sábado, 9 de mayo de 2020

Falacia vive el presente: ejemplo práctico.

Pasan los años y todo sigue igual. En mi grupo de reencarnación en Facebook escasean las preguntas interesantes, el debate y las reflexiones. Todo el mundo quiere recordar vidas pasadas o incluso tiene recuerdos, si he de creerme lo que contestan al entrar en el grupo, pero luego parece que no hay nadie pensando sobre reencarnación, leyendo un libro que hable del tema o simplemente buscando respuestas. No sé por qué pero entre mis contactos aparecen muchos perfiles de personas interesadas en la espiritualidad, aunque normalmente más parecen personas religiosas compartiendo estampitas de santos y "profundas" frases vacías de supuestos gurús indios. Hace tiempo que me dedico mucho más a la introspección en solitario o con personas afines que a discutir en redes sociales, pero a veces no lo puedo evitar, sobre todo cuando te encuentras con cosas como esta:


Es un tema que ya he tocado en muchas ocasiones en este blog, por ejemplo en esta entrada. Solía ponerme de muy mal humor, porque incluso en círculos donde se cree en la reencarnación, enseguida se pone de manifiesto que no tienen ni idea de lo que hablan, y para evitar cualquier confrontación o cualquier mínima posibilidad de que les hagas cambiar de opinión, enseguida te salen con eso de “Namasté”, simbolitos de manos en posición de rezo 🙏 🙏 🙏 y palabras vacías de paz y felicidad cuando en realidad lo que quieren decir es “Me importa un carajo lo que me estás contando, yo repito lo que dice el gurú X porque es súper bonito y sigo mi camino espiritual en el que además por supuesto seguiré masacrando otros animales para comer pero eso sí con mucho respeto y amor”. No se puede ser más hipócrita.

Mi primer comentario, bastante comedido, fue este:


A lo que siguió:



Claro. Traer recuerdos y apegos mentales. Porque como es bien sabido, todos nosotros, cuando nos sentimos deprimidos y ansiosos y no conocemos la razón, estamos deseando meditar y que nos aparezcan recuerdos de haber sido ahorcado, maltratado, fusilado en una guerra, violada o asesinada por tu padre. Y por supuesto, si reconoces un “apego mental” de esos, pues lo disuelves en tu imaginación y listo, como por arte de magia ya te puedes centrar en el presente y dejas a un lado tus ganas de suicidarte.


“El silencio es una buena respuesta”, dice. Y se queda tan ancho. Aquí me dieron muchas ganas de extenderme, pero no quería perder mi tiempo. No, amigo Swami gurú o quien seas. El silencio era lo que yo traía en mi infancia y adolescencia, del trauma que traía debido a las amenazas de muerte recibidas de un oficial alemán durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se enteraron de que había contado a mi jefe que había sufrido violaciones por parte de él, con la esperanza de que alguien me ayudara. Tenía, literalmente, miedo a hablar, a moverme y a contar mis problemas a nadie. Y si no hubiera sido porque recordé vidas pasadas, esos traumas habrían seguido conmigo toda mi vida. Esos recuerdos no los “traje” yo, por cierto, aparecieron por sí mismos sin ningún esfuerzo por mi parte. Porque quizá, en muchos casos, necesitan estar ahí para hacernos sanar y seguir adelante. En el silencio y el inmovilismo de una espiritualidad mal entendida, nadie aprende nada. La teoría es muy bonita y nos encanta estar todo el día recitando frases que suenan muy bien, pero la práctica es bien distinta. Igual que las asanas en el yoga consisten en sudar, enfrentarte a ti mismo y superarte cada día, la parte práctica de la reencarnación consiste en conocer de verdad tus vidas pasadas, en revivir todo lo que hiciste, ya estuviera bien o mal, en llorar, sangrar y arrepentirte. Porque la superación no se alcanza mirando la pared con expresión de santo y deseando perdonarte a ti mismo o enviando mucho amor a los que te rodean. La superación se alcanza hundiéndote en el barro, sangrando, sintiendo de nuevo las emociones y transformando la oscuridad que todos llevamos dentro en luz, algo que lleva muchos años conseguir.

