Esta entrada
va a ser similar a la de almas gemelas y almas compañeras, en el sentido de que
parte del problema viene de la mala traducción de la palabra inglesa spirit guide o, más correcto, en mi
opinión, spiritual guide. Pero solo
parte. La realidad es que es más bien un
problema conceptual que se agrava cuando entran en la ecuación los espiritistas
y médiums, es decir, personas que supuestamente pueden comunicarse con espíritus,
y que tienden a interpretar que un guía espiritual es lo mismo que cualquier
ser desencarnado en el astral que te puede “ayudar” (normalmente acaba siendo
lo contrario) en un determinado momento de tu vida.
De hecho,
solo buscando la definición de spirit
guide en internet, este hecho se ve reflejado hasta en la página de
Wikipedia:
A spirit guide, in western spiritualism, is an entity that remains as a disincarnate spirit to act as a guide or protector to a living incarnated human being.According to theosophical doctrine, spirit guides are not always of human descent. Some spirit guides live as energy, in the cosmic realm, or as light beings, which are very high level spirit guides. Some spirit guides are persons who have lived many former lifetimes, paid their karmic debts, and advanced beyond a need to reincarnate. Many devotees believe that spirit guides are chosen on "the other side" by human beings who are about to incarnate and wish assistance.Some early modern Spiritualists did not favor the idea of spirit guides. Spiritualist author and medium E.W. Wallis, writing in A Guide to Mediumship and Psychic Unfoldment, expressed an opinion that the notion of spirit guides is disempowering and disrespectful to both spirits and living people. He does not deny that seeking people may be helped by spirits here and there, but decries the idea that said spirits are appointed or assigned to do nothing but help the living. He advises would-be mediums to steer clear of the notion that they are being "guided" unless they have demonstrable proof that such is the case.
Traducido
por una servidora:
Un guía espiritual, en el espiritualismo occidental, es una entidad que permanece como un espíritu desencarnado para actuar como guía o protector de un ser humano vivo encarnado.Según la doctrina teosófica, los guías espirituales no siempre son de descendencia humana. Algunos guías espirituales viven como energía, en el reino cósmico, o como seres de luz, que son guías espirituales de muy alto nivel. Algunos guías espirituales son personas que han vivido muchas vidas anteriores, pagaron sus deudas kármicas, y avanzaron más allá de la necesidad de reencarnar. Muchos devotos creen que los guías espirituales son elegidos “en el otro lado” por los seres humanos que están a punto de encarnar y desean asistencia.Algunos espiritualistas modernos tempranos no estaban a favor de la idea de los guías espirituales. El autor y médium espiritista E.W. Wallis, escribiendo en Una guía a la mediumnidad y la apertura psíquica, expresó la opinión de que la noción de los guías espirituales es desempoderadora e irrespetuosa tanto para los espíritus como para los vivos. No niega que las personas buscadoras pudieran ser ayudadas por espíritus aquí y allá, pero desacredita la idea de que tales espíritus sean designados o asignados para no hacer nada excepto ayudar a los vivos. Aconseja que los que quieran ser médiums deben huir de la idea de que ellos están siendo “guiados” a menos que tengan una prueba demostrable de que ese es el caso.
Es curioso
que ya hubiera estas discrepancias a principios del siglo XX, y que justamente
un médium se diera cuenta de que los espíritus desencarnados con los que él se
supone que trata, no se suelen dedicar a guiar a nadie ni han sido asignados a
ningún vivo antes de nacer. Yo estoy de acuerdo con él. En cuanto a los
teosofistas, me gusta más su manera de verlo. No comparto algunas de las cosas
que entran en su definición —por ejemplo, no creo en la existencia de
deudas kármicas que haya que pagar—, pero sí que coincido con otras: es indudable que son seres de luz de alto nivel. Y aunque yo siempre he creído que eran
seres que ya no reencarnaban más, algunas impresiones que he recibido de mi
propio guía me hacen sospechar que sí pueden hacerlo. De hecho, es posible que
todos hayamos ejercido como guías en algún momento. En el fondo, creo que ser guía espiritual es simplemente
una tarea más que puedes aceptar hacer o no mientras estés desencarnado.
Supongo que tienes que tener cierta experiencia, pero tampoco hace falta que
seas uno de esos “súper-santos” que ya no necesitan reencarnar, especialmente
porque… no creo que existan ni tan siquiera.
