lunes, 28 de julio de 2014

Saudade.

Si no me equivoco, aún no he hablado en profundidad en el blog sobre past life mood, y la razón principal es que ya lo hago en Foro Reencarnación y no me gusta repetirme en exceso. Sí hablé de la sensación que muchos tenemos de echar de menos algo o a alguien, sin ser muchas veces conscientes de que esos sentimientos vienen ni más ni menos de nuestras vidas pasadas. Darte cuenta de ello supone toda una liberación. Pero lo que muchos reencarnacionistas hemos dado en llamar “past life mood” es algo más que simplemente echar de menos a algo o a alguien. Sí, hay una gran parte de nostalgia, de una fuerte nostalgia difícil de explicar con palabras, porque no es solo “echar de menos” algo, sino sentir como que tienes un agujero de dos kilómetros de diámetro en las entrañas, un sentimiento de vacío que nada ni nadie puede volver a llenar. Esto es una realidad, no nos sentimos así porque queremos, y aunque a veces nos cueste años saber el porqué de ese agujero, o, en el peor de los casos, nunca lleguemos a saber el origen, el agujero está ahí por algo. “Past life mood” viene a ser algo así como un estado mental o emocional en el que te ves inundado de sentimientos que provienen de vidas pasadas. Puede ser nostalgia, pero también puede ser tristeza, miedo, ansiedad, ira, o incluso puedes llegar a detectar pensamientos que no parecen corresponder a nada de lo que te ha pasado en esta vida, pero que están ahí por alguna razón... no una razón que desconocemos, sino una razón que no recordamos. Con el tiempo aprendes a diferenciar estos estados, incluso puedes utilizar algún que otro método de estar por casa para intentar evitarlos, aunque ya advierto que es bastante complicado.

Pues bien, una compañera de viaje sugirió que este estado de past life mood venía muy bien definido por la palabra portuguesa “saudade”. Según la Wikipedia:
“Saudade (del portugués saudade) es un vocablo de difícil definición incorporado al español empleado en portugués y en gallego, que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña quizás nunca volverá”.
http://es.wikipedia.org/wiki/Saudade
Es curioso comprobar que así era como yo me sentí durante gran parte de mi adolescencia y toda mi juventud, sin ser consciente de qué me pasaba en realidad. Y por ello me pregunto cuántas personas habrá que se sienten igual y no son capaces de llegar al fondo del asunto, como hice yo, solo porque en esta sociedad en la que vivimos aún no se acepta ampliamente la posibilidad de la reencarnación. Y además me estremezco cuando pienso que no se acepta la reencarnación, pero sí se ve algo normal que estas personas estén en las consultas de muchos psiquiatras bajo tratamiento de antidepresivos. Pero así son las cosas...

Como me gustó mucho lo de la palabra “saudade” busqué más definiciones sobre ella y encontré esta gran descripción de un actor brasileño que resume muy bien lo que queremos decir los reencarnacionistas cuando estamos en past life mood, aunque si no lo has sentido nunca, posiblemente será difícil de imaginar.



SAUDADE (por Miguel Falabella).

Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, una trompada, un puntapié, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa, duele morderse la lengua, una caries y piedras en los riñones también duelen.
Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió...
Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos, cuando vemos que el tiempo no nos perdona.
Duelen todas estas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos.
Saudade de la presencia, y hasta de la ausencia consentida.
Vos podías quedarte en la sala, y ella en el cuarto, sin verse, pero sabiéndose ahí.
Vos podías ir para el dentista y ella para la facultad, pero se sabían allí.
Vos podías pasar el día sin verla, ella el día sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba, o se torna menor, al otro le sobra una saudade que nadie sabe cómo detener.
Saudade es básicamente no saber.
No saber más si ella continúa sufriendo en ambientes fríos.
No saber si él continúa sin afeitarse por causa de aquella alergia.
No saber si ella todavía usa aquella mini.
No saber si él fue a la consulta con el dermatólogo como prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente por causa de esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés, si aprendió a entrar en la Internet y encontrar la página del Diario Oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos coches.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura.
Si ella continúa prefiriendo jugo de naranja.
Si él continua sonriendo con aquellos ojitos apretados...
Si ella sigue bailando de aquella forma enloquecedora...
Si él continua cantando tan bien.
Si ella continua detestando Mc Donald's.
Si él continua amando.
Si ella sigue llorando hasta en las comidas.
¡Saudade realmente es no saber!
No saber qué hacer con los días que son más largos, no saber cómo encontrar tareas que detengan el pensamiento, no saber cómo frenar las lágrimas al escuchar esa música, no saber cómo vencer el dolor de un silencio...
Saudade es no querer saber si ella está con otro, y al mismo tiempo querer.
Es no saber si él está feliz, y al mismo tiempo preguntar a todos los amigos por eso...
Es no querer saber si él está más flaco, si ella está más linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y mismo así doler.
Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo y lo que vos, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer...
'En alguna otra vida, debemos haber hecho algo muy grave para sentir tanta saudade...'

