudan a alguien que les hablará de vidas pasadas sin saber de qué está hablando, igual que ya ha pasado con muchos otros temas “esotéricos” donde la realidad se mezcla con la ficción, y los mitos se multiplican en internet induciendo a la confusión a la mayoría.

No quiero que la reencarnación se convierta en un espectáculo de locos donde todo vale, donde gane el que tenga la idea más extravagante o el que sepa mezclar con inteligencia lo que ha leído acá o allá. Siempre digo que debemos mantener el sentido común y no perder de vista nuestro sentido crítico, para que podamos afirmar con rotundidad que la reencarnación existe, y con evidencias. Si todos aceptamos sin más que venga alguien y nos diga “Pues yo he sido un ser acuático en un planeta de la constelación de Orión”, solo conseguiremos que la reencarnación siga siendo despreciada y que pierda credibilidad, en lugar de ser estudiada como se merece por científicos serios. No podemos ver un vídeo de una regresión hipnótica en Youtube y aceptar que todo lo que ha surgido en esa sesión es verdad… Debemos dudar de todo, y también de nosotros mismos. Debemos ser serios y buscar verificaciones siempre que sea posible. Y esto ha de ser una labor de todos los reencarnacionistas. No dejemos que por culpa de unos pocos nos sigan tratando como a simples integrantes de una secta o “grupo espiritual” que prefieren creer en la reencarnación antes que asumir que todos vamos a morir. Ser reencarnacionista debe ser mucho más que eso.

    

viernes, 11 de octubre de 2013

Almas gemelas y almas compañeras.

Cuando me propuse traer algo de claridad y sensatez al mundo de la reencarnación en lengua española, enseguida me di cuenta de que este era uno de los primeros mitos que tenía que romper. Todavía me encuentro con muchas personas que confunden estos dos términos y que de forma algo romántica piensan que un día encontrarán a esa “alma gemela”, alguien que te acompaña en muchas vidas y que está destinada a tener una relación romántica y perfecta contigo para toda la eternidad…

No quiero aguaros la fiesta, pero he de deciros que las almas gemelas no existen. Bueno, esto se merece una ligera matización…

La verdad es que no tengo muy claro de dónde surgió el concepto de “twin flame” o “twin soul”. Sí sé que existe la creencia o la posibilidad de que en un principio las almas sean creadas por “Alguien” que se supone que es “Dios”, y que cada una de estas almas se divida en dos, dando lugar a dos seres complementarios, como el yin y el yang, como la luz y la oscuridad, que se separan y que se buscan durante milenios porque se sienten irresistiblemente atraídos uno por el otro. Cuando se juntan, la explosión de energía es tal que deslumbra tanto a los implicados como a los que los conocen, la felicidad es absoluta y la unión perfecta.

No descarto que esto sea verdad. Pero por muy bonito que suene, creo que nadie está en condiciones de afirmar que esto es así realmente. Al menos nadie que esté encarnado, con los pies en el suelo y que no se dedique a enviar mensajes a través de canales humanos.

Brian Weiss y otros autores, por su parte, utilizan el término “soulmate”. La mejor traducción que he encontrado para esto es “alma compañera”. El problema surgió cuando algunos de sus libros se empezaron a traducir al español y en lugar de poner “alma compañera” se tradujo como “alma gemela”, con lo cual la confusión comenzó a extenderse aún más. Un alma compañera no es más que un alma que ha compartido contigo varias vidas (más o menos numerosas). Se dice que existen también los grupos de almas, que a su vez pertenecen a grupos de almas más grandes, y todas ellas tienden a reencarnar juntas, intercambiando papeles en las sucesivas vidas, de modo que tal vez en una vida uno es el padre y otro es el hijo, a la siguiente vida puede ser un amigo cercano, en la siguiente pueden ser hermanos, así sucesivamente. De igual modo, en una vida puede que la relación sea buena, por ejemplo dentro de un matrimonio feliz, pero en otra vida quizá decidan hacer de “malos” uno con el otro para trabajar determinadas cualidades de cada uno. Estas almas están en niveles parecidos de experiencia, y cuando una de esas almas alcanza un nivel lo suficientemente alto, puede abandonar el grupo y entrar en otro. Por supuesto, estas sucesivas relaciones van creando vínculos emocionales muy estrechos, y, aunque sea de manera inconsciente, muchas veces las reconocemos.


