jueves, 12 de junio de 2014

¿Existe el libre albedrío?

Cuando muchos de nosotros descubrimos los libros de Michael Newton y/o escuchamos a otras personas hablar sobre la posibilidad de que elijamos nuestras vidas, desde el cuerpo que vamos a tener, nuestros padres, la región geográfica en la que vamos a nacer... hasta el más mínimo detalle de las experiencias que nos van a marcar, siempre acaba por surgir la pregunta: “Y bien, si resulta que todo está preplanificado, ¿dónde queda nuestro libre albedrío? ¿Qué sentido tendría la vida si toda está ya prefijado antes de nacer? ¿Decidimos de verdad, o en realidad es el Destino el que determina de antemano lo que vamos a decidir?”

Yo también me hice todas estas preguntas, claro. Cuando lo pienso, entiendo que a algunas personas les resulte un poco surrealista que antes de cada encarnación, cuando estamos entre el espacio entre vidas, vayamos a visitar a nuestros supuestos guías espirituales y ellos nos muestren en lo que parece una especie de pantalla tridimensional futurista o una atracción de realidad virtual varias posibles vidas futuras que nosotros podemos elegir vivir o no en función de lo que queramos hacer. Aunque yo mantengo mis reservas, siempre pienso: ¿por qué no? Y como soy curiosa y tengo un gran espíritu investigador, prefiero comprobarlo por mí misma y recordar si es posible... de momento no lo he logrado, pero sí he podido recordar varias vidas pasadas y eso me ha hecho reflexionar profundamente sobre esta cuestión: ¿elegimos o no nuestras vidas antes de nacer? Según Michael Newton, en esta especie de atracción futurista elegimos qué cuerpo vamos a tener, la familia en la que vamos a encarnar, las circunstancias que nos van a rodear, y los principales retos a los que nos enfrentaremos. No creo que en ningún caso lleguemos a ver toda esa vida, como mucho se nos enseñan los puntos clave en los que tendremos que actuar, y en función de esas decisiones o acciones, el futuro podrá ser distinto. Esto a mí me parece más lógico que pensar que antes de nacer estamos flotando en el cielo, vemos a una pareja feliz (o no), y decidimos encarnar en el futuro bebé que van a concebir estos padres. Esto es lo que describen muchos niños que recuerdan vidas pasadas... pero como en los casos de ECM’s, pienso que no debemos tomarnos todo al pie de la letra, y mi opinión es que en estos casos estos niños están interpretando de una manera simplificada lo que vieron o experimentaron en ese periodo de preplanificación junto a sus guías.

Aún así, no es imprescindible haber leído a Michael Newton para que estas interrogantes se nos planteen en un momento u otro de nuestro camino. Si la vida se rige por destino o azar es una pregunta que todos nos hacemos desde muy jóvenes, porque a veces realmente tenemos la impresión de que determinado encuentros o acontecimientos en nuestras vidas estaban planeados. Yo siempre he creído en el destino, pero a la vez siempre he pensado que nuestro libre albedrío es indiscutible. Porque, en efecto, sin él, nada tendría sentido, y mucho menos la reencarnación. Si se supone (solo se supone) que estamos aquí para aprender o para crecer espiritualmente, ¿cómo lo vamos a hacer si todo está ya planificado al detalle y se puede predecir lo que vamos a hacer o decidir en cada momento? Sin embargo, creo que pensar que absolutamente todo está preplanificado es lo mismo que pensar que la genética explica todo lo que somos. Está última afirmación es falsa. La genética solo indica una predisposición a padecer cierta enfermedad, a tener cierta personalidad, a desarrollar ciertos comportamientos... pero esto no quiere decir que siempre vaya a ser así, dependerá de muchos otros factores como la educación, el ambiente en el que hemos crecido, incluso nuestra fortaleza mental. Igualmente, venir a la Tierra con un guión sobre lo que pensamos hacer, no quiere decir que todo lo que venga en ese guión va a suceder así. Yo creo que siempre hay lugar para la improvisación.