Pero
volvamos a los problemas de concepto.
Podríamos
decir que guía espiritual y espíritu guía es lo mismo. Sin embargo, con el
tiempo, yo he acabado haciendo una importante distinción entre ambos. Yo
prefiero el término “guía espiritual” porque es más cercano al término original
en inglés y porque el adjetivo “espiritual” tiene una connotación de “ser
elevado”, “estar en un estado ampliado de consciencia”, mientras que espíritu
es simplemente cualquier ser desencarnado que puede estar en el astral, es
decir, en el plano más próximo al plano físico, y eso no significa
necesariamente estar en un estado ampliado de consciencia o haber llegado a
cierto nivel de desarrollo espiritual. Un espíritu puede estar aún confuso tras
la muerte, puede estar vagando sin rumbo fijo sin saber que debe seguir a otros
planos de mayor vibración, o puede que simplemente se haya quedado en el astral
porque considera que tiene una tarea que hacer. Algunos de estos espíritus se
comunican con algunos seres humanos, de manera puntual o a través de médiums.
Eso, aunque depende del caso, obviamente, no pongo en duda que sea posible.
También creo que es posible que uno de estos espíritus quiera acompañar a algún
vivo y transmitirle de algún modo que es su guía, y prometerle un montón de
conocimientos. Quizá, incluso, podría llegar a manifestarse a través de
alguien receptivo. Todo eso está muy bien, pero no es un verdadero guía
espiritual. Y desde que comencé a participar en foros de reencarnación, esta es
una de las cosas que más le cuesta a la gente comprender.
¿Por qué les
cuesta tanto comprenderlo? Pues yo me imagino que la razón fundamental es que
no lo han experimentado por sí mismos. Si han leído algún libro de Michael
Newton, quizá sí sepan a qué tipo de guía espiritual nos referimos los
reencarnacionistas. En ningún caso hablamos de comunicación con espíritus
desencarnados tal y como entienden los espiritistas. Esto no se trata de sacar
la tabla de la ouija o un péndulo, hacer preguntas al aire, y esperar a ver si
alguien responde. Los reencarnacionistas accedemos a nuestros recuerdos de
vidas pasadas a través de la meditación o técnicas muy parecidas a la
meditación, como la autohipnosis. Y la meditación, aunque no la utilices
precisamente para recordar vidas pasadas, es una herramienta muy poderosa que
te conecta con tu intuición, con tu yo superior, con tu verdadera consciencia.
Es en ese estado cuando empiezas a darte cuenta de algunas cosas. Una de esas cosas es que ninguno de
nosotros estamos solos. Y si sigues adentrándote en tu interior y vas
haciendo las preguntas adecuadas, las respuestas comenzarán a surgir… de tu
interior, en forma de imágenes, o emociones, o símbolos. Nunca van a aparecer
por escritura automática, golpes en la pared o movimiento de un péndulo. Aquí
estaríamos hablando de otros fenómenos, en algunos casos bastante peligrosos
para la salud mental de quien los vive. La meditación y los guías espirituales
de los que hablo no tienen nada que ver con esto.
Yo era muy
escéptica al principio, por supuesto. Si mi yo de hace diez años estuviera
leyendo esta entrada, pensaría que vaya ida de olla o qué magufada, o como
mucho, pensaría: “Qué bonito debe de ser esto de poder contactar con tus guías,
pero yo no me veo capaz. Además, ¿realmente existen o es su propio
subconsciente que toma forma de otra persona?” Pues hoy puedo decir que sí,
existen. La forma en la que los describe
Michael Newton se aproxima mucho a la realidad, aunque he de decir que él suele
hablar de recuerdos del periodo entre vidas y eso es muy diferente a cómo los
percibimos estando encarnados, ya sea en un estado normal de vigilia o en un estado alterado de consciencia, cuando meditamos. No voy a
hablar mucho de mi propia experiencia con mi guía porque ya lo cuento con
detalle en mi libro La Caja de Pandora,
pero uno de los hilos más divertidos que tuvimos en el foro (Foro Reencarnación) fue cuando nos decidimos a dejar la vergüenza al lado y
compartir cómo cada una de nosotras veía a su guía espiritual. Nos dimos cuenta
de que seguramente ellos aparecen de una forma que a nosotras mismas nos
resulte una figura con poder de atracción y cierta autoridad, pero siempre con
un ligero toque humorístico también. El género puede ser como el nuestro o