domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Qué es un trigger?

Estoy comprobando últimamente que la gran mayoría de la gente aún piensa que para recordar vidas pasadas lo único que podemos hacer es acudir a que nos hagan una regresión, cuando eso es totalmente falso. Y no, esta vez no estoy hablando de autohipnosis, ni siquiera eso... porque lo cierto es que los recuerdos de vidas pasadas están en nuestro subconsciente, y aunque nosotros no nos demos cuenta, forman parte de nosotros y se manifiestan de muchas maneras. Lo único que ocurre es que simplemente, la idea de la reencarnación está tan alejada de nuestras mentes, y perdonad que lo diga, estamos tan, tan cegados a la realidad, que aunque lo tengamos delante de nuestras narices, seguimos sin verlo... Y por supuesto, yo estuve igual de cegada durante muchos, muchos años, como la gran mayoría, porque nuestra vida nos absorbe, tenemos que centrarnos en el presente, buscar algo para ganarnos el pan, estudios y más estudios, luego trabajo y más trabajo... luego familia que se junta a todo lo anterior. ¿Cuándo tenemos tiempo de detenernos y preguntarnos por un instante cuál es el sentido de todo esto? ¿Cuándo tenemos tiempo de pensar en lo que realmente importa, nuestra parte espiritual? Muchas veces ese momento no llega nunca... y esto no sería muy de lamentar, si no fuera porque muchas veces la muerte nos sorprende, no estamos preparados para ella, ni tampoco para aceptar que a pesar de todo lo que creímos que hicimos... en el fondo, no hicimos nada de importancia.

Filosofía aparte (parece que hoy estoy especialmente inspirada), lo único que quiero decir es que muchas veces la única razón por la que no recordamos vidas pasadas es solo que nunca nos lo hemos planteado de verdad, nunca nos pusimos a intentarlo seriamente, siempre pensamos que eso era para otros o que eso de la terapia regresiva no era más que un cuento... y como no investigamos adecuadamente, ni siquiera sabemos que las vidas pasadas no son tan pasadas... Forman parte del presente aunque no lo veamos. Solo ayer una amiga comentaba que lo que ella nota es que cuando estamos activos, ya sea estudiando o trabajando, utilizando nuestro intelecto, estamos pensando en un tiempo futuro. Mientras que cuando por fin encuentras un momento de tranquilidad y tratas de concentrarte en tus sentimientos, es cuando puedes conectar con tu pasado, y es fácil entrar en past life mood. Yo también lo veo así. Y creo que la forma en la que actúan los triggers tiene mucho que ver con esto.

Muchos de nosotros, desde siempre, tenemos flashes espontáneos o nos llegan emociones inexplicables, pero como no identificamos esos flashes como lo que son ni comprendemos esas emociones, lo olvidamos, o pensamos que es nuestra imaginación, y no le damos mayor importancia. Sin embargo, solo hace falta estar un poco atento a la aparición de estos flashes, y después, si acaso, meditar sobre ello para obtener más datos. Cuando meditas con regularidad, y cuando llevas un tiempo recordando vidas pasadas, te das cuenta de que esos flashes son más frecuentes de lo que creías... lo que ocurre es que los ignorábamos. Todos, insisto, todos, hemos experimentado alguna vez esa sensación, y es por ello que muchas veces digo que todos podemos recordar vidas pasadas.


Pues bien, estos flashes vienen muchas veces desencadenados por un trigger. Creo que en el blog nunca he hablado de triggers, así que explicaré lo que es y pondré un ejemplo práctico que me ocurrió hace tan solo un par de días. Un trigger no es más que un elemento de la vida cotidiana que te provoca o desencadena ese posible recuerdo de vida pasada que puede venir no solo en forma de flash espontáneo (visual), sino también en forma de emoción intensa. Puede ser una película que estés viendo, un libro que estés leyendo, una situación en la vida real en la que reacciones de manera inesperada, una palabra en otro idioma que te resulte extrañamente similar, un objeto que te encuentres en un escaparate... Las emociones de la vida actual, cuando son similares a las emociones que sentiste en una vida pasada, también pueden ser desencadenantes. Porque, en realidad, lo que he observado es que en todos estos casos son las propias emociones las que actúan como poderosos triggers. Igual que si un día por casa encuentras un antiguo trenecito de juguete y de pronto te acuerdas de cuando jugabas con él con tu hermano, exactamente lo mismo ocurre cuando es un objeto que conociste en una vida pasada. Es así de simple. La memoria actúa así, y una vez que has aceptado internamente la posibilidad de la reencarnación, empiezas a darte cuenta de que hay montones de cosas a tu alrededor que te pueden dar pistas sobre qué fuiste, y con mucha frecuencia, te traen verdaderos recuerdos de vidas pasadas. Y ni siquiera necesitas estar en un estado alterado de consciencia. Esto, que para mí es ahora tan sencillo y tan básico, es lo que muchas personas aún no llegan a comprender.