Pero el momento en el que más profundamente reflexioné sobre este tema fue cuando recordé haber matado a alguien en una vida pasada. Muchos aseguran que las experiencias que vivimos en cada vida las elegimos nosotros. Bien, ¿significa esto que nosotros mismos elegimos ser asesinados, o ser víctimas de violación, o ser maltratados de niños por un padre o una madre? Si esto es así, ¿qué ocurre con el agresor? ¿Ha llegado a algún tipo de acuerdo con esta alma antes de encarnar para matarla/violarla/maltratarla? La verdad es que no llego a descartar del todo esta posibilidad (y lo digo por experiencia propia), pero no creo que sea así en todos los casos, ni que el grado de crueldad sea siempre el acordado antes por estas almas... es decir, las cosas se pueden desmadrar. Puede que yo acuerde con el que va a ser mi padre tener una relación conflictiva porque él va a ser alcohólico y yo necesito pasar por la experiencia de tener un padre alcohólico, por la razón que sea, pero quizá resulte que esa alma, una vez encarnada, se enfrente a una situación que le sobrepasa y la adicción le lleve a cometer actos que no estaban planeados. Pensar que alguien ha elegido ser víctima tiene un peligro evidente, y es pensar que eso, desde nuestro punto de vista del agresor, justifica nuestra acción. Eso te quita un gran peso de encima, de eso no hay duda. Sin embargo, creo firmemente que eso nunca es así. Creo que siempre podemos elegir. Aun cuando las cosas pasen por algo y acontecimientos como el Holocausto o el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki hagan que la humanidad se dé cuenta de que eso no debe volver a ocurrir (y por lo que vemos todos los días, aún no se ha dado cuenta y por tanto esos acontecimientos no sirvieron para nada, excepto posiblemente a nivel individual), las malas acciones nunca están justificadas y siempre podemos echarnos atrás en el último momento. La cuestión aquí tal vez sería “¿Por qué seguimos siempre eligiendo la opción equivocada?” O... ¿existen las opciones equivocadas? Tal vez no... En todo caso, tengo muy claro que la responsabilidad es nuestra y solo nuestra.

Por tanto, la visión personal que yo tengo sobre la preplanificación es que elegimos a grandes rasgos nuestra próxima vida: la infancia siempre es fundamental en el desarrollo de una persona, por tanto es lógico que elijamos a nuestros padres, y aquel entorno que nos va a permitir tener una base que nos permita llegar a donde queremos llegar. En ese guión va a haber unos puntos marcados con asteriscos por su importancia, aquellas experiencias por las que queremos pasar sí o sí. También habrá otros puntos menos importantes pero que son cruciales para llegar a los otros. Y luego, existirán infinidad de pequeños senderos y atajos que elegiremos o no, según lo que nos apetezca hacer en cada momento. Evidentemente, al nacer no recordamos conscientemente nada de esto, y por ello dicen que los guías espirituales están ahí para ayudarnos a decidir lo que más nos conviene. Y también es evidente que para que el guión se cumpla, se requiere la presencia de muchas otras personas que se cruzarán en nuestro camino y en cuyo guión tal vez también estemos nosotros, dando lugar a un intrincado entramado de contactos y decisiones que se toman minuto tras minuto, que van construyendo poco a poco nuestro futuro.

Sea como sea, creo que el libre albedrío es nuestro derecho fundamental como seres espirituales, totalmente inviolable. Nosotros somos los amos de nuestra existencia, decidimos cuándo queremos reencarnar, cuándo queremos morir, y qué queremos hacer, tanto en este plano como en el plano espiritual. Creo que es un error intentar extrapolar nuestra visión humana al mundo espiritual y pensar que en el otro lado somos como niños a quienes nos imponen unas obligaciones, con unas reglas fijas y unos señores ancianos que velan por el cumplimiento de las leyes... Otra cosa es que existan seres con más experiencia que nosotros y que nosotros acabemos cediendo a sus consejos, aunque sea a regañadientes, porque en el fondo sabemos qué es lo que nos conviene...


Una teoría que me gusta mucho personalmente es aquella que dice que en este guión también existen unas “puertas de salida”, es decir, varios puntos en los que si queremos podemos decidir morir... bien porque pensemos que ya lo hemos hecho todo, o bien porque queremos tirar la toalla, abrumados por los acontecimientos. Nuestro espíritu o yo superior siempre es más sabio que nosotros... y quizá se manifieste a través de nuestra intuición y haga que en el último momento decidamos no subir a ese avión que se estrella o no acudir a ese lugar en el que hay un atentado terrorista. Muchos piensan que esto es el Destino de esa persona, que “no era su hora”. Pero en este caso, yo siempre pienso: “¿Pero sí era la hora de las otras 247 víctimas del accidente?” ¿Planeamos nuestra muerte en accidentes... o fue de verdad un “accidente”? Si estuviera planeado, ¿no sería más fácil para algunas de estas personas aceptar haber muerto cuando aún tenían tantas cosas que hacer? Yo siempre digo que la casualidad no existe, pero no descarto que sean posibles los dos casos... Lo cierto es que aún no tengo una conclusión definitiva. Y creo que hay muchos misterios de la vida (y la muerte) que solo podremos esclarecer cuando por fin lleguemos al otro lado...

1 comentario:

  1. Hola, muy interesante, exactamente lo que dices fue respondido de ese modo por los espíritus ilustrados en el libro de los espíritus de Allan kardec, busca sobre el en Wikipedia, te va a encantar, me gustaría ponerme en contacto con usted, mi correo es rubenish@gmail.com

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