Parece
increíble, pero incluso entre personas que se mueven en foros de reencarnación,
a veces surge la interrogante de si el
alma tiene o no género, y muchos piensan que sí. He de decir que
normalmente son personas que no recuerdan vidas pasadas, que recuerdan pocas y
siempre del mismo género, o personas en las que aún pesa mucho su educación
religiosa. Con estas personas no merece la pena perder el tiempo discutiendo. Da
igual que les digas que tú recuerdas vidas tanto de mujer como de hombre, y que
eso no te ha producido ningún tipo de alteración psicológica. Ellos se van a
inventar cualquier teoría para no aceptar que el alma no tiene género, solo
porque ellos mismos no son capaces de imaginarse siendo una persona del sexo opuesto.
Y para ellas la existencia de personas transexuales es, por supuesto, la prueba
de que hay algo “antinatural” y el alma sí tiene género. Todos los testimonios
que prueban lo contrario se vuelven invisibles como por arte de magia. He
llegado incluso a oír que si yo soy mujer, mis recuerdos de vidas pasadas como
mujer sí son ciertos, pero los de hombre no pueden ser míos, otra alma los ha debido de compartir conmigo, porque es imposible que yo, si soy mujer ahora, haya sido hombre en otra vida. Sí,
sí, lo digo en serio.
Bueno, ¿cómo
funciona esto del género entonces? Voy a hablar básicamente a partir de observaciones, es decir, testimonios que
conozco por haber leído unos cuantos libros al respecto, y testimonios de personas
como yo que recuerdan vidas pasadas, algunas de los cuales sufren de disforia
de género. Lo ideal sería que hubiera estudios serios al respecto, pero como
dije al principio, creo que de momento solo Ian Stevenson ha prestado algo de
atención al asunto, y como se ve, nadie le ha hecho caso, aparte de que, en mi
opinión, esos estudios ya están un poco obsoletos y no creo que sus
conclusiones sean aplicables al mundo de hoy.
¿Es posible reencarnar en personas de sexo biológico distinto?
Por
supuesto. No solo es posible, sino seguramente aconsejable, porque eso amplía tu espectro de potenciales experiencias que vas a tener en tus reencarnaciones, y eso siempre es positivo para enriquecerte como alma.
¿Con qué frecuencia?
Con la que
desees. Como en muchos otros aspectos de la reencarnación, no hay reglas fijas.
Lo único que siempre aplica es el libre albedrío. ¿Que te apetece tener cincuenta vidas de mujer seguidas? Pues
adelante. ¿Que prefieres ir alternando? Pues vale. ¿Que funcionas por ciclos,
varias vidas seguidas de mujer y luego varias seguidas de hombre? Está bien.
Cada forma de actuar puede tener sus ventajas e inconvenientes, pero no pasa
nada. Puede que en determinado momento nos interese más reencarnar como mujer
porque queremos experimentar los aspectos femeninos, como por ejemplo ser
madre. Puede que a la vida siguiente no interese más explorar nuestros aspectos
masculinos.
¿Escogemos el sexo biológico con el que nacemos?
Sí, es muy
probable, al menos eso es lo que queda reflejado en los libros de Michael Newton sobre la
vida entre vidas. También escogemos otras particularidades de nuestro cuerpo
físico, puesto que escogemos a nuestros padres y eso implica escoger en cierta
medida nuestros genes, además de que es
probable que también podamos influenciar de alguna manera sobre esos genes.
No debemos sorprendernos de ello. Y sí, sé que a veces esto es muy difícil de
aceptar, sobre todo para aquellas personas que han nacido transexuales o que
tienen disforia de género en algún grado. Tampoco estoy diciendo que esto siempre tenga que ser así, los
accidentes también existen, estoy segura. Y sospecho que existen mecanismos
sumamente complejos que hacen posible todo el asunto de la elección, y puede
que se produzcan errores en esos mecanismos.
¿Qué ocurre con la orientación sexual?
No se sabe
muy bien todavía, pero parece que también va cambiando de vida en vida. Todas
las opciones son posibles. Puede que en una vida seas hombre heterosexual y a
la siguiente hombre homosexual. Puede que seas una mujer homosexual y a la
siguiente vida, un hombre bisexual. Es muy posible que haya una influencia
hormonal en nuestras elecciones de pareja, y por supuesto, también una fuerte
influencia de la educación, más o menos represora según la época.
¿Por qué se produce la disforia de género?