Vivir en el presente no es posible mientras necesites procesar emociones de vidas pasadas. Y, en muchas ocasiones, el pasado se hace presente, nos guste o no. No ganamos nada bloqueando esa puerta y autoengañándonos con consejos de gente que no tiene ni idea de reencarnación o vidas pasadas.



Del otro comentario casi ni voy a decir nada, porque no encuentro sentido alguno en ninguna de las frases, todas prefabricadas y vacías de significado. “Sé feliz”, “Haz en ti lo que quieras que haga el mundo”, “Para no abrir puertas emocionales, nadie da lo que no tiene” 🙄. Otra que se queda tan ancha y no ha dicho absolutamente nada… 

Pero así es el mundo de la espiritualidad. Lo siguiente será que me acusarán de tener mucho ego, poca compasión y no ser capaz de ir por ahí diciendo a todos “Namasté”.

domingo, 23 de febrero de 2020

Visualización para acceder al periodo entre vidas.

Siempre pensé que para acceder al periodo entre vidas había que estar en un trance especialmente profundo, o que era imprescindible la ayuda de un terapeuta de vidas pasadas. Con el tiempo me di cuenta de que no es necesario. Quizá lo más importante sea dejar a un lado las ideas preconcebidas de lo que es el periodo entre vidas y simplemente dejarte llevar por lo que ves o sientes, aunque parezca totalmente inverosímil.

Esta es una buena visualización que puede ser útil para los que queráis acceder al periodo entre vidas. Viene en el libro de Joel Whitton, La vida entre las vidas, altamente recomendable. Pero esta visualización no tiene nada especial ni nada distinto a cualquier otra visualización para recordar vidas pasadas. Podéis crear la vuestra propia para acceder a ese estado de relajación profunda y de ahí a lo que estéis preparados para saber.

Si alguien prueba y obtiene resultados, ¡por favor que los comparta!


