sábado, 28 de noviembre de 2015

La vida de un reencarnacionista... es durilla.

Por supuesto, me refiero a un reencarnacionista de pura cepa (véase definición), no me valen los meros “creyentes en la reencarnación”. Y este blog es una buena prueba de lo dura que es la vida del reencarnacionista, sobre todo si eres una “activista” como yo y no te escondes en tu casa pensando que no vale la pena hablar de tus experiencias, sea por la razón que sea.

Las dos últimas semanas has sido especialmente intensas, después del breve descanso que me tomé justo después de publicar mi libro. Mi trabajo como reencarnacionista supone moverme mucho en foros, estar al tanto de todo lo que se publica en internet sobre reencarnación (que por desgracia el 99% son refritos de artículos publicados hace mil años), hablar con otros reencarnacionistas (que es la parte más agradable y satisfactoria), investigar en los últimos avances científicos para seguir construyendo mis propias hipótesis sobre el mecanismo de la reencarnación, escribir para mis blogs, escribir en mis diarios privados, investigar para seguir verificando mis recuerdos... y además, nunca dejo de recordar y/o sentir emociones relacionadas con mis vidas pasadas. Lo de las emociones de vidas pasadas está estrechamente relacionado con las emociones que me producen ciertos acontecimientos en la vida real, no en vano los triggers son una de las principales formas que tenemos para recordar, posiblemente debido a la estrecha relación que hay entre los recuerdos y su contenido emocional.

Parece ser que los reencarnacionistas somos especialmente sensibles a las desgracias que ocurren en el mundo. Creo que somos mucho más conscientes que la media de la población del sufrimiento que suponen ciertas decisiones que por lo general toman los poderes políticos desde los cómodos sillones de sus despachos. Eso nos entristece profundamente, además de crearnos un gran desasosiego interno acompañado de un fuerte sentimiento de furia e impotencia porque sabemos que no podemos cambiar nada, o muy poco. Muchos se quejarán y dirán que no me venga arriba ni me crea superior a ellos por ser reencarnacionista, que ellos también lo pasan mal viendo el sufrimiento en el mundo y son igual o más de compasivos que yo. Sí, es posible. Que me perdonen estas personas, pero creo que no tienen ni idea de lo que es recordar vidas pasadas, y por tanto no son capaces de sentir lo mismo que yo en cuanto a empatía o compasión se refiere.


Los reencarnacionistas somos los únicos que podemos de verdad ponernos en el lugar del otro, aunque sea algo que no hemos vivido en esta vida, sino en otras. Tenemos los recuerdos y los sentimientos a flor de piel. Con frecuencia aún estamos tratando de superar los traumas que un hecho del pasado remoto nos causó en el alma. Con frecuencia aún sentimos el dolor que nos supuso perder a alguien, el dolor que nos supuso una muerte a destiempo, la rabia que sentimos por no poder parar una guerra que destruyó todo lo que teníamos, el miedo de un soldado empujado a luchar y a matar sin saber muy bien la causa por la que lo hace. Por ello, en cada soldado que muere, en cada refugiado que huye de su hogar, en cada víctima de abuso sexual (añadir aquí la experiencia concreta que cada uno haya revivido)... nos vemos a nosotros mismos. Volvemos a sentir lo que eso supone. Eso es lo único que te hace comprender ese dolor (de ahí que reencarnemos, probablemente).

Al mismo tiempo, mientras vivimos nuestra vida presente, tenemos que ser testigos de cómo la misma historia se repite una y otra vez. Pones la televisión y te parece que aún vivimos en la Edad Media, cuando la vida de un ser humano no valía nada. Sé de varios compañeros que vivieron en primera persona las guerras religiosas que tuvieron lugar en Europa en el siglo XVI, y ves que han pasado quinientos años y las cosas siguen igual. Todo el mundo anda enloquecido y matando en nombre de su dios. En cualquier momento tu vida puede estar seriamente en peligro por un bombardeo, quedarte literalmente sin nada por haberte convertido en refugiado, o tener que morir por dejarle un futuro decente a tus hijos. Y no hay nada más desalentador que ver todo eso y pensar: “Yo ya he vivido todo esto antes. ¿Cuántas veces más tengo que vivirlo? ¿Cuándo va a cambiar la humanidad?” Y no hay respuesta. Lo único que sé es que esto ha sido así desde que el hombre es hombre, y no parece que esto vaya a cambiar en el futuro próximo.