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viernes, 25 de julio de 2014

Locas divagaciones (5).

Al hilo de lo que comentaba en mi última entrada, he recordado lo que una gran amiga mía, con más experiencia que yo en estas lides, suele decir: puede que los reencarnacionistas estemos equivocados, puede que los cientos de personas que dicen recordar vidas pasadas (porque no somos pocos) seamos presas de la confusión mental o seamos unos ilusos que se han autoengañado a sí mismos, a pesar de los miles de horas de investigación que llevamos a nuestras espaldas (igual que las horas de vuelo de los pilotos), pero lo que está claro es que tienes que tomar partido. No puedes vivir en la eterna duda. No puedes vivir constantemente preguntándote si la reencarnación existe o no, porque si lo haces te quedas estancado, no vas a ninguna parte... y esa es la actitud que observo a mi alrededor y que me frustra tanto: dudas, dudas, dudas. Leo lo que dice este autor, y ahora leo lo que dice aquel otro... los escépticos dicen una cosa, los que creen dicen otra, ¿quién tendrá razón? Pues seguro que uno de los dos, pero yo no tengo tiempo para comprobarlo por mí mismo. Tengo muchas preocupaciones, la vida no me da para más... Bueno, como me conviene, creeré en la reencarnación que eso me tranquiliza más que no creer. Mientras, el tiempo transcurre y las dudas aún te corroen por dentro. Y lo más importante, no has despertado. Ya han ganado la partida... esos que están interesados en que sigamos dormidos, los que no quieren que pensemos por nosotros mismos, esos que se enriquecen a costa de tenernos subyugados, siempre preocupados por el día a día y no por lo que realmente importante, que es saber quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos. Sí, esto es importante, aunque algunos hayan dejado esas preguntas atrás, muy atrás...

Hoy alguien preguntaba en un foro si la reencarnación es una religión. Por Dios, no. El día que la reencarnación se convierta en una religión, yo abandonaré el planeta, viva o muerta. No quiero más religiones. Las religiones tienen que desaparecer. Las religiones solo han traído daño al mundo. La reencarnación no es ni siquiera una creencia. Es lo natural, es lo que todos hacemos, igual que respirar. Es lo que nos hace a todos iguales, y ahí es donde radica el peligro de la reencarnación, eso es lo que muchos no quieren que veamos, porque si todos somos iguales no tiene sentido seguir tirándonos bombas unos a otros. A veces me sorprendo de la tremenda simpleza que encierra la reencarnación, y de cómo los seres humanos disfrutan complicándose la vida, con dogmas, ritos, imágenes, mandamientos y falsas creencias que nos mantienen sumidos en la oscuridad propia de la Edad Media.


Recuerdo que una vez, hace tiempo, cuando le dije a alguien que acababa de conocer que cerrando los ojos yo había conseguido ver mucho más que con los ojos abiertos, ese alguien me respondió “Bueno, tampoco te pases, no sea que te acabes estrellando”. Lo curioso es que con el tiempo sospeché que ese alguien pretendía manipularme, llegó a decir que había visto alguna de mis vidas pasadas, como si se creyera que yo era igual que uno de esos incautos que se deslumbran fácilmente por las historietas que les cuentan los falsos gurúes que pululan por internet. A día de hoy, lo sigo manteniendo: veo mucho mejor con los ojos cerrados, y por eso será lo único que aconsejaré a los lectores de este blog: buscad dentro de vosotros mismos, yo os puedo dar las técnicas, pero no puedo hacer nada más, el camino es vuestro, lo que encontraréis en él también. 