«Acuéstese, respire profundamente varias veces y viaje suavemente hacia el estado de relajación. Si alguien le lee el ejercicio, cierre los ojos y goce del estado de relajación, de escuchar la pronunciación de cada palabra. Si usted lee el ejercicio, hágalo lentamente, dejando que el estado de calma vaya apoderándose de usted antes de dar el primer paso hacia el celestial sanctum. De cualquier manera, viaje a lo profundo de su ser, centrándose solamente en penetrar cada vez más en un estado diferente de la realidad. Usted no tiene consciencia de nada más que de su mente y de estas palabras que van entrando en su conciencia…
Ahora visualice el cielo alto, alto, más arriba de las nubes, una gran catedral, muchísimo más grande que cualquier otro lugar de adoración que exista en la Tierra. Ese celestial sanctum tiene una puerta de dos hojas de tamaño colosal colocada justo debajo de inmensos arcos y espiras gemelas. Una imponente escalinata de piedra conduce hasta esa entrada… Concéntrese en inspeccionar hasta el más mínimo detalle de la catedral, incluso de su complicada construcción, y luego véase solo, al pie de la escalinata mirando expectante hacia la entrada… comience a subir los escalones, note el granito irregular cuando sus pies tocan un escalón tras otro… Es un largo ascenso pero finalmente usted llega arriba y se detiene ante las puertas inmensas de madera. Respire profundamente, luego extienda una mano para sentir la textura de la madera pasando la mano suavemente sobre la superficie lustrada con nudos y uniones y grietas. Ahora empuje una de las hojas. Se abre invitante y gradualmente ve el interior apenas iluminado mientras las grandes bisagras rotan y usted cruza el umbral y pisa las grandes y pulidas piedras del vestíbulo.
Quédese ahí y mire en su derredor; contemple la cúpula altísima y las filas de bancos. Rayos de luz caen en diagonal sobre los bancos; en el aire hay un olor dulzón de incienso y usted se siente invadido por la solemnidad, la tranquilidad y la magnificencia de la escena. En lugar de continuar el camino por la nave central hasta el altar, va hacia la izquierda y camina hasta un muro alejado. Está muy distante. Mientras avanza siente que las piedras del suelo dan paso al mármol y que la pared está cubierta de paneles de madera oscura desde el piso hasta el techo. Ahora busque una puerta en esa pared, una puerta chica. No es fácil de ver; debe buscar con mucha atención. Pero finalmente ve un picaporte de bronce y se dirige hacia él. Cuando llega, abre la puerta…
Pasa por la puerta y ve una escalera de piedra. Los escalones son angostos y están gastados. Desciende a los sótanos. Cuando va bajando la escalera siéntase descendiendo a las entrañas de la catedral. Al pie de la escalera espera un hombre, un anciano. Tiene el pelo blanco y usa una larga túnica negra que le llega casi a los tobillos. Es el guardián de los archivos y está esperándolo pero desea saber por qué usted se encuentra allí.
Explíquele que está efectuando su autoexploración y que desea ver el registro de su última permanencia en la vida intermedia. El anciano, inclinando la cabeza, escucha atentamente la explicación y accede a sus requerimientos…
El guardián le hace una seña para que usted lo siga a la biblioteca. Usted se siente flotando tras la túnica que golpea los tobillos del anciano mientras él va por intrincados corredores que parecen no terminar nunca en los que hay muchísimos estantes ocupados por pilas de libros. Por fin se detiene entre dos filas paralelas de libros. Señala un grupo particular. Usted sigue la señal del brazo del anciano y ve su propio nombre escrito en letras de oro. Lee el nombre atentamente y verifica que es el suyo, el nombre por el cual se lo conoce. E inspecciona los libros de ese estante…
Hay muchos, muchos libros en ese estante dedicado a usted: uno por cada una de sus vidas pasadas y uno por cada vida intermedia. Observe la sucesión de los lomos de cuero colocados en orden cronológico de izquierda a derecha. Como esta vida aún no ha terminado, el libro que se encuentra más a la derecha contiene todos los detalles de su experiencia más reciente en la vida intermedia. Pida ese libro al guardián y observe cómo él lo toma y se lo entrega. Tome el libro con firmeza, sienta la textura de la encuadernación de cuero y tena conciencia de que en un momento lo abrirá y leerá el contenido de su última experiencia incorpórea. Usted puede elegir qué leerá de ese libro… el umbral, el tribunal, la planificación de su vida actual… lo que usted quiera. Cuando abra el libro (recuerde que un álbum de fotografías o un vídeo pueden reemplazar el libro) debe hacerlo sin ningún temor. Lo que está allí es lo que ya ha ocurrido; no hay sorpresas para su subconsciente. Simplemente está viendo lo que se ha registrado.
Busque en el libro la sección de la vida intermedia que desea explorar. Lea y asimile con calma, sin emociones. Tiene todo el tiempo que quiera.
Cuando ya haya visto todo lo que desea, cierre el libro y devuélvalo al guardián que está esperando pacientemente a una discreta distancia. Él vuelve a ubicar el libro en el estante y le hace una señal para que lo siga otra vez por la biblioteca laberíntica hacia la escalera que sube a la catedral. Usted se apura siguiendo al anciano hasta que vuelven al lugar donde se encontraron por primera vez. Usted se despide por el momento y sube por la escalera. Entra por la puertita al silencio y la majestad de la nave. Cierra la puerta y se detiene por un momento bajo las cúpulas amadas antes de volver al vestíbulo, y a las inmensas puertas. Sale del celestial sanctum y desciende con lentitud los escalones de piedra. Al mover un pie detrás del otro descubre que lentamente va volviendo la conciencia normal, de manera que cuando llega al pie de la escalinata usted ya está consciente totalmente de lo que le rodea…»

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La validez de la hipnosis para verificar vidas pasadas.

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La autora de este blog no pertenece a ninguna religión ni a ninguna secta, ni tampoco es ferviente seguidora de ninguna doctrina espiritual, espírita o new age. Tampoco es una fanática lectora de ningún escritor más o menos popular que hable en sus libros sobre terapia o hipnosis regresiva.

La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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