Por ello, los que queremos recordar vidas pasadas a toda costa, porque queremos conocernos a nosotros mismos, porque queremos saber cómo funcionan las cosas, porque sabemos que cargamos con emociones que aún necesitan ser liberadas, o por cualquier otra razón... a veces nos exponemos intencionadamente a estos triggers para tratar de obtener esos recuerdos. Puede ser tan fácil como ir a visitar un museo de aquello que te interese o que sospeches que puede tener relación con una de tus vidas pasadas. Muchas personas tienen reacciones extremas en estos lugares. Y muchos jamás sabrán por qué...

Y... no es la primera vez que me ocurre, pero sí que fue bastante fuerte cuando el otro día experimenté en propia piel el efecto de uno de estos triggers. Llevaba un tiempo totalmente desconectada de la reencarnación, excepto por las cortas visitas a mi foro y la preparación de mi libro, semanas sin meditar, sin pensar en mis vidas pasadas... Las obras para pintar la casa comenzaron, y tuve que estar allí presente. Las paredes estaban en mal estado y hubo que rascar mucho: pronto estuvimos atrapados, casi sin poder movernos de una habitación, con los muebles antiguos puestos de cualquier manera, todo lleno de polvo y escombros, sin saber dónde comeríamos o dormiríamos esa noche... Pasaron varios días muy largos con mucha tensión acumulada y muy pocas horas de sueño, me sentía exhausta físicamente, y fue el quinto día cuando me encontré a las 7:30 de la mañana sentada en mi vehículo, esperando a mi pareja, contemplando cómo se reflejaban los intermitentes en un letrero de la carretera, y de pronto me vino a la mente la imagen de una ciudad destruida, como si hubiera sido bombardeada, y sin venir a cuento me invadió una terrible sensación de profundo vacío, una inmensa desolación, el negro pensamiento de que el mundo se había acabado y que no era posible escapar a toda esa destrucción. Cualquier otra persona diría: "Bueno, es normal, vemos imágenes de bombardeos en la tele todos los días". Y lo olvidaría. Los que recordamos vidas pasadas sabemos que detrás de esos flashes hay mucho más: yo sé que era muy posiblemente un recuerdo de mi vida de la Segunda Guerra Mundial. Aún no sé seguro si llegué a presenciar un bombardeo, pero todo apunta hacia ello. Sí sé sin lugar a dudas que las emociones que me llegaron no se correspondían a nada que yo haya vivido en esta vida, sino a emociones que vienen de una joven enfermera que se suicidó en Francia, después de que su novio alemán muriera en una contienda. En mi primera regresión a esta vida oía aviones y bombas caer, mientras yo trabajaba en un hospital de campaña. A través de los años voy reuniendo las piezas del puzle y cada vez estoy más cerca de la verificación definitiva. Pero lo que importa aquí es que la situación en la que me encontré en casa esos días, rodeada de trastos y escombros, sin poder moverme de una habitación de aspecto antiguo, sintiéndome agotada físicamente, con algo de ansiedad... todo ello debía ser muy similar a como me sentía en aquel entonces, en un país extraño, temiendo constantemente un ataque enemigo, ya fuera por aire o en las calles de Francia por miembros de la resistencia, solo deseando que no le pasara nada a mi novio de entonces, y esto es lo que me trajo esos recuerdos.

Así es como funcionan los triggers. Así se recuerdan vidas pasadas. Y no es que me pase a mí porque tenga algo especial. No. Todos vosotros podéis recordar y llegar a la certeza de que la reencarnación es un hecho.
  

sábado, 6 de septiembre de 2014

Verificaciones.