Pero, volviendo a lo que comentaba al principio, lo que no podéis hacer es quedaros en la encrucijada, a las puertas, siempre dudando, esperando a que alguien os responda vuestras preguntas. Tenéis que ser vosotros los que hagáis el camino, sois vosotros los que tenéis que dar el primer paso, los que os tenéis que arriesgar a estar equivocados, igual que hice yo en su día. Sí, os llamarán locos, y nadie quiere ser llamado loco, nadie quiere que le miren raro por negarse a acudir a ceremonias que ya no significan nada para él, ni quiere ser criticado por negarse a hacer lo que hace la mayoría. Pero eso es lo que marcará la diferencia. Eso no os hará mejores ni peores, pero sí hará que avancéis y empecéis a ver que la reencarnación es mucho más que una creencia, es una absoluta realidad, tan clara como el agua. Y si no lo tenéis tan claro como yo, no pasa nada, actuad como si la reencarnación fuera una realidad, porque así al menos vuestra mente estará abierta a otras posibilidades, más receptiva a lo que pueden ser signos de vidas pasadas... tal vez, si le dais una oportunidad a la reencarnación, empezaréis a aprender más cosas sobre vosotros mismos, comprenderéis o incluso podréis mejorar los síntomas de algunas de vuestras enfermedades o cambiaréis viejas actitudes que ya no os sirven, os empezaréis a sorprender cuando veáis que ninguno de vosotros es distinto a la famosa Catherine de los libros de Brian Weiss, y desde luego, no necesitáis a ningún Brian Weiss para recordar vidas pasadas. Es así de simple. Yo lo hice, y si lo hice yo, cualquiera puede hacerlo.

La elección es vuestra.
  

martes, 22 de julio de 2014

Locas divagaciones (4).

Llevo unos días con cierto desasosiego interno que no sé muy bien a qué se debe. Como no sé a qué se debe, me estoy controlando para no quejarme como siempre hago, hasta que se me pase... pero es que si sigo así voy a acabar por explotar, así que me he dicho: pues divaga, divaga todo lo que puedas, que para eso tienes un foro y unos cuantos blogs donde hacerlo...

Y es que veo que no vamos a ninguna parte. Lo más seguro es que esto sea una sensación subjetiva y un reflejo de mi propia frustración, pero es así como me siento, no lo puedo evitar. Trato de calmarme a mí misma diciéndome: “Paciencia, esto lleva su tiempo, tú sigue pasito a pasito, exponiendo tus ideas, que ya les llegará a aquellos que lo necesiten”. Y sí, normalmente estoy de acuerdo conmigo misma... pero a veces... ¡me desespero! Porque no veo resultados, no veo gente inquieta parándome por la calle, preguntándome “Oye, ¿esto que cuentas en el blog es cierto? ¿Es verdad que todos podemos recordar vidas pasadas? ¡Yo quiero!” En lugar de eso, veo que la humanidad prefiere seguir dormida. Es como esa sensación que tienes por las mañanas cuando estás teniendo un magnífico sueño y entreabres los ojos y le dices a tu pareja cuando levanta la persiana: “Pero, ¿qué haces? Que estaba soñando...” Y te vuelves a dormir. Ese es el “despertar espiritual” que estamos viviendo, no el que nos quieren hacer creer ciertos gurúes espirituales y algún otro escritor de los que puedes encontrar en la zona de autoayuda en las librerías.