Dejando aparte que esto que acabo de describir es altamente teórico y no debemos dar nada por sentado, mi experiencia propia es que las almas compañeras sí existen. Casi diría que es uno de los pilares básicos de la reencarnación. Con algunas de estas almas compañeras la relación es tan especial que podría llegar a decirse que son “almas gemelas”, porque entre ellas se da una gran afinidad, porque parece que te entiendes con una mirada con esa persona, porque desde el primer momento que la ves sientes que la conoces de toda la vida, porque eres capaz de contarle cosas que no cuentas a nadie más… y a veces incluso es posible que esa amistad llegue a convertirse en una relación amorosa duradera y muy feliz. Pero esto no tiene por qué ser así. A veces estas almas compañeras están ahí para todo lo contrario, quizá para sacar lo peor de ti y forzarte a enfrentarte a una situación que sabes que es problemática para ti. Puede ser tu madre que no deja de fastidiarte día sí día no. Puede ser tu jefe a quien odias pero quien te hace reflexionar sobre tus capacidades. Incluso puede ser un vagabundo que te encuentras por la calle y quien con una palabra amable te hace sonreír en un día de perros. Todos ellos pueden ser almas compañeras, almas que pertenecen a tu mismo grupo de almas. Teniendo en cuenta que la reencarnación en un fenómeno natural y que todos hemos vivido cientos de vidas, no es ninguna locura pensar que es posible que hayamos conocido antes a cualquier persona con la que nos cruzamos por la calle.

Este reconocimiento se produce con frecuencia, aunque ni siquiera creamos en la reencarnación. Cómo se produce ese reconocimiento, para mí todavía es un misterio… pero seguro que muchos lectores han experimentado esa sensación que mencionaba antes, la de conocer a alguien y sentir una familiaridad inmediata, o bien sentir un rechazo inexplicable. Solemos decir que “Esa persona no me da buena vibración”. Y lo normal es que nunca lleguemos a averiguar por qué…

Yo sí he podido averiguarlo… en varias ocasiones, a través de mis propios recuerdos. No tengo la certeza absoluta. Las certezas absolutas prácticamente no existen en la reencarnación… y esto es muy difícil de verificar. No he tenido aún la suerte de encontrar a alguien que me haya conocido en una vida pasada… aunque sí conozco a gente que les ha pasado. Tampoco soy como Catherine, la paciente de Brian Weiss, que en su primera sesión de terapia regresiva reconocía a todos sus familiares en sus vidas pasadas y sin duda alguna. Pero tal vez solo sea porque nunca he hecho terapia regresiva… Sí sé que en muchas de estas regresiones podemos llegar a reconocer a personas que están en nuestras vidas actuales. Y cuando eso pasa, entiendes muchos de esos sentimientos inexplicables que te invadían cuando conociste a esa persona. Algunos pueden decir que se trata de simple imaginación. A este tipo de personas siempre les digo lo mismo: probad vosotros mismos. Y luego me decís si seguís teniendo la misma opinión. Aquí la pregunta realmente importante es: ¿qué hacer cuando esto sucede? Pero me temo que eso es tema para otra entrada…  


"La gente piensa que un alma compañera es tu pareja ideal, y eso es lo que todo el mundo quiere. Pero una verdadera alma compañera es un espejo, la persona que te muestra todo lo que te está reteniendo, la persona que te hace ver qué es lo que necesitas cambiar en tu vida. Una verdadera alma compañera es probablemente la persona más importante que llegarás a conocer, porque echará abajo tus murallas y te hará despertar. El propósito de un alma compañera es sacudirte, romper un poco tu ego, mostrarte tus obstáculos y tus adicciones, romperte el corazón y abrírtelo para que una nueva luz pueda llegar, hacerte perder tanto el control que tengas que transformar tu vida..."

Más información:

miércoles, 9 de octubre de 2013

Locas divagaciones.

A veces me pregunto cómo sería el mundo si todos supieran que la reencarnación es un hecho y todos recordaran sus vidas pasadas. Es una cuestión que surge con frecuencia en los círculos en los que me muevo (por supuesto, de habla inglesa, porque aquí en España todavía andamos en pañales... bueno, no, ni siquiera hemos salido del vientre materno). Dejando aparte las consideraciones espirituales (como por ejemplo la creencia extendida de que si no recordamos es porque no debe ser así, porque cada vida debe ser vivida en todo su esplendor y sin el lastre de nuestro pasado, para que podamos volver a empezar de cero), a mí me vendría de perlas. A mí y a todos los que nos esforzamos por recordar nuestras vidas pasadas y verificarlas mediante documentos históricos, o incluso localizando a personas que también recuerdan y que pudieron conocerte en el pasado...