A continuación os dejo un artículo antiguo que escribí para Foro Reencarnación y que traigo aquí a pesar de que lo considero tremendamente básico, a modo de ejemplo… y porque estoy FRUSTRADA. ¿Por qué la gente no da un paso más y EXPERIMENTA por sí misma? ¿Por qué en todos los lugares no hago más que encontrarme a gente predicando sobre enseñanzas budistas que se han aprendido de memoria, o sobre el “maravilloso” libro de Kardec, en el que se basa el espiritismo, o recomendando que todos veamos la película Nuestro hogar de Chico Xavier? ¿Cuándo vamos a abrir los ojos, aceptar nuestra responsabilidad, creer en nosotros mismos, prescindir de teorías obsoletas y buscar nuestras propias respuestas?

TODOS PODEMOS RECORDAR VIDAS PASADAS

No necesitamos tener poderes psíquicos ni es imprescindible acudir a un hipnoterapeuta. Solo tenemos que querer. No es la fe lo que nos transforma, sino la experiencia. 

Esto hace preguntarme… ¿será que la gente no sabe que los recuerdos nos llegan por muchos medios, aparte de las famosas regresiones? ¿Será que no sabe que nosotros mismos podemos investigar y averiguar si nuestros supuestos recuerdos son solo imaginaciones nuestras o “algo más”? ¿Será que no están interesados lo más mínimo en conocer sus vidas pasadas porque “el pasado, pasado está”, o porque tienen miedo de algo? ¿Por qué tengo la sensación de estar hablando con una pared? Lo puedo decir más alto, pero no más claro… Y no, no tengo el más mínimo interés personal en que la gente recuerde o no, sé que a cada uno le llegará su momento cuando tenga que llegarle, pero no sé, al menos... ¿algo de curiosidad? ¿Alguna pregunta? ¿Alguna aclaración? ¿Alguien diciéndome que lo que escribo en el blog es todo mentira? Creo que ya lo dije en una entrada reciente, pero una duda me corroe: ¿por qué si pongo una foto graciosa de un gato (sí, relacionada con la reencarnación, aunque ahora mismo no sé cómo es eso posible) en la página de Facebook obtengo 80 (o los que sean) “Me gusta”, y si pongo un enlace a una entrada en el blog obtengo solo 10, y además sé que solo dos se la leen? ¿Tan mal está el mundo de la reencarnación en España?

Bueno, pues desesperación aparte, aquí está el artículo, para aquellos que se tomen en serio esto de las vidas pasadas y quieran dejar atrás sus dudas sobre si los reencarnacionistas nos lo imaginamos todo. Para estas personas, solo hay un camino: la verificación histórica de tus recuerdos


(Quizá retome este tema en el futuro, si no decido tirar la toalla antes).


Cuando comencé a internarme en el mundo de la reencarnación, no entendía muy bien qué significaba validar o verificar un recuerdo. Jamás se me había pasado por la cabeza que eso era necesario. Pero si queremos mantener una actitud racional y queremos que nos tomen en serio, este paso es de gran importancia, puesto que de momento es la única forma que tenemos de probar que en el tema de la reencarnación hay algo de verdad.

Por mucho tiempo que lleves teniendo sueños extraños o haciendo regresiones, siempre te queda la duda de si no es tu propia imaginación la que crea todas esas imágenes y sensaciones. Los escépticos pueden decirte que en realidad son solo cosas que has visto en una película cuando eras niño y olvidaste, o algo que leíste en un libro (a esto se le llama criptomnesia), incluso dirán que conoces una lengua extranjera (xenoglosia) porque tenías una niñera o una vecina que la hablaba cuando estabas creciendo. Si bien hay casos que pueden explicarse por alguna de estas razones, no siempre es así. En tus regresiones pueden aparecer civilizaciones antiguas de las que jamás has oído hablar, y sin embargo sabes ciertas cosas que solo un historiador especialista en esa civilización puede saber. O tal vez, conoces ciertos hábitos oscuros de un personaje histórico famoso de los que apenas se habla en los libros normales, y solo cuando acudes a fuentes altamente especializadas, descubres que estabas en lo cierto. O puede que jamás hayas estado físicamente en un barco ni jamás te hayas interesado en cómo se navega, pero conoces la jerga y la utilidad de muchos de los instrumentos que utilizan los marinos. En estos casos es muy difícil explicar por qué ese conocimiento residía en tu subconsciente. Para nosotros, esto prueba que realmente viviste en esa época y que el recuerdo es real, no producto de tu imaginación.