Pero para dejarlo aún más claro, especificaré:

NO ME PREOCUPA:

- El número de seguidores de mi blog.
- Que los seguidores de la página de Facebook prefieran las fotos tontas de gatos hablando de reencarnación antes que leer los libros que propongo o los enlaces a este blog. Hace tiempo que sé lo que puedo esperar de Facebook.
- Sentirme sola e incomprendida. Llevo no una, sino varias vidas, luchando en solitario por distintas causas (y a veces siendo ahorcado o fusilado por ello, cosa que NO va a pasar en esta vida... o eso espero).
- Ser testigo de la diferencia abismal que existe entre el mundo anglosajón y el mundo hispanohablante. Aquí parece que no salimos ni del materialismo/escepticismo más recalcitrante, ni de la pseudoespiritualidad que tanto abunda en internet y las creencias en falsos gurúes que nos deslumbran con sus palabras pero que dicen lo mismo que decía Allan Kardec hace más de 150 años.

SÍ ME PREOCUPA:

- Levantarme cada mañana y comprobar que a nadie le interesa recordar vidas pasadas.
- Poner la tele y ver cadáveres destrozados de niños en la franja de Gaza (y no porque los cadáveres de niños me duelan más ni menos que los cadáveres de adultos), ante el silencio y la complicidad de la comunidad internacional.
- Comprobar cómo el poder de la religión no solo va a más, sino que la gente se sigue creyendo las historietas que le cuenta el Papa, y además pasan a engrosar las filas de fieles olvidando todo el daño que las religiones han hecho y siguen haciendo a la humanidad y al planeta, como el ejemplo que ya he puesto.
- Ver que la gente sigue esperando encontrar maestros que les den respuestas inmediatas a sus preguntas, en lugar de experimentar por sí mismos y buscar en su interior, que es lo único que les va a convencer de la realidad de la reencarnación.
- Poner la tele y ver cómo nos aproximamos cada vez más a una Tercera Guerra Mundial. Y encima le volverán a echar la culpa a los nazis, que son los que tienen la culpa de todo. ¿No decían que el Holocausto tenía que servir para que no se repitiera la historia? Pues no, eso es un cuento, porque la historia SIEMPRE se repetirá, mientras los humanos no se den cuenta de que ELLOS y SOLO ELLOS son los responsables del sufrimiento en el mundo.

(Por cierto, debería dejar de ver la tele).

La solución a todo esto, tal y como yo lo veo, es que despertemos de una vez. Pero despertar no significa darte cuenta de lo mal que está el mundo y sentirte triste por ello y querer cambiarlo. Las buenas intenciones se suelen quedar en eso: en intenciones. Despertar DE VERDAD es darte cuenta de que si queremos que el mundo cambie, tenemos que empezar por cambiar nosotros mismos. Y para cambiar nosotros mismos, tenemos que ser plenamente conscientes de nuestros propios defectos y puntos débiles, tenemos que ser plenamente conscientes de que somos nosotros mismos los que causamos ese sufrimiento en el mundo, con nuestras actitudes, nuestros comportamientos, nuestras anticuadas ideas que provienen de dos mil años atrás y que ya no nos sirven. Recordar vidas pasadas no es la única forma de despertar de verdad, pero es la que yo conozco y una de las más efectivas. Tal y como me dijo una compañera hace poco: cualquier práctica espiritual que nos haga avanzar implica en mayor o menor medida recordar vidas pasadas. ¿Por qué? Precisamente porque recordar significa experimentar en primera persona lo que se siente cuanto te hacen daño, y sobre todo, lo que se siente cuando tú haces daño a los demás. Porque ninguno de nosotros somos inocentes, hasta el más santo de los santos ha hecho cosas malas en el pasado, y seguramente ha llegado a ser tan santo a costa de vivir tanto lo bueno como lo malo. Tenemos que dejar atrás las absurdas ideas del karma y dejar de creernos lo que nos cuentan sin comprobarlo por nosotros mismos. Me es muy frustrante visitar foros en inglés y ver cómo la gente discute con naturalidad sobre la meditación y sus vidas pasadas, y lo que piensan unos y otros, las dudas que les van surgiendo a unos y a otros... y luego volver aquí y ver cómo la mayoría de la gente aún se está preguntando si el cielo es real y si los ángeles existen, o si los que hacen viajes astrales es porque han tomado setas alucinógenas, o ver cómo confían ciegamente en alguien que surge de la noche a la mañana y dice que ha leído mucho a Brian Weiss y ya es un experto en terapia regresiva, sin darse cuenta de que no necesitan a nadie más que a sí mismos para dar con la Verdad.