Y mientras (sí, aún hay más), no solo te siguen llegando recuerdos... También tienes que tener una paciencia infinita para explicarles a la gente por qué estás convencido de que la reencarnación es una realidad, sabiendo que jamás te van a comprender mientras no tengan recuerdos propios. Porque esto no se trata de una “teoría” o una “creencia”. Yo sé muy bien diferenciar mis propios recuerdos de lo que no son recuerdos. Puedo incluso diferenciar cuándo lo que veo son recuerdos propios o, quizá, podrían pertenecer a otra persona. Sé muy bien cuándo estoy soñando y cuándo no. Yo sé cómo he obtenido la información relativa a mis vidas pasadas y cómo he podido verificarlas. Yo he visto mi retrato en una vida pasada y sé lo que han dicho otras personas acerca de nuestro parecido físico (incluyendo a parientes que apenas sabían nada de mis recuerdos). Eso no es ninguna “teoría”. Eso no es una ilusión de mi mente, ni un deseo de ser otra persona (sobre todo porque esa persona no fue perfecta ni mucho menos). Eso es reencarnación, simple y llanamente. Y por muy radical que suene siempre lo he dicho y siempre lo diré: el que aún duda de la reencarnación es porque no recuerda vidas pasadas o porque no tiene la suficiente información. Pero día tras día tienes que ser educado y paciente y dejar que los demás piensen que eres un iluso con poco cerebro, solo por hacerles pensar un poco para que, con un poco de suerte, se pongan a investigar y a recordar por sí mismos, si es que de verdad quieren una respuesta.

Esta es mi vida. Hay veces que me siento como Frodo a punto de llegar a Mount Doom, aunque la verdad es que después de todo no me puedo quejar. He conocido vidas peores... Y lo bueno es que el viaje te cambia tanto como le cambió a él.    


jueves, 26 de noviembre de 2015

Locas divagaciones (8).

No suelo buscar vídeos sobre reencarnación en internet, fundamentalmente por una razón: me deprimen. Pero cuando miembros de Foro Reencarnación los postean creo que es mi obligación como administradora verlos para saber si superan el nivel de calidad que exijo para mi foro. Eso es lo que pasó con el vídeo de una conferencia titulada “¿Qué ocurre tras la muerte?” de un periodista e investigador llamado David Sentinella, en un foro que tuvo lugar en el mes de Octubre de 2015 con el inquietante nombre de “Primer Foro de las Ciencias Holísticas Akasha33” y que podéis ver en este enlace.

La conferencia no me disgustó (del todo). De David Sentinella conocía el nombre por sus colaboraciones en una revista de misterio muy conocida que leo con frecuencia. He de decir que me decepcionó un poco porque para ser alguien que dice estar investigando la reencarnación, parece que no investigó lo suficiente como para dar con este blog (ni los otros dos que escribo), mi foro, mi libro, y por supuesto, la persona que escribe estas líneas, alguien que empezó a recordar vidas pasadas espontáneamente (no de niña, por desgracia) y que ahora es una de las mayores expertas a nivel nacional en cuanto a reencarnación (es cierto, no tengo abuela, pero tampoco estoy mintiendo). Me decepcionó volver a encontrarme con que en un congreso, donde se supone que van expertos en diversas materias para hablar sobre los últimos avances en el conocimiento, el ponente no daba respuestas convincentes sobre reencarnación a los que asistían a su conferencia. Se veía a la legua que el ponente no tenía experiencia propia en cuestiones de reencarnación, e incluso dudaba de algunas de las experiencias de otras personas, cuestionando, desde su desconocimiento, las mal llamadas técnicas de hipnosis regresiva. Por supuesto, siempre desde mi humilde opinión.

Pero sí, para el nivel habitual al que estamos acostumbrados en España, no puedo quejarme. Yo me habría olvidado de la primera media hora, en la que se hace un recorrido por las creencias religiosas de todo el mundo en cuanto a la muerte se refiere. Que sí, no digo que no esté interesante desde un punto de vista cultural y filosófico, pero a mí me dio la impresión de estar de vuelta en el salón de actos de un colegio. Si fuera una niña, perfecto, habría seguido la charla con los ojos como platos, fascinada por lo que me estaban contando. Pero, ahora, de adulta y después de todo lo que sé... pues se me queda corto.

La parte de las experiencias extracorpóreas, bastante bien. Que alguien se atreva a decir que una experiencias extracorpórea (EEC) es equivalente a una salida astral ya es un avance importante. Que por fin se haga una muy buena distinción entre EEC y experiencia cercana a la muerte también está muy bien, a ver si la gente se empieza a aclarar. Que no se mencione a cierto psiquiatra “pionero” en estas lides según dicen algunos, también es un buen avance, porque para los que sabemos algo del tema está claro quién fue el verdadero pionero, el Dr. Raymond Moody. Y luego, que por fin alguien hable en profundidad del Dr. Ian Stevenson y se describan dos estupendos casos de niños que recuerdan vidas pasadas, investigados científicamente, ya es para nota. Pero tampoco me puedo engañar en este caso: eso lo hace cualquiera que esté realmente interesado en investigar la reencarnación de manera seria y racional.