Lo ideal es que todos fuéramos capaces de obtener gran cantidad de datos de esas regresiones: tu nombre y apellidos, tu fecha de nacimiento y defunción, acontecimientos históricos en los que estuviste involucrado… Si la época es relativamente reciente, y dada la ingente cantidad de información que hay hoy en día en internet, muchas personas pueden localizar registros, genealogías, incluso fotografías, de la persona que fueron en el pasado. Si no está en internet, muchos pueden incluso desplazarse a la localidad en la que creen que nacieron y buscar en legajos carcomidos y olvidados en una parroquia, hasta dar con esa prueba tan ansiada. Esa sería para mí una prueba casi definitiva.

Sin embargo, muchas veces esto no es posible, porque es una época muy antigua, o porque no consigues suficientes datos. En este caso no te obsesiones demasiado. Después de todo, este es un camino de crecimiento y conocimiento personal y no necesitas probar nada a nadie, excepto a ti mismo. Si tus recuerdos van acompañados de fuertes emociones, eso es suficiente para saber que son recuerdos reales. Y lo que importa es saber cómo te sentiste, por qué te está afectando, y aprender de ello.

Para verificar tus recuerdos es importante que no te precipites. Has de ser paciente, extraer todo lo que puedas de tu memoria, y solo entonces empezar a investigar, porque si no, nunca podrás estar seguro si lo que recuerdas es verdadero o es una contaminación por lo que has leído. Es un trabajo que puede llevarte años.

La verificación es especialmente importante si crees que en tu vida pasada fuiste un personaje histórico bien conocido por todos, o un personaje famoso como un actor o un cantante. ¿Por qué? Es evidente: puedes encontrar información sobre ellos de manera muy fácil, y cualquiera puede intentar engañarte y decirte que es la reencarnación de Elvis Presley simplemente porque le gusta tocar la guitarra y llevar flequillo. Me resulta difícil comprender por qué alguien querría hacer algo así, pero haberlos, los hay, y muchos además. Por tanto, si de verdad quieres convencernos de que fuiste Elvis Presley, deberás conocer muchos detalles personales y que muy pocos conozcan, para que te creamos. Por culpa de este tipo de personas, la reencarnación es desprestigiada y nadie se lo toma en serio. Debemos ser responsables y evitar que esto pase en la medida de lo posible.


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lunes, 1 de septiembre de 2014

Sobre karma, prisiones y otras historias.

Es una auténtica aventura adentrarse en el mundillo de la reencarnación online (es online porque internet es casi el único lugar donde puedes hablar en profundidad sobre ello sin que te miren raro, no por otra cosa). Lo digo porque no solo te sirve para conocerte a ti mismo y encontrar a personas con ideas afines con las que aprendes un montón, sino para darte cuenta de la curiosa naturaleza humana y cómo nosotros mismos nos creamos nuestra propia realidad, una realidad que la mayor parte de las veces es falsa, puesto que no se corresponde con la Verdad… la Verdad verdadera, no la que todo el mundo quiere imponer sobre nosotros desde que nacemos hasta que morimos.

Ya he hablado antes del karma en este blog, puesto que es uno de los temas más recurrentes dentro de la reencarnación, y uno de los que más hablan todos aquellos que alguna vez se interesan en ella, tanto los que estamos empezando a recordar vidas pasadas y necesitamos respuestas, como los que ni siquiera saben que es posible recordar vidas pasadas pero les gusta especular solo por el placer de debatir, chatear un rato en algún grupo de Facebook, o simplemente porque el tema surge en alguna ocasión puntual. Lo curioso es que incluso los que nos tomamos la reencarnación realmente en serio corremos el riesgo de aceptar todo lo que nos presentan, porque seguimos anclados en una costumbre ancestral humana, que es la de creer que son los demás los que tienen las respuestas, que siempre hay personas más sabias que nosotros cuyas palabras están fuera de discusión, y que si algo lleva milenios aceptado por un grupo de humanos más o menos grande —por ejemplo, los miembros de una religión— tiene que ser porque es verdad.

