Hacía tiempo que no publicaba nada nuevo en el blog (al
menos nada que fuera constructivo), entre otras cosas porque mi salud no ha
sido la ideal en los últimos tiempos, he estado a punto de retirarme del mundo
de la reencarnación (vale, no puedo engañaros, si no lo he hecho ya es difícil
que lo vaya a hacer algún día, pero aún así... os prometo que todos los días me
dan ganas de hacerlo), y además he estado ocupada con la preparación de mi
próximo libro. Aún estoy en ello. Y precisamente, mientras daba los últimos
retoques a uno de los capítulos, he pensado que no era mala idea hablar un poco
sobre ello aquí, porque no lo he hecho nunca y en mi opinión es una de las
mejores evidencias que tenemos de la supervivencia de la consciencia después de
la muerte... o al menos lo sería si alguien prestara verdadera atención a estos
casos.
La existencia de niños que recuerdan espontáneamente vidas
pasadas es algo que llama la atención de todo el mundo. Por algo han salido
hasta en Cuarto Milenio (aunque
bastante menos de lo que me gustaría). También he hablado en otras ocasiones
del programa de televisión Ghost inside my child, que tenía sus defectillos pero lo cierto es que no estaba mal del
todo. He recalcado lo de “espontáneamente” porque este blog es racional, y los
investigadores de reencarnación que conozco dan mucha importancia a ese hecho.
El Dr. Ian Stevenson también es medianamente conocido en el mundo
hispanohablante. Sin embargo, muchas personas no son conscientes de lo mucho
que se sigue investigando a este respecto ni tampoco saben que los artículos
científicos publicados en tiempos recientes no son escasos. Hecho que no me
extraña en absoluto porque parece que en este país ni la reencarnación ni los
niños que recuerdan vidas pasadas existen. Mientras escribo estas líneas
(domingo por la noche), aquellos que están interesados en la existencia de la
vida después de la muerte estarán quedándose dormidos con otro eterno debate
sobre si las experiencias cercanas a la muerte son reales o no, cuando YA deberíamos
estar investigando sobre el mecanismo de la reencarnación y el funcionamiento
de la memoria. Para algunos de nosotros, los que recordamos vidas pasadas, esa
cuestión ya está fuera de toda duda. No nos interesa el por qué ni para qué,
porque sería como preguntarnos el por qué o para qué existe el universo o la
vida. Simplemente sabemos que la reencarnación es un hecho y queremos conocer
el CÓMO.
Bien, pues uno de esos artículos que mencionaba, publicado
en 2014, que podéis encontrar entero en este enlace, habla de una encuesta que
realizó un ginecólogo japonés (el Dr. Ikewaga), en la cual preguntaba a los
padres si sus hijos habían hablado alguna vez de lo que se conoce como el
periodo o la vida entre vidas. Si conocéis el trabajo de Michael Newton,
sabréis a qué me refiero (si no lo conocéis, pasaros por la Biblioteca). El “problema”
(para los investigadores, no para mí), es que Newton utilizaba la regresión
hipnótica para acceder a supuestos recuerdos del periodo entre vidas, y eso,
según algunos, no es para nada fiable. Bien, pues en este estudio se
preguntaba, por supuesto, por recuerdos espontáneos, nada de regresiones. Los
resultados son bastante sorprendentes, cuando te das cuenta de que lo que
afirman estos niños no es muy distinto a lo que describen los pacientes de
Newton, otros adultos con recuerdos espontáneos (y esto incluye la autohipnosis)
del periodo entre vidas, que también los hay, o los testimonios de personas que
sufrieron experiencias cercanas a la muerte.
Se vio que el 30’5% de los niños habían mencionado alguna
vez tener recuerdos del vientre materno, y el 19’3% tenía recuerdos del periodo
entre vidas, porcentajes que en mi opinión son bastante significativos. ¿Qué
decían estos niños? Pues básicamente sus recuerdos del periodo entre vidas se
pueden dividir en tres etapas:
- Una, en la que ven su propio cuerpo ya muerto desde fuera o son testigos de su propio funeral, hay parientes que lloran por ellos y son guiados hacia otros lugares.
- Dos, una etapa de estabilidad en la que se encuentran en algún lugar realizando varias actividades.
- Tres, etapa final en la que un gran número de niños dice haber elegido a sus padres o han sido dirigidos hacia ellos.
Muchos describen cómo estaban flotando en el cielo, vieron a
la que sería su futura madre, y la eligieron. A veces esta elección se hace con
la ayuda de otros “seres”, que algunos niños llaman almas, otros ángeles, y
otros “Dios”. No siempre están “flotando en el cielo”, sino que afirman que
están viviendo en un lugar al que describen como “una nube en el cielo”, una “luz”,
“un lugar como una estrella”, “un espacio amplio desde el que se puede ver la
Tierra”, “ahí arriba” o “un lugar en el que hay un número de niveles”.
Cuando le preguntaron a una niña si esa entidad que les
ayuda a elegir los padres es como un profesor de escuela, la niña respondió: “¡No,
no, no! Es mucho más generoso. Cuidaba de nosotros, como un consejero”. Algunos
niños dijeron que en ese lugar estaban con miembros de su familia actual,
mientras que otros decían que veían otras “bolas de luz” pero era difícil
identificar quiénes eran, aunque tenían la sensación de que se trataba de
alguien cercano en su vida actual.
La mayoría de ellos dijo que en ese estado se sentían “serenos”
o “calmados”, otros “alegres” o “excitados”, otros decían que era difícil de describir o
que no era distinto a cómo se sentían ahora.
Especialmente interesantes me parecen sus respuestas a la
pregunta de por qué decidieron volver a nacer: para reunirse con sus madres o
ayudarlas en algo; para ayudar a otras personas; para disfrutar de la vida; y
un niño dijo que no se acordaba de la razón, la había olvidado para así tener
que averiguarlo en su vida actual.
Muchos de ellos fueron capaces de describir acontecimientos
que tuvieron lugar antes de su concepción. Por ejemplo, uno dijo que había
visto cómo su madre abrazaba a un perro llevando un vestido de novia. La madre
pudo corroborar este hecho.
Y esto es solo una pequeña muestra de lo que se puede
encontrar por ahí si investigas un poco sobre recuerdos anteriores al
nacimiento. Si esto no es evidencia de que hay vida más allá de la muerte, ¿qué
podría serlo?
¿Qué hay de vosotros? ¿Recordáis el periodo entre vidas o
sabéis de alguien que sí recuerde?
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