Ahora, el problema empieza cuando a un investigador que quiere ir de serio le empiezan a mencionar los libros de Brian Weiss, le hacen preguntas sobre las distintas creencias que existen en torno a la reencarnación como la existencia de grupos de almas o le preguntan si ha conocido a alguien que recuerda vidas pasadas y él contesta que no: solo ha conocido a dos Nefertitis y tres Juan el Bautista. Y añade que eso es lo que le mola a la mayoría de las personas, afirmar que han sido alguien famoso, cayendo en uno de los mayores tópicos que existen dentro de la reencarnación (y hasta un miembro del público le tiene que decir que eso no es lo que aparece en muchos libros). En serio, me pongo triste cuando soy testigo de estas cosas. No es la primera vez.

Aquí es donde yo me decepciono porque mi foro lleva abierto más de tres años y ya ha tenido tiempo de posicionarse en Google. Si en el buscador pones las palabras “foro reencarnación”, mi foro es lo primero que te sale. Si pones “vidas pasadas”, mi blog sale en cuarta posición. Si pones “foro serio de reencarnación”, mi blog sale en primera posición. Que no sé, digo yo que no es tan difícil hoy en día para un periodista infiltrarse en un foro y averiguar en un par de días si sus miembros son gente seria o gente que está para pasar el rato y no sabe de lo que habla. De ahí a encontrar a gente con experiencias muy buenas de reencarnación, estás a un paso. No, casos muy espectaculares de niños, no, eso ya te lo digo yo, porque yo también los busqué y aún no se atreven a hablar... si es que reparan en que lo que les pasaba era que recordaban vidas pasadas. Aún así, pude recabar algún que otro testimonio para uno de mis libros. 

Y, esto parece muy obvio, pero por lo que observo, hay muchos “investigadores” que aún no se han dado cuenta de que como más se aprende es hablando largo y tendido con LOS QUE LO HAN EXPERIMENTADO EN PRIMERA PERSONA. Por supuesto, si son personas sensatas... que sí, lo sé, escaseamos, pero mira, yo soy una de ellas. Es más, yo tengo la suerte de ser investigadora y además haberlo vivido en mi propia piel, aunque la verdad, no sé hasta qué punto esto es bueno, porque parece que así los investigadores te toman menos en serio mientras que algunos de los experimentadores (es decir, los que sí que recuerdan vidas pasadas, como tú) te llaman pedante o creen que se te ha ido la olla elaborando hipótesis que para ellos no son creíbles, ya que no las llegan a comprender (creen que has investigado lo mismo que ellos, que suele ser poco, y entonces sacan conclusiones precipitadas). Supongo que así es la vida.

Otra cosa que también he observado es cómo los “investigadores serios” de reencarnación (o sea, los que quieren ser considerados como tales) enseguida se unen a la moda extendida por Ian Stevenson y sus sucesores de que las regresiones no son fiables, y por tanto parece que se ponen a negar sistemáticamente cualquier información que haya salido de una regresión. Afirman sin pudor que las técnicas de hipnosis regresiva consisten en utilizar la sugestión, así que no, lo único que vale para ellos son los recuerdos espontáneos de niños (ni siquiera se plantean que pueda haber recuerdos espontáneos en adultos, claro, porque de momento parece que yo soy la única en España que se ha dado cuenta de ello). No sé... como que así suenas más serio y académico, y ni siquiera tienes que entrar a responder cuestiones difíciles como las de los grupos de almas de Brian Weiss o el periodo entre vidas de Michael Newton. Pues no, señores investigadores (a los que ya les dediqué una entrada completa): si somos investigadores serios, investigamos TODO. Teniendo en cuenta que los datos obtenidos por regresión han de ser verificados y hasta ese entonces han de permanecer en cuarentena, claro. Pero, señores investigadores: ¡eso también hay que hacerlo con los recuerdos espontáneos de niños, que pueden estar fantaseando! Se olvidan de que los testimonios de los adultos no tienen por qué ser menos fiables que los de los niños.

Un momento, que recupero la calma.

Total, que me dio la impresión de que aquí hay alguien que no hace muy bien su trabajo. Y me entristece porque yo no tengo el poder de un periodista de extender un mensaje que debería llegar a más personas. No tengo el más mínimo deseo de hacerme famosa, pero por otra parte me gustaría que la gente despertara. DE UNA VEZ. 


lunes, 23 de noviembre de 2015

Más sobre el suicidio...

Sí, porque creo que es uno de los temas más importantes de los que hablar en un blog de reencarnación. Porque le he seguido dando vueltas estos días, y porque de nada sirve que los que sabemos nos quedemos callados. Porque siendo una persona que se ha suicidado y ha vuelto, creo que tengo la autoridad para transmitir este mensaje, aunque haya personas que me llamen loca.