El karma es un buen ejemplo. Hace poco alguien sacó el tema en un foro de reencarnación, y tituló el hilo “Karma: una mirada en profundidad”. Copió el fragmento de un libro escrito por un supuesto maestro espiritual de quien fue discípulo, que era más o menos una mezcla de enseñanzas budistas, de Nueva Era y un mínimo de reflexión personal, dando por supuesto que existe una Ley de Reencarnación, que irremediablemente debe ir unida siempre a la Ley del Karma, y afirmando cosas tan interesantes pero completamente ausentes de base como que lo que deseamos en el momento de nuestra muerte determina lo que vamos a experimentar en nuestra próxima vida. Se me ocurrió disentir, basando mis argumentos en experiencias personales después de casi tres años recordando vidas pasadas y leyendo innumerables referencias al karma desde varios puntos de vista. Explicaciones que nunca jamás respondieron a las preguntas que me iban surgiendo según iba deshaciendo la maraña de mis vidas pasadas, y que al final me llevaron a la conclusión de que la Ley del Karma es una falacia, una simple creencia que goza de mucha popularidad y aceptación entre personas que creen en la reencarnación, pero que no son verdaderos reencarnacionistas (o sea, los que no recuerdan vidas pasadas). Por supuesto, todo en esta vida es un proceso. Yo no tenía muy claro lo que era el karma, así que me puse a investigar. Leí lo que decían los budistas —que dentro de lo que cabe, creo que se aproximan un poco a la realidad—, leí lo que decían los seguidores de la Nueva Era, leí las opiniones de otros reencarnacionistas, más o menos “espirituales”, incluso soy conocedora de la existencia de otras “Leyes” que vienen a decir más o menos lo mismo que dice la susodicha “Ley” del Karma, pero con otras palabras, como la Ley de la Atracción que tan popular se está haciendo últimamente, o incluso la Ley de Acción y Reacción de Newton a la que recurren algunos, como si Newton, en lugar de ser un físico mecanicista del siglo XVII, fuera otro gurú con conexión directa al Hacedor del Universo y sus leyes. Según mis propias experiencias se me iban acumulando, me di cuenta de que todas esas teorías no eran más que eso: palabras. El problema es que cuando decides dar tu opinión y plantear tus dudas a los que creen en el karma de manera tan acérrima, estos se revuelven contra ti, te atacan con argumentos que no tienen pies ni cabeza, te cuentan experiencias que tratan de interpretar de modo que coincidan con su ya establecida creencia, te ignoran, te acusan de querer imponer sobre ellos tu criterio cuando son ellos los que afirman que creer en la reencarnación y no creer en el karma es cuando menos ilógico (y eso lo dice alguien que solo cree tener una sola vida pasada, porque “alguien” le dijo que tenía esa vida pasada, dan igual los recuerdos propios y por supuesto de verificaciones ni hablamos), y además son incapaces de darte una sola prueba o ni tan siquiera un indicio que apunte a que el karma funciona tal y como nos han contado. Y mira que yo estaba deseando que me dieran esa prueba, porque si hay que creer en el karma con buenas razones para ello, yo no tengo ningún problema en creer en el karma. Lo único que creer por creer, pues es tontería…


Bien, pues me encontraba yo tan felizmente inmersa en este berenjenal que cada vez me aburría más, cuando alguien en mi foro (Foro Reencarnación) posteó sin saber nada de esto una cita de Jiddu Krishnamurti —del cual no conozco nada excepto el nombre—, que me vino como anillo al dedo para comprender y definir la actitud de estas personas:

"Ahora bien, la sociedad está tratando siempre de controlar, de formar, de moldear el pensar de los jóvenes. Desde el momento en que nacen y comienzan a recibir impresiones, el padre y la madre de ustedes les están diciendo constantemente lo que deben y no deben hacer, lo que deben y no deben creer; les dicen que hay un Dios, o que no hay un Dios sino un Estado y que cierto dictador es el profeta del mismo. Desde la infancia vierten estas cosas dentro de ustedes, lo cual implica que sus mentes —que son muy jóvenes, impresionables, inquisitivas, que tienen curiosidad de conocer, deseo de descubrir— se vean gradualmente encajonadas, condicionadas, moldeadas para que ustedes se ajusten a una sociedad particular y no sean revolucionarios. Puesto que el pensar conforme a un patrón ya ha sido establecido en ustedes, cuando alguna vez se “repelan” lo hacen dentro del patrón. Como los prisioneros que se rebelan para tener mejor comida, mayores comodidades —pero siempre dentro de la prisión. Cuando buscan a Dios, o tratan de averiguar qué gobierno es el apropiado, lo hacen siempre dentro del patrón de la sociedad, que dice: “Esto es verdadero y aquello es falso, esto es bueno y aquello es malo, éste es el líder justo y éstos son los santos”. Por consiguiente, la rebelión de ustedes —como la así llamada “revolución” que llevan a cabo personas ambiciosas o muy hábiles— está siempre limitada por el pasado. Eso no es rebelión, eso no es revolución; es meramente una actividad más intensa, una lucha más valerosa dentro del patrón. La verdadera rebelión, la verdadera revolución, consiste en romper con el patrón e investigar fuera de él.