Sí, sé que esto puede sonar a ciencia-ficción. Pero ocurre, y con mucha más frecuencia de lo que nos podríamos pensar. El problema es que ahora mismo esos recuerdos suelen ser bastante confusos, o no muy abundantes, y tenemos que tirar mucho de nuestra intuición, con lo cual siempre nos queda un gran margen de duda. Lo ideal sería que todos nosotros viniéramos no con un pan bajo el brazo, sino con un disco duro de cuarenta o cincuenta teras en el que tendríamos almacenados todas nuestras vidas pasadas, así podríamos consultarlas siempre que quisiéramos para confirmar que lo que estamos recordando sucedió así de verdad... o que esa persona con la que te llevas de maravilla y que aparece de vez en cuando en tus regresiones, fue de verdad tu hermano. No hace falta tener línea directa con ese disco duro, pero estaría bien que de vez en cuando te dejaran echar un vistazo...

Algunos dicen que esa información está en los registros akáshicos. Pero yo aún no tengo muy claro qué es eso... y además acceder a ellos me ha resultado de momento bastante complicado e igual de dudoso que la información que se obtiene meditando. Y que alguien me diga que puede leer mis registros akáshicos y que me comunique que mi nombre era Pepita Pérez y morí de tuberculosis en Villarrubia me dejaría igual de fría que si un vidente me dice que soy un alma híbrida y que procedo de la constelación de Alfa-Centauri. O sea, que no me fío.

Solo me fío de mis propios recuerdos (y con reservas) y de mis propias verificaciones. Y en realidad todo esto viene porque en el transcurso de una de esas verificaciones me ha ocurrido algo que raya en lo paranormal, y que me lleva de nuevo a la pregunta inicial. Si esa persona fuera consciente de que la reencarnación es un hecho y supiera que a veces nuestros recuerdos se infiltran a través de nuestro subconsciente y llegan a ser reflejados en nuestros escritos, nuestras obras de arte, nuestra personalidad, nuestros gustos y aficiones, etc... tal vez, solo tal vez, dos personas que vivieron los mismos hechos en un pasado lejano, se habrían reencontrado y habrían retomado (o no) una relación que pudo tener lugar entonces y que quizá se vio interrumpida por las circunstancias de la vida (y la muerte). En realidad estos reencuentros no siempre acaban bien. Pero eso no significa nada. La vida es así, las personas vienen y van, tienes amigos de infancia a los que recuerdas con cariño pero que quizá no reconocerías si los vieses por la calle... Lo mismo ocurre cuando el lapso de tiempo es de siglos en lugar de décadas.

Aún así, sería francamente maravilloso que estos reencuentros sucedieran con plena consciencia. Porque estoy segura de que ocurrir, ocurren continuamente. La reencarnación dentro de la misma familia es bastante frecuente, pero no nos damos cuenta. Si reconociésemos inmediatamente a nuestro abuelo en nuestro hijo, ya no sufriríamos tanto con la partida de nuestros seres queridos, y sabríamos sin lugar a dudas que la muerte no es equivalente a la separación total.

Claro que... si en lugar de alguien querido fuera un enemigo, las cosas podrían ser distintas. Reencontrarte con la persona que te hizo daño en el pasado pondría a prueba a ambas partes... Esto también ha pasado y no parece que la sangre haya llegado al río, pero quién sabe qué pasaría si en lugar de sospechas e intuiciones tuviéramos la absoluta certeza de que es la misma persona... ¿o no sería la misma persona? Yo nunca he guardado rencor a nadie, pero quién sabe cómo reaccionaría...

Algunos dicen que la humanidad aún no está preparada para que todos podamos recordar vidas pasadas. Es posible que eso sea cierto. Pero ojalá lo estuviera... porque estoy segura de que entonces viviríamos en un mundo mejor.

jueves, 3 de octubre de 2013

El panorama en España.

Después de ver en el último programa de Cuarto Milenio (temporada 9, programa 4) un debate sobre la hipnosis, me he quedado profundamente decepcionada. El tema era la hipnosis, no la reencarnación, pero aún así no he podido evitar que me invada una gran tristeza porque solo ha puesto de manifiesto el gran desconocimiento que existe todavía en este país acerca de la hipnoterapia. Parece ser que de momento solo podemos hablar de ECM’s en público, eso sí, siempre que lo hagas con extrema prudencia y sin meterte en ciertos berenjenales que a ciertos sectores de nuestra sociedad aún les parece tema tabú… incluso a Íker Jiménez. Ni siquiera Enrique de Vicente se atrevió a mencionar la posibilidad de vidas pasadas, sino que se quedó solo a las puertas del fenómeno, mencionando casi de pasada los supuestos recuerdos que algunas personas tienen del vientre materno, o incluso un poco antes, cuando no hay sistema nervioso desarrollado en el que se puedan almacenar los recuerdos… Y el especialista en hipnosis que más práctica parecía tener puso en duda la validez de estos recuerdos, diciendo simplemente que “Eso no es posible” (bien, comenzamos con la típica actitud científica llamada negacionismo), y cerrando el debate afirmando que no existen estudios científicos que demuestren la validez de la terapia regresiva.