Quizá debería empezar por el principio y contar cuál es mi experiencia directa con el suicidio... más que directa, en primera persona, cosa que estoy segura muy pocos pueden hacer (y los que pueden no van a estar leyendo estas palabras). Pero no la voy a contar. Para ello tengo otros espacios, algunos fáciles de encontrar si el lector está realmente interesado. Solo diré que algunos no lo llamarían suicidio, porque no fui yo la que apretó el gatillo del arma que me mató. Amenacé a un soldado con una pistola, en medio de la noche, sabiendo que su reacción sería la de dispararme. El soldado era de mi propio ejército, por cierto. Ocurrió en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, probablemente en 1942. Yo tenía poco más de veinte años.

Me ha resultado muy curioso comprobar cómo algunas personas tratan de adaptar sus propias creencias a los hechos. En medio de ese debate entre reencarnacionistas que mencionaba en mi última entrada yo insistía que las consecuencias al suicidio son nulas, con la excepción de que los problemas continúan siendo problemas y las emociones que no hayan sido convenientemente procesadas van a seguir estando ahí, como la depresión por la que estaba pasando en aquel entonces. Acabar así mi vida no me supuso volver a “repetir historias”, ni vivir una vida similar (por fortuna aún no me he visto envuelta en ninguna guerra), ni me castigaron de ninguna manera en el más allá. Sin embargo, había alguien que afirmaba que “cometer suicidio está en contra de la ley”. Nos conocemos de hace tiempo y nos llevamos bien, a pesar de que a veces discrepemos en nuestras opiniones. Esta persona me dijo que lo mío no sería considerado un suicidio por un tribunal, sino más bien una situación parecida a la que vivió Jesús cuando tuvo que elegir entre huir o ser apresado por los romanos, sabiendo que eso le conduciría a la muerte. Siendo sincera, creo que este solo fue su intento de explicar y comprender que “lo mío” no hubiese tenido consecuencias. Si no es un suicidio, no pasa nada. Si hubiese sido un suicidio “de verdad”, seguro que las habría tenido. Pues no. Tal vez tengamos que llamarle “suicidio asistido”, pero yo era plenamente consciente de lo que estaba haciendo, no quería continuar viviendo, incluso traté de hacerlo yo misma antes pero no tuve fuerzas para ello. Utilicé al soldado y él, sin saberlo, me hizo ese favor. Sí, fue un suicidio, y no, no tuvo consecuencias


Alguna otra persona manifestó su miedo a que decir cosas como esta en público pudiera influenciar de alguna manera a gente que esté pensando en suicidarse, inclinándolas a hacerlo. Decía que leer eso le hacía sentir incómodo y le producía algo de miedo, e incluso llegaba a sugerir a los administradores que en el futuro se trataran estos temas en privado. Bien, por mi parte puedo afirmar que las personas que se sienten así son generalmente personas que si tienen recuerdos de vidas pasadas son pocos o no están verificados, lo que hace que sigan con la duda de si la reencarnación es o no una realidad. Creo que como no están seguros, siguen teniendo miedo a la muerte, y por tanto siguen teniendo miedo a vivir. Vivir implica tomar decisiones. Y, muchas veces, eso implica equivocarse. “Equivocarse” no es solo tener envidia al vecino o mentir a un familiar. Tengo la impresión de que eso es de lo que suelen hablar los curas en las iglesias, de pequeños “pecados” dignos de discutirse en una clase de catequesis para niños, no entre adultos. Entre adultos parece que no se puede hablar de cosas realmente importantes, como por ejemplo la muerte, matar, suicidarse o reencarnar. Los curas (y otros que afirman poder hablar con espíritus) parece que evitan estos temas. Seguramente es porque no saben y no quieren meterse en berenjenales, aunque también es probable que sea porque no quieren que perdamos ese miedo a vivir. Quieren que sigamos siendo niños, que les necesitemos a ellos para absolvernos de nuestros pecados, negando la responsabilidad que todos nosotros tenemos sobre nuestras decisiones y sus consecuencias.

El suicidio es nuestra responsabilidad, tanto de la víctima como de los que conviven con la víctima y la sociedad en la que vivimos. El suicidio implica mucho sufrimiento, pero no es más que una decisión como otra cualquiera de la cual aprenderemos a largo plazo. Si es verdad que estamos aquí para aprender y evolucionar, aprenderemos tomando esa decisión y viendo a dónde nos condujo. Lo que trato de decir puede sonar duro, pero creo que a veces tenemos que dejar a nuestros hijos que tropiecen para que ellos mismos se den cuenta de por qué hacer algo es un error. Yo no animo a nadie que ponga fin a su vida, pero tampoco puedo interferir con su libre albedrío. La decisión es suya, y a mí no me da miedo decirlo. Aunque, por supuesto, lo ideal es que todos le ayudáramos.