Vean, todos los reformadores —no importa quiénes sean— se interesan tan sólo en mejorar las condiciones dentro de la prisión. Jamás nos dicen que no nos amoldemos, jamás dicen: “Ábranse paso por los muros de la tradición y la autoridad, quítense de encima el condicionamiento que sujeta a la mente”. Y ésa es la verdadera educación; no solamente exigirles que aprueben sus exámenes para los cuales se han llenado la cabeza, o que formulen por escrito lo que han aprendido de memoria; la educación es para ayudarles a que vean los muros de esta prisión en que se halla recluida la mente. La sociedad influye sobre todos nosotros, moldea constantemente nuestro pensar, y esta presión que la sociedad ejerce desde lo externo, gradualmente se traduce como lo interno mientras no nos abrimos paso por este condicionamiento. Ustedes tienen que saber lo que piensan, y si están pensando como hindúes, o musulmanes, o cristianos; o sea, si piensan en los términos de la religión a que puedan pertenecer, deben estar conscientes de lo que creen o no creen. Todo esto es el patrón de la sociedad y, a menos que se den cuenta del patrón y rompan con él, siguen siendo prisioneros aunque puedan pensar que son libres.

Pero ya ven, casi todos nosotros nos interesamos en rebelarnos dentro de la prisión; queremos comer mejor, queremos un poco más de luz, una ventana más grande para poder ver un poco más de cielo. Nos preocupa si el paria debe o no debe entrar en el templo; queremos terminar con esta casta particular, y en el acto mismo de terminar con una, creamos otra, una casta “superior”; por lo que seguimos siendo prisioneros, y dentro de la prisión no hay libertad. La libertad se encuentra fuera de los muros, fuera del patrón de la sociedad; pero a fin de librarnos de ese patrón, tenemos que comprender todo lo que contiene, lo cual implica comprender nuestra propia mente. Esa es la mente que ha dado origen a la actual civilización, a esta cultura o sociedad atada a la tradición. Y, sin comprender nuestra propia mente, tiene muy poco sentido rebelarse como comunista, socialista, esto o aquello. Por eso es muy importante el conocimiento propio, el darnos cuenta de todas nuestras actividades, de nuestros pensamientos y sentimientos —y esto es educación, ¿verdad? Porque cuando somos plenamente conscientes de nosotros mismos, nuestra mente se vuelve muy sensible, muy alerta.


Intenten esto —no algún día en el lejano futuro, sino mañana o esta tarde. Si en la habitación hay demasiadas personas, o si la casa en que viven está atestada, entonces salgan afuera solos, siéntense bajo un árbol o a la orilla del río, y observen con tranquilidad cómo trabaja la propia mente. No la corrijan, no digan: “Esto está bien, aquello está mal”; sólo obsérvenla, como lo harían con una película. Cuando van al cine no toman parte en la película; los que la interpretan son los actores y las actrices, pero ustedes sólo la están observando. Del mismo modo, observen cómo está trabajando la propia mente. Es en verdad muy interesante, mucho más interesante que cualquier película, porque nuestra mente es el residuo de todo el mundo y contiene todo lo que han experimentado los seres humanos. ¿Comprenden? Nuestra mente es la humanidad, y cuando perciban esto, tendrán una compasión inmensa. Cuando esto se comprende, a causa de esta comprensión adviene un gran amor; y entonces, con ese amor, sabrán qué es la belleza." 


Jiddu Krishnamurti: el propósito de la educación.