A mí también me gustaría creer que el mundo está elevando su vibración y que pronto todos seremos salvados —como nos llevan contando desde el origen de la humanidad— sin tener que poner nada de nuestra parte... pero me remito a las pruebas: en este momento la gente sigue muriendo de hambre, por bombardeos, o porque su avión es derribado por un misil antiaéreo que nadie sabe cómo ha llegado hasta ahí... No nos engañemos. El mundo no va a cambiar. Al menos no tan pronto. De hecho, no creo que lo vaya a ver en esta vida. Ni tampoco en la siguiente.

sábado, 12 de julio de 2014

El inconsciente colectivo de Jung... y sus variantes.

Parece que últimamente esta teoría está cobrando fuerza entre los escépticos, o, al menos, no dejo de oírla por todas partes... por supuesto, siempre entre los que no recuerdan vidas pasadas. Admito que es una de las teorías más atractivas y sensatas para los que se acercan por primera vez a la reencarnación. Aunque dudo que todos ellos se hayan molestado en consultar en los libros apropiados en qué consiste esta teoría. Por ello, una parte de mí desearía gritar con todas sus fuerzas e incluso recurrir a la violencia:

¿PERO QUE PROBLEMA TENÉIS CON ACEPTAR LA REENCARNACIÓN Y YA ESTÁ?

Pero como soy una persona adulta, racional, he aprendido a calmarme con los años y sé que con la violencia no se llega a ningún sitio (es una de las cosas que aprendí a golpes), me voy a esforzar por explicar el concepto de inconsciente colectivo y el por qué no me sirve para explicar mis experiencias y las de otras muchas personas.

Según la Wikipedia, el inconsciente colectivo es un término acuñado por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, colaborador de Sigmund Freud hasta que comenzaron a divergir en sus opiniones, y figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis. Jung postuló la existencia de un sustrato común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón. Se basa en la existencia de arquetipos, a los que también llamaba imágenes primordiales. Los arquetipos expresan los instintos en un sentido biológico, pero al mismo tiempo comprenden el lado espiritual. Se manifiestan en fantasías y revelan su presencia solo por medio de imágenes simbólicas. El contenido de los sueños es siempre simbólico. El término arquetipo fue entendido como referido a motivos o imágenes mitológicos diferenciados. Jung se encargó de aclarar que si fueran diferenciados serían conscientes. Los arquetipos son en realidad una tendencia a formar representaciones sobre un modelo básico que afecta emocionalmente a la consciencia. Algunos motivos principales son el ánima, o principio femenino, y el ánimus, principio masculino. La sombra es el lado inconsciente de la personalidad, mientras el sí-mismo es la totalidad, parte consciente e inconsciente.

Jung trabajó mucho con los sueños y además analizó cómo se creaban los mitos, leyendas y religiones de las distintas culturas, y eso le llevó a identificar una serie de elementos psíquicos comunes en todas ellas (los arquetipos). Supuestamente estos arquetipos —el anciano, la sombra, el héroe— se transmitirían hereditariamente y se refieren a problemas universales que todos deberemos enfrentar, como la muerte, el sentido de la existencia, lo masculino y femenino, el deseo, etc. Nosotros tenemos conocimiento de ellos a través de los mitos y nuestros sueños.


Bien, ¿qué tiene que ver esto con la reencarnación? ABSOLUTAMENTE NADA. Sí, en nuestros sueños pueden aparecer elementos simbólicos. Puede que en alguna ocasión nos veamos a nosotros mismos como guerreros, princesas, reyes, verdugos, brujas... y muchas veces no será más que la forma en que nuestro subconsciente se está expresando, haciéndonos sentir como se sentirían alguno de estos personajes, tal vez porque estamos viviendo una situación en nuestra vida real que nos hace sentir como tales. Pero, evidentemente, eso NO es un sueño de vida pasada. Y si es una fantasía, jamás podrás verificar históricamente lo que has visto en ese sueño.