Es obvio que estoy generalizando, y en el suicidio nunca se puede generalizar. Pero hay algo en lo que casi nadie repara. La muerte no es más que una liberación para el que muere. La muerte no es mala en sí misma. Una muerte traumática siempre es difícil de superar, sobre todo si recordamos en nuestra vida siguiente (que de momento no es lo habitual). Pero al menos es un alivio momentáneo del sufrimiento que estamos experimentando en esta vida. El suicida puede sentir remordimientos al haber dejado atrás su supuesta misión y sus seres queridos, pero nadie puede culparle por haber decidido que no podía soportarlo más. Mientras que él se libera de esa carga y se centra en su próxima vida, aquí en la Tierra el suicidio se convierte en una desgracia, un estigma y un dolor muy difícil de superar para los que se quedan, no para el que se fue. Los familiares y amigos del suicida no solo tienen que soportar el dolor de la pérdida de un ser querido, sino también la ignorancia de los que juzgan. Y mientras que esa persona del foro tenía miedo de lo que ocurre con los que se suicidan, a mí en cambio me preocupan mucho más los que se quedan, y es por ellos por los que he decidido escribir estas palabras. Por ello repito:


NO PASA NADA CON LOS SUICIDAS.

ABSOLUTAMENTE NADA.

Que no pase nada significa también que no se van a solucionar los problemas que se tenían antes del suicidio, eso está claro. Por ello el suicidio no suele ser la mejor opción. Pero igual que nadie nos va a enviar al infierno por hacer las cosas mal, tampoco vamos a tener que pagar de ninguna forma el habernos suicidado.

Y ahora, si la lluvia de comentarios no es mayor a la que me cae en la entrada sobre la reencarnación de animales, entonces sí que cerraré el chiringuito.

Entradas relacionadas:
¿Qué pasa con los suicidas?

Si estás pensando en suicidarte, BUSCA AYUDA. En España, puedes llamar al Teléfono de la Esperanza, 902 500 002. Hay iniciativas similares en otros países. Seguramente tendrás más suerte que la que tuve yo.


miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Qué pasa con los suicidas?

Una reciente conversación en otro foro (Child Past Lives) sobre el suicidio me ha hecho pensar en este tema de nuevo, aunque también sospecho que es época de aniversarios y por ello interiormente me desencadena ciertos sentimientos de rabia y tristeza que no puedo evitar. Por otra parte, he estado a punto de escribir esto como una entrada categorizada como “Locas divagaciones” más que una entrada normal, porque... la verdad es que vuelvo a estar un poco frustrada. Quitando mis propias publicaciones y el libro que he escrito (que no es poco), no solo no veo ningún avance serio en cuanto a reencarnación se refiere (con la excepción de nuevos miembros del foro que sí que avanzan, y mucho, a nivel personal, de lo que me enorgullezco y me alegro al mismo tiempo), sino que incluso noto cierto retroceso. O al menos esa es la impresión que tengo cuando veo ciertas conferencias en ciertos congresos “espirituales” a los que acuden personas que siguen estando muy perdidas.

Pero, bueno, yo a lo mío, que hoy es el suicidio. No sé por qué este tema genera tanta controversia, incluso entre los propios reencarnacionistas. Bueno, sí lo sé, porque la mayoría de las veces los reencarnacionistas también se basan en sus propias creencias en lugar de experiencias en primera persona. No todos los que recuerdan vidas pasadas recuerdan haberse suicidado, y por ello parece que nos tratan a los “ex-suicidas” o a aquellos que por alguna razón preguntan por el suicidio igual que tratan a otras personas a las que consideran deben compadecer, como todos los que han sido víctimas o los que han sido “muy, muy malos”, y entonces te desean que no sufras mucho en esta vida, porque sin duda creen que a consecuencia de haber sido muy malo vas a sufrir un montón... En esa conversación antes mencionada alguien decía que el suicidio podría ser una forma de autocastigo por quitarle la vida a alguien, y nos invitaba a adivinar por qué Judas Iscariote se suicidó. Casi me caigo de espaldas por la insensatez de estas palabras, menos mal que a estas alturas ya hay pocas cosas que me sorprendan.