No sé si es por mi espíritu revolucionario, mis ansias de conocimiento, mi deseo de conocer la Verdad verdadera —que sé que es inalcanzable— o porque razono más que la media de la población y mi educación científica me hace analizar todo con mucho cuidado, pero yo jamás acepto lo que me cuentan a la primera. Escucho con atención, muestro interés, estudio con profundidad… si me parece que puede haber algo de cierto, bien. Lo compararé con mis propias experiencias y sacaré mis propias conclusiones. Si me parece que hay puntos débiles o que lo que me cuentan es demasiado fantástico, o no coincide con mis experiencias, lo pondré en cuarentena hasta que pueda decidir si puedo creérmelo o no. Lo que no voy a hacer nunca es dejar de dudar, ni siquiera de mis propias teorías y pensamientos, pues sé que yo también puedo estar equivocada, a pesar de que en ocasiones me guste ser clara y contundente con mis opiniones para provocar reacciones en la gente y así conocerlos mejor… o bien porque espero de corazón y con todas mis buenas intenciones que sus argumentos sean realmente buenos, me hagan pensar y me lleven a cambiar mis propias ideas. Si esto ocurre, suele ser siempre para mejor, porque el resultado suele ser que estoy más cerca de la Verdad, sea cual sea esa Verdad. Es así como he llegado hasta aquí, a base de escuchar, reflexionar, aprender, dudar, y romper todos los esquemas que me había hecho hasta ese momento.

Esta no suele ser una actitud muy frecuente en el mundo de la reencarnación. Todos nosotros buscamos respuestas, pero muchas personas siguen esperando encontrar una nueva religión en la reencarnación: tal o cual gurú o iluminado que les ofrezcan en bandeja lo que deben creer y lo que no deben creer, un “sistema de creencias” que te resuelva todas tus dudas al momento, para que así ya no tengas que seguir preguntándote durante el resto de tu vida, que ahora tendrá un perfecto sentido y podrás dormir tranquilamente todas las noches. El caso es no pensar por ellos mismos. Hasta cierto punto es comprensible, porque ciertas enseñanzas son tan deslumbrantes, tan bonitas, y parecen estar tan llenas de significado, que si nos descuidamos, podemos acabar aceptándolas sin más… sobre todo cuando apenas tienes recuerdos propios y te interesas en la reencarnación porque para ti es, por ejemplo, una gran alternativa a lo que cree la mayoría de la gente en nuestro mundo occidental: que la muerte es el fin, o bien que tras la muerte todos vamos al Cielo y nos ponemos a tocar el arpa con los angelitos. Nosotros mismos nos creamos aquello en lo que queremos creer, por las razones que sean. Salimos de nuestra educación religiosa que tanto nos manipula y nos limita, y pasamos a creer en otras cosas que nos limitan igualmente pero que nos hacen sentir más felices o más cómodos. Es exactamente lo que dice Krishnamurti, el error que seguimos cometiendo los humanos en nuestra búsqueda espiritual, sin darnos cuenta de que las respuestas están dentro de nosotros. Es mi opinión que mientras no nos liberemos de esa forma de conducirnos por la vida, no va a haber una verdadera “revolución espiritual”, no nos vamos a liberar de todo lo malo que nos han traído y nos siguen trayendo las religiones, seguiremos siendo prisioneros de doctrinas que tienen miles de años de antigüedad y que ya no son aplicables en nuestra sociedad ni en el ser humano actual, sin hacernos conscientes de que para que una Nueva Era comience, tenemos que convertirnos en Nuevos Seres Humanos, no en versiones más o menos descafeinadas de lo que ya hemos sido.

Yo no sé cuál es la auténtica Verdad, pero sí sé que es Una y es incomprensible para la mayoría de los seres humanos actuales. Me acusan de querer imponer mis propias creencias —que en este caso serían más bien “no-creencias”, no deja de ser extraño— y no puedo más que sonreír porque la realidad es que sigo llena de dudas, y uno de mis lemas sigue siendo lo que había escrito en el póster de Mulder de la serie Expediente X: “I want to believe”. Quiero creer, pero no voy a creer en cualquier cosa. Es más, he resuelto algunas de mis dudas (o eso creo), pero en general puedo decir: “Quiero creer, pero aún no sé en qué creer”. No es una actitud escéptica, sino racional. Para mí la diferencia es evidente. Otros piensan que los que nos negamos a aceptar el karma nos gusta negar por negar, o es porque aún no nos hemos dado cuenta de tamaña “realidad”. Ironías de la vida…

Más información:

¿Qué es el karma?

   

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La validez de la hipnosis para verificar vidas pasadas.

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La autora de este blog no pertenece a ninguna religión ni a ninguna secta, ni tampoco es ferviente seguidora de ninguna doctrina espiritual, espírita o new age. Tampoco es una fanática lectora de ningún escritor más o menos popular que hable en sus libros sobre terapia o hipnosis regresiva.

La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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