La disforia
de género consiste en una disconformidad
del individuo respecto al sexo biológico con el que nació. Puede haber
diversos grados, siendo el más severo el de la transexualidad. El término es
mucho más complejo de lo que parece a simple vista, y no es el propósito de
esta entrada ahondar en él. Si quieres saber más, te recomiendo que empieces
por este enlace de la Wikipedia.
Evidentemente,
lo siguiente que voy a exponer es solo una hipótesis, pero creo que está
bastante bien fundada. La mayoría de
personas que conozco que tienen disforia de género recuerdan haber sido un
individuo del sexo opuesto en su vida pasada más reciente. Esto no quiere
decir que siempre que se produzca un cambio de género de una vida a otra, vaya
a aparecer disforia de género. Yo misma recuerdo múltiples vidas como hombre y
como mujer, casi siempre he sido heterosexual, y aunque me siento mucho más
cercana a los roles masculinos, me adapto bastante bien a ser mujer. A veces
incluso he sido muy femenina. Pero parece ser que en determinadas
circunstancias sí que se produce esa disforia. Las causas podrían ser muy
variadas. Puede ser simplemente que fuiste hombre durante muchas vidas seguidas
y ahora te cuesta adaptarte a tu cuerpo femenino. No te gusta la maternidad, no
te gusta que te consideren el “sexo débil”, etc. En otros casos, puede haber un
suceso traumático en tu vida pasada que determina que te sientas así en tu vida
actual. Por ejemplo, mis sentimientos negativos sobre ser mujer en la
actualidad parecen tener su origen en varias experiencias negativas que he
tenido siendo mujer. Por otra parte, sé de al menos un caso verificado de alguien
que en la actualidad es un hombre con disforia de género, y en su vida pasada era
una joven que murió por asesinato al inicio de la pubertad. Otro
caso apunta a vivencias similares, pero la persona en cuestión no tiene aún
recuerdos claros de vidas pasadas. Sin embargo, sus sentimientos son tan
fuertes que probablemente la disforia viene originada por el resentimiento que
le produjo no poder vivir su feminidad con toda plenitud. A pesar de haber
hecho la transición, aún siente mucho rencor por no poder ser una “mujer de
verdad” y tener la menstruación.
Entonces, ¿esto no quiere decir que el alma
tiene género? ¿No se produce la disforia porque un alma de género femenino
encarna en un cuerpo masculino?
No. Que el alma tenga ciertas preferencias por
un género no significa que el alma tenga
género. Creo que el género que nos acompaña durante una encarnación no es
muy distinto a cualquier otra característica de nuestra personalidad. Si te
gusta el pelo moreno rizado que tenías en tu vida de raza negra, puede que
ahora lo eches de menos y no te guste el pelo lacio y fino que tienes ahora
como mujer blanca. Y no, para nada estoy trivializando la cuestión de la
disforia de género, sé que este problema es realmente serio. Pero no debemos
olvidar que el género solo es una
construcción social, es lo que la sociedad espera de ti según tu sexo biológico,
pero en realidad tu personalidad no viene determinada por tu sexo biológico.
Por fortuna, en los países occidentales, las fronteras entre un sexo y otro se
van difuminando cada vez más, pero hace unas décadas los roles femeninos y
masculinos estaban muy separados, y cuando un miembro de uno de los sexos “se
inclinaba” hacia el otro, era considerado poco menos que una aberración,
incluso una enfermedad.
La
reencarnación nos demuestra que esto no es así. Un hombre puede tener ciertas
características consideradas tradicionalmente femeninas, y no por eso ser
homosexual o “menos hombre”. Igualmente, una mujer puede sentirse atraída por
actividades consideradas tradicionalmente masculinas, y no por ello ser
lesbiana o “menos femenina” que otras mujeres. Lo que sí ocurre es que nuestra personalidad es el resultado de
nuestras experiencias pasadas. Si has sido madre y te ha gustado la
experiencia, quizá en una vida futura como hombre echarás de menos poder
ejercer la maternidad. Si has sido hombre y has ocupado posiciones de
liderazgo, en una vida futura de mujer te resultará difícil adaptarte a un
papel más secundario, y quizá eso te dé problemas. Con el paso del tiempo, si
reencarnas muchas veces en un solo sexo, tu alma irá adquiriendo
características más “masculinas” o más “femeninas” según el caso, y es lógico
que sientas preferencias por uno u otro género, pero eso es todo. No hace falta
ir más allá.