Posiblemente
este es mi caballo de batalla. Mi misión en la vida… si es que existe tal misión.
Desde que me embarqué en este viaje es lo que más me desespera, lo que más me
irrita, aquello por lo que lucho, aunque sé que en gran parte es ya una batalla
perdida. No sé por qué tengo esta sensación, quizá porque ya he sido testigo de
lo que ocurre en otros países que nos llevan más de diez años de delantera, y
porque he crecido en un país donde tanto daño han hecho ciertos programas
televisivos, donde el desconocimiento general sobre muchas cuestiones paranormales es la norma, y donde existe una incomprensible tendencia a convertir cualquier doctrina espiritual o “pseudo-espiritual” en un
negocio, una secta, o incluso una religión en toda regla. Si en el extranjero ya
se habla sin ningún pudor de reencarnación de almas híbridas (mitad humana
mitad extraterrestre ??), reencarnación en otros planetas, en la Atlántida… si
ya cualquiera puede escribir un blog afirmando que es la reencarnación de un personaje
famoso sin aportar ni una sola prueba convincente y hay personas que se lo
creen simplemente porque hay cierto parecido físico… si ya se han formado
grupos alrededor de ciertos autores famosos como si fueran gurúes espirituales
poseedores de la Verdad, y se originan discusiones sobre quién tiene razón, si ete o el de más allá… si
los lugares donde se toma la reencarnación realmente en serio y con un mínimo
de sentido común se cuentan con los dedos de una mano… ¿qué no pasará en España
en cuanto nos descuidemos? ¿Qué no pasará en otros países hispanohablantes tan
dados a la espiritualidad y a mezclar todo tipo de enseñanzas religiosas sin
orden ni concierto? ¿Qué puedo hacer para no ser testigo de la proliferación de
programas televisivos donde se tratará a niños que dicen recordar vidas pasadas
como si estuvieran poseídos por espíritus? La serie estadounidense no estuvo
mal del todo… la versión española puede ser un auténtico despropósito, viendo
que ni siquiera en Cuarto Milenio se puede hablar de hipnosis… ¿Qué pesadilla
me espera en los próximos años?
Bien. No me
puedo dejar vencer por la negatividad y la exasperación. Tengo que pensar en
todas aquellas personas que, como yo, tienen una mente racional, que antes de
creerse nada prefieren analizarlo por sí mismos y sacar sus propias
conclusiones. Tengo que pensar en aquellos que, como yo, han comenzado a intuir
por algún problema personal que pueden haber vivido antes, pero a quienes no
les convence todo lo que se dice en los típicos libros sobre reencarnación que
ahora mismo se pueden encontrar en las librerías españolas (que para desgracia
de todos nosotros, son casi inexistentes). Hay personas que, por fortuna, huyen
de videntes o psíquicos que dicen poder hacer lecturas de vidas pasadas, o de
aquellos que sin tener la preparación adecuada presumen de poder “sanar” tus
problemas psicológicos haciéndote una sola regresión… Hay personas que les da
escalofríos entrar en una tienda esotérica y que les hablen del poder curativo
de los cristales, de terapias con nombres raros, de conceptos orientales que
nadie puede entender, o de pócimas para atraer a tu alma gemela.
A estas
personas, quiero decirles que existe una alternativa. Existe una forma de abordar
la reencarnación de manera totalmente distinta, siempre con los pies en el
suelo, y dando importancia a lo que de verdad la tiene: nuestros recuerdos.
Cómo nos afectan en nuestra vida presente y cómo podemos hacerles frente para
que no nos afecten tanto. Cómo podemos aprender de ellos, cómo podemos
conocernos mejor a nosotros mismos recordando nuestras vidas pasadas, abriendo
la puerta a lo desconocido y encontrándote con tu propia sombra. Verificando
esos recuerdos y descubriendo por fin que la reencarnación no es ninguna
creencia, sino un fenómeno natural y universal de mecanismos aún poco
conocidos.
Recientemente
en Foro Reencarnación alguien escribió: “Los maestros somos nosotros mismos”.
Esta persona incluso se sentía emocionada al estar descubriendo que no necesita
a nadie más para conducirle por su camino espiritual. Eso es lo que intento
transmitir continuamente… y lo repetiré todas las veces que sea necesario,
aunque me reviente la cabeza contra la pared. Jamás lograré comprender por qué
la gente es tan feliz acudiendo a eventos multitudinarios para ver a alguien
que lo único que ha hecho es recopilar la información que sus pacientes le
dieron bajo hipnosis, como si este alguien fuera un dios que lo sabe todo,
olvidando que es humano como todos nosotros, y que todos podemos estar
equivocados, empezando por los propios pacientes hipnotizados, que a pesar de
estar en un estado alterado de consciencia, no son omniscientes. Todo está
sujeto a la interpretación de nuestra pobre mente humana. Sin embargo, algunos
disfrutan en estos eventos y les encanta recibir respuestas de manera fácil y “creer”
en lugar de buscar por sí mismos en su interior.
Lo comprendo.
Este último camino es infinitamente más difícil, y no todos están preparados.
Bien, el momento llegará si es que tiene que llegar. Pero yo tengo que pensar
en aquellos que ahora mismo sufren síntomas de estrés post-traumático, o que están
tomando antidepresivos y se pasan el día encerrados en sus casas sin saber qué
diablos les ocurre; o en aquellos que sufren de ansiedad recurrente y no
entienden por qué; o en aquellos con enfermedades crónicas que no responden a
terapia convencional. Muchos no pueden recurrir a profesionales que hagan
terapia regresiva, bien porque no hay profesionales debidamente preparados, o bien
porque económicamente no pueden permitírselo. Hay formas de enfrentarse poco a
poco con estos problemas y llegar a solucionarlos. Estas personas necesitan de
alguien que les diga qué deben hacer, antes de que acudan a alguien que les
hablará de vidas pasadas sin saber de qué está hablando, igual que ya ha pasado
con muchos otros temas “esotéricos” donde la realidad se mezcla con la ficción,
y los mitos se multiplican en internet induciendo a la confusión a la mayoría.
No quiero que
la reencarnación se convierta en un espectáculo de locos donde todo vale, donde
gane el que tenga la idea más extravagante o el que sepa mezclar con
inteligencia lo que ha leído acá o allá. Siempre digo que debemos mantener el
sentido común y no perder de vista nuestro sentido crítico, para que podamos
afirmar con rotundidad que la reencarnación existe, y con evidencias. Si todos
aceptamos sin más que venga alguien y nos diga “Pues yo he sido un ser acuático
en un planeta de la constelación de Orión”, solo conseguiremos que la
reencarnación siga siendo despreciada y que pierda credibilidad, en lugar de ser estudiada como se merece
por científicos serios. No podemos ver un vídeo de una regresión hipnótica en
Youtube y aceptar que todo lo que ha surgido en esa sesión es verdad… Debemos
dudar de todo, y también de nosotros mismos. Debemos ser serios y buscar
verificaciones siempre que sea posible. Y esto ha de ser una labor de todos los
reencarnacionistas. No dejemos que por culpa de unos pocos nos sigan tratando
como a simples integrantes de una secta o “grupo espiritual” que prefieren creer
en la reencarnación antes que asumir que todos vamos a morir. Ser
reencarnacionista debe ser mucho más que eso.
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