También hay otra razón por la que en general se evita hablar del suicidio, aparte de que hurgar en la herida de los que perdieron al suicida supone avivar un dolor muy profundo y eso nadie quiere hacerlo. Esa razón es que si dices que no pasa nada por suicidarte parece que estás haciendo apología del suicidio, y estás animando a todo el mundo a que lo haga. Bien, quiero dejar claro desde ya que yo no hago apología del suicidio ni animo a nadie a que lo haga. Si yo no lo hubiera hecho en el pasado, quizá habría conocido facetas en mí misma que a día de hoy permanecen ocultas. O quizá habría llegado a viejecita y hoy estaría contando a mis bisnietos lo que fue vivir la Segunda Guerra Mundial. Posiblemente podría haber tomado mejores decisiones... o tal vez no. Eso nunca lo podemos saber, porque una vez tomada una decisión, no podemos volver atrás y tenemos que acarrear con las consecuencias (lo que NO significa que exista el karma). Así que, si no sé qué habría sido de mí en mi caso, ¿cómo lo voy a saber en el caso de otras personas? Las circunstancias que rodean un suicidio son siempre distintas y nadie tiene derecho a juzgar. Lo importante es que hagas lo que hagas, es tu decisión. Tú eres el responsable, y tú mismo te darás cuenta de si lo que hiciste estuvo bien, fue una cobardía, una llamada desesperada de atención, una estupidez por ponerte hasta arriba de drogas o una consecuencia directa de la depresión por la que estabas pasando.


En todo caso, lo voy a decir alto y claro, como es mi estilo:

POR SUICIDARTE NO PASA ABSOLUTAMENTE NADA.
NADA DE NADA.

Es decir:

Nadie te va a castigar en el otro lado.

No vas a ir al infierno.

No vas a estar obligado a vagar por el astral hasta que se cumpla el tiempo de vida que tenías determinado antes de encarnar. (Esto no quita que por un tiempo andes confuso, pero esto también le pasa a los que mueren por causa natural).

No vas a tener que “repetir historias” hasta que aprendas lo que sea que viniste a aprender.

No se rompen “contratos” con nadie, entre otras cosas, porque dudo mucho que existan “contratos vinculantes” en el mundo espiritual, aunque muchos nos quieran vender la moto con tantos “planes del alma”, “contratos del alma” y demás historietas no comprobadas. Solo por poner un ejemplo, alguien decía en esa conversación que en el libro de Robert Schwartz El plan de tu alma se dice que las acciones de una persona pueden influenciar el ADN y pasar a su descendencia. Menos mal que esta persona dudaba que esto fuera verdad, porque cualquiera con unos mínimos conocimientos de genética (y sobre todo si recuerda vidas pasadas) sabe que afirmar eso es una barbaridad, aun teniendo en cuenta la epigenética, que también empieza a mencionarse con frecuencia cuando en realidad muy pocos saben cómo funciona. Otra persona dijo, basándose fundamentalmente en los libros de Michael Newton que había leído, que “el alma que comete un suicidio simplemente ‘salta’ de nuevo a otra vida similar tan pronto como sea posible, si no inmediatamente”.

Bien, esto no es lo que me pasó a mí. Yo recuerdo muchas vidas muy seguidas una tras otra, pero no tiene nada que ver con la forma en que morí. Y después de suicidarme en la Segunda Guerra Mundial, reencarné en Alemania Occidental, donde tuve una vida bastante acomodada en la que fui ingeniero industrial y luego me puse a trabajar en el ejército americano. No fue una vida similar, en ningún sentido, a la anterior. Pero yo no soy una excepción. También conozco a otras muchas otras personas que se suicidaron en sus vidas pasadas, ¿y sabes qué? Ninguno ha tenido que repetir historias, ni han estado perdidos en el astral, ni saben nada de contratos que hicieron con otras almas. Es más, a día de hoy, todos están como unas castañuelas. Incluso si hay algo planeado, todos tenemos libre albedrío. Si queremos, pasamos del plan, y ya está. Puedes decir que esto no es muy considerado o muy deportivo, es cierto, pero si esa es nuestra decisión, no pasa nada. Los demás se tendrán que adaptar a los cambios e improvisar. Pero nadie dijo que tendrás que pagar un peaje por regresar antes a casa, sean cuales sean las razones.

Ahora, ¿tus seres queridos sufrirán? Pues sí, claro que sufrirán. Igual que si has muerto por cualquier otra razón. Así que tendrás que valorar si hacer sufrir a tus seres queridos te merece la pena. Pero en cada caso tendríamos que ver quién es más egoísta, aquel que se va porque no quiere vivir más, o aquel que obliga a quedarse a alguien que está sufriendo porque él mismo no quiere sufrir. ¿Vas a resolver tus problemas suicidándote? No, claro que no. Eso no es manera de resolver nada, es lo mismo que abandonar cuando estás en medio de un examen, o como si dejaras tirados a tus compañeros de equipo en medio de un partido. Tampoco te vas a sentir genial después de haberte suicidado, eso es cierto, sobre todo si te suicidaste porque estabas sufriendo por algo. Las emociones sin resolver te acompañarán a la vida siguiente, y deberás seguir trabajándolas. Pero eso no solo pasa con el suicidio, sino también con muchas otras decisiones que tomaste que luego no salieron como tú esperabas. A veces nos equivocamos y nos arrepentimos, pero por fortuna siempre tenemos nuevas oportunidades para actuar de una manera que nosotros mismos consideremos más correcta. Sí, las cosas a veces son complicadas. Pero nadie dijo que vivir fuera a ser fácil, ¿verdad?