Otros buscan la explicación a los supuestos recuerdos de vidas pasadas en los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake. Según él, las mentes de todos los individuos de una especie (incluido el ser humano) se encuentran unidas y forman parte de un mismo campo mental planetario. Ese campo mental, al que denominó morfogenético, afectaría a las mentes de los individuos y las mentes de estos también afectarían al campo. “Cada especie animal, vegetal o mineral posee una memoria colectiva a la que contribuyen todos los miembros de la especie y a la cual conforman”, afirma Sheldrake. De este modo, si un individuo de una especie animal aprende una nueva habilidad, les será más fácil aprenderla a todos los individuos de dicha especie, porque la habilidad “resuena” en cada uno, sin importar la distancia a la que se encuentre. Y cuantos más individuos la aprendan, tanto más fácil y rápido les resultará al resto. Un fisiólogo llamado Mc Dougall, de la Universidad de Harvard, en 1920, comprobó que las nuevas generaciones de ratas aprendían más fácilmente a salir de un laberinto que las primeras. Y también es interesante el experimento del mono cien, llevado a cabo en la isla japonesa de Koshima, en 1952. Todo ello viene muy bien descrito aquí. 

Bien, como teoría resulta interesante, y puede que sea cierta. Pero, ¿qué tiene que ver esto con la reencarnación? ABSOLUTAMENTE NADA. Como mucho, explicaría ciertos fenómenos inexplicados hoy por hoy por la ciencia relativos a la evolución. Pero ni la teoría del inconsciente colectivo, ni los campos morfogéneticos, o incluso esa "matriz holográfica" que he oído mencionar más de una vez y que aún no sé muy bien qué es, explican que muchas personas recordemos vidas pasadas. Ninguna de estas teorías dice que en algún lugar del universo están almacenados los recuerdos de todas las personas que han pasado por la Tierra y que por ciertos métodos mágicos cualquiera puede acceder a ellos aleatoriamente. Quizá podría explicar el temor irracional que muchas personas sienten hacia las arañas o las serpientes, o... echándole mucha imaginación, tal vez explicaría que en lugares distantes del planeta se repita el diseño piramidal para construir algunas estructuras. O por qué todos hemos soñado alguna vez que se nos caen los dientes. Pero esto no puede de ninguna manera explicar que yo haya recordado —recordar se queda corto aquí, sería más bien revivir, sentir, ver en primera persona, experimentar—, a veces con mucho detalle, la vida de unas cuantas personas, nacidas en épocas muy concretas, con vidas que se pueden ordenar una detrás de otra de manera cronológica, con personalidades muy similares a la mía, y también con aspecto físico similar (en aquellos casos donde lo he podido comprobar), con problemáticas que tienen relación con mis problemas actuales, y acompañadas de intensas emociones que me acompañan día a día. Si estuviera accediendo a esa especie de memoria universal —que tal vez exista, no digo que no, no creo que reencarnación e inconsciente colectivo sean incompatibles—, lo lógico sería que pudiese obtener información de muchísimas más personas y de manera mucho más caótica, o tal vez me encontraría con esos arquetipos descritos por Jung porque me identifico con ellos, pero cambiarían mucho más y no habría obtenido datos verificables tan concretos. Por supuesto, tampoco explican las marcas de nacimiento compatibles y totalmente contrastadas con los informes de autopsia de la persona fallecida o que un niño reconozca a familiares de esa supuesta vida pasada, tal y como describe Ian Stevenson en muchos de sus casos.

En definitiva, está bien que busquemos alternativas a la existencia de la reencarnación si no nos sentimos cómodos aceptándola de buenas a primeras, pero antes de decir nada, estudiemos en profundidad esas alternativas y hablemos con propiedad. O, mejor aún, pasemos a la práctica y olvidemos la teoría. Es muy fácil hablar por hablar, pero aún son muy escasas las personas que intentan experimentarlo por sí mismas.

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La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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