Me pregunto qué bibliografía habrá consultado, porque así, de un plumazo, echó por tierra el valioso trabajo de psicólogos y psiquiatras como Helen Wambach, Brian Weiss, Michael Newton o Roger Woolger (o por ejemplo Horacio Ruiz en España) que llevan décadas trabajando con hipnosis regresiva... o que trabajaron hasta el día que se retiraron o fallecieron. A veces tengo la sensación de que yo soy la máxima autoridad en España en cuanto a conocimiento real de este tema… lo cual es realmente triste, porque yo al fin y al cabo soy una persona normal y corriente de la calle, que lo único que ha hecho ha sido leer, escuchar a personas que llevan “recordando” mucho, mucho tiempo, y experimentar por mí misma.

Varias veces Íker Jiménez hizo mención a que había “ciertos grupos” en los que se utilizaba la regresión como forma de acceder a vidas pasadas y como terapia… me pregunto a qué grupos hacía referencia, porque casi sonó como una secta. Claro que si observamos un poco y nos damos cuenta de que la terapia regresiva se está infiltrando peligrosamente en círculos autodenominados “espirituales” y no se deja hablar de “sanación del alma”, “seres de luz”, “guías espirituales”, “deuda kármica”, y lo metemos todo en el mismo saco, pues no es de extrañar que mucha gente desconfíe de la terapia regresiva, y que siga confundida pensando que la hipnosis solo se usa en espectáculos, o que la gente que se somete a hipnosis “recuerda” vidas pasadas porque le han lavado el cerebro, o que simplemente hay gente que le encanta hacerse la ilusión de que una vez fue sacerdotisa del Alto Egipto.

Según escribo esto mi nivel de cólera va en aumento… porque no hay nada más lejos de la realidad. Me encantaría poder contar a todos ellos mi experiencia personal y la de muchas otras personas. De cómo, a través de la autohipnosis (que es mucho más ligera de lo que la hipnosis clínica puede llegar a hacer, por ejemplo) y luego la meditación, he podido conocer muchas de mis vidas pasadas, pero no solo eso, de cómo he podido VERIFICAR dos de ellas sin ninguna duda. Esta palabra, “verificación”, parece que no está aún incluida en el diccionario de la Lengua Española, al menos no en lo que se refiere a reencarnación… y no vamos a ningún sitio mientras los propios hipnoterapeutas digan que la verificación no es importante, lo que importa es que esos supuestos recuerdos producen una mejoría en el paciente. Es verdad, eso es así. Pero los reencarnacionistas debemos ir mucho más allá. Verificar estas dos vidas me ha supuesto dos años de intenso trabajo mental y espiritual, y de profunda y seria investigación en registros históricos, incluyendo búsquedas en censos y contacto con autoridades religiosas en abadías de otros países. Por esto precisamente sé que MIS RECUERDOS no son ninguna ilusión, ni son una casualidad, y sé que nadie me los ha implantado en el cerebro porque todo vino de mi interior en un estado alterado de consciencia. Si lo hubiera sabido, ni siquiera habría elegido recordar algunas vivencias que he recordado. Y por eso sé que la reencarnación es un hecho.

Ahora que venga cualquiera y que me diga que no hay estudios científicos que demuestren que la terapia regresiva funciona. Lo que yo les diría es que se informen primero adecuadamente. En otros países la posibilidad de la reencarnación ya se estudia en las universidades. Aquí ni siquiera se puede mencionar en un programa de televisión para “tipos raros a los que le gusta lo paranormal”. En España vamos muy por detrás del resto del mundo. Y eso me frustra y me entristece más de lo que puedo expresar.

Me voy a retirar a mis aposentos a llorar un rato…


Si queréis perder vuestro valioso tiempo, aquí tenéis el programa de Cuarto Milenio:

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La validez de la hipnosis para verificar vidas pasadas.

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La autora de este blog no pertenece a ninguna religión ni a ninguna secta, ni tampoco es ferviente seguidora de ninguna doctrina espiritual, espírita o new age. Tampoco es una fanática lectora de ningún escritor más o menos popular que hable en sus libros sobre terapia o hipnosis regresiva.

La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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