Iba a poner el enlace al hilo del que hablo, pero acabo de descubrir que lo han borrado del foro, para que veáis que tenía razón en cuanto a la controversia que generan, y eso que estaba siendo de lo más civilizado y los distintos puntos de vista eran de lo más interesante. Os puedo asegurar que eso no ocurre en mi propio foro, donde me gusta llegar hasta el fondo de todo y hablar con rotundidad de las cosas.

Más información:

¿Qué pasa con los que se suicidan? 


COMENTARIO ADICIONAL (18-11-2015).

La verdad es que me cuesta comprender por qué a la gente le cuesta tanto hablar abiertamente de temas tan serios e importantes como este. Me ha decepcionado mucho que borraran ese hilo, se estaban diciendo cosas muy interesantes y en ningún momento sentí que fuera a ser problemático. Sin embargo, lo sigo viendo en esas conferencias que mencioné arriba. Vas a un congreso a que te hablen de la vida después de la muerte y el ponente se niega a hablar de reencarnación o suicidio, (algunos por miedo a la reacción de la Iglesia, lo que nos faltaba, a estas alturas). Lógico si no sabes nada de ello, pero algunos reencarnacionistas sí sabemos, le pese a quien pese. No es una creencia, no hablo de doctrinas espíritas que no son más que otra religión. Hablamos de experiencias y de hechos, a veces incluso con recuerdos verificados, y de personas bien conocidas de las que no puedo decir nada por respeto a su anonimato. ¿Hasta cuándo el silencio? ¿Hasta cuándo este secretismo? ¿Hasta cuándo la confusión y las eternas dudas? ¿Cuándo nos haremos libres de verdad?

¿Sirve para algo que escriba este blog?

Si estás pensando en suicidarte, BUSCA AYUDA. En España, puedes llamar al Teléfono de la Esperanza, 902 500 002. Hay iniciativas similares en otros países. Seguramente tendrás más suerte que la que tuve yo.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Investigación de vidas pasadas.

Siguiendo la sugerencia de una lectora del blog, me ocupo hoy de este tema tan olvidado en el mundo de la reencarnación en español. Adelanto que la mayoría de las cosas que voy a decir son muy obvias, pero por alguna extraña (y misteriosa) razón, suelen estar muy lejos de nuestra mente cuando creemos que tenemos recuerdos de vidas pasadas.

No soy la primera que se queja de esta circunstancia. Investigadores como Jim Matlock afirman que las regresiones (aquellas realizadas mediante hipnosis por terapeutas de vidas pasadas) no tienen ninguna validez desde el punto de vista científico y raramente se consiguen verificar históricamente. Yo discrepo en parte con esta opinión, pero sí debo reconocer que muchos datos que surgen en estas regresiones no se llegan a verificar. No es porque no se pueda, sino porque al terapeuta generalmente le da igual si eso que relata el paciente es un recuerdo real o no, mientras le sirva para “sanar”, y ni siquiera se encargan de investigar históricamente esos supuestos recuerdos. Mucho menos se preocupan de llegar a determinar quién fue exactamente esa persona en el pasado. Ni él ni el paciente. Como consecuencia, la reencarnación se encuentra en el lamentable estado actual: la única investigación seria que se hace en la actualidad es con niños, y gran parte se realizó en los años 70. Para los demás científicos, los recuerdos de vidas pasadas son explicables por un “entrelazamiento de consciencias”, que es el término que va a sustituir a otras explicaciones alternativas como la memoria genética o el inconsciente colectivo de Jung, para así seguir rechazando la existencia de la reencarnación.

Bien (y ya me dejo de enrollar), para mí y para muchos reencarnacionistas, la investigación de vidas pasadas no es para nada algo secundario. Es fundamental en nuestro camino. Nos guste o no, es parte del proceso de recordar, y tiene suma importancia sobre todo a nivel personal porque es lo que nos va a convencer de que hemos vivido antes y que lo que estamos experimentando no son otra cosa que RECUERDOS. ¿Por qué? Muy fácil, porque funcionan exactamente igual a la memoria normal y corriente.

CONSEJOS SOBRE INVESTIGAR VIDAS PASADAS.


Antes de nada, recordaros que uniros a un foro de reencarnación es un gran paso. Yo habría verificado muy poco de mis vidas pasadas si no hubiera sido por la ayuda de otras personas. La razón es evidente: siempre va a haber personas que sepan más que tú sobre un determinado tema, especialmente si ya recordaron una vida pasada en la misma época que tú, o si se han dedicado a estudiar esa época durante años porque les apasiona. Pero, ¿cómo tenemos que investigar? Seguid las pautas siguientes y os ahorraréis más de un disgusto:

1. Ante todo, usad el SENTIDO COMÚN. La investigación de vidas pasadas es como cualquier otro tipo de investigación histórica o incluso criminal. Tenemos a alguien (normalmente tú mismo) que dice haber vivido determinados acontecimientos. Debemos comprobar si eso es plausible. Por tanto usaremos nuestras fuentes históricas para ver si algo de lo que dice coincide con esas fuentes. Por supuesto, tened cuidado con qué fuentes trabajáis. Sin duda no es lo mismo la Wikipedia que un catedrático en Historia especializado en la época que nos interesa, aunque también pueda estar equivocado.

2. Pero, aparte de eso, el primer consejo que todo principiante candidato a convertirse en reencarnacionista debe seguir es: NUNCA TE PRECIPITES. Es decir, antes de ponerte a usar Google como un loco, asegúrate de que has conseguido el suficiente número de recuerdos por tu parte. Sí, sé que hay tener mucha paciencia, pero cuantos más datos tengas, mejor. Ya sabes (sobre todo si has leído mi libro) que puedes conseguir recuerdos por varias vías: meditando, con autohipnosis, a través de sueños, buscando triggers...

¿Puedes leer libros o ver películas de la época que te interesa antes de tener recuerdos propios? Pues sí, por poder puedes. Lo malo es que si eres principiante te será más difícil diferenciar si lo que luego aparece en tu sueño o tu regresión es realmente un recuerdo o simple imaginación. Muchas veces sospechamos que puede haber habido algún tipo de contaminación en esos recuerdos, y hacemos bien, porque en muchas ocasiones es realmente así. Yo solía evitarlo al principio, pero después me fui acostumbrando porque me di cuenta de que un verdadero recuerdo se siente de manera distinta. De todas formas, hay que tener cuidado. Y recordemos que la memoria no es nunca exacta al cien por cien, ni siquiera en esta vida, así que imaginad si estamos hablando de hace trescientos años.


3. Tanto si es un sueño o una regresión, debemos tener muy presente que ningún recuerdo es “totalmente puro”. Además, si no estamos en un nivel lo suficientemente profundo, puede que nuestra mente se ponga a analizar lo que estamos viendo en ese mismo momento, sacando conclusiones que pueden estar equivocadas. También pueden aparecer elementos simbólicos y elementos de nuestra vida actual que se entremezclan en ese recuerdo. Es nuestro deber analizarlo con detenimiento para quedarnos con lo que es válido, y por supuesto, VERIFICARLO.

El otro día me puse a leer la crónica completa de una de mis vidas pasadas (algo que raramente hago). Desde el principio estaba bastante convencida de que mi marido era médico. Cuando meses después pude por fin verificar con nombre y apellidos esa vida, vi que estaba equivocada: no era médico, aunque sí era un hombre de negocios. ¿Por qué estaba tan convencida? Vi que iba siempre muy elegante, y teníamos en casa una biblioteca con libros que a mí me parecían difíciles de leer (no era más que una ama de casa con poca escolarización). Una vez consulté un libro en esa biblioteca, y pensé que era un libro de medicina. Seguramente mi mente interpretó que mi marido era médico, y no tenía razón para dudar de esa apreciación mía. Sin embargo, acabé viendo que me había equivocado. ¿Invalida esto el resto de recuerdos, como los malos tratos sufridos en este matrimonio? Por supuesto que no. La profesión de mi marido solo es un pequeño detalle en una historia cuya importancia radica en otros factores emocionales que me estaban afectando actualmente. Pero igual que estaba equivocada en ese detalle, podría estar equivocada en otros. Por ello, siempre que podamos, tenemos que intentar la verificación y nunca dar por supuesto que todo lo que vemos ocurrió tal cual.

4. A pesar de que siempre tenemos que consultar diversas fuentes históricas (lo más fiables posibles), otra cosa que aconsejo es que nunca pierdas el contacto con tu intuición, sobre todo cuando ya tienes algo de experiencia. Si algo que leemos sobre una de nuestras vidas pasadas o la época en que vivimos no nos parece correcto, seguramente tenemos razón. En este sentido los historiadores suelen ser igual que los científicos: les cuesta admitir que están equivocados y se resisten a cambiar sus paradigmas. Además, en la historia hay también mucho de mito y leyenda, y aquellos que escriben la historia no siempre son fieles a lo que realmente ocurrió. Así que tened también esto en cuenta a la hora de valorar vuestros recuerdos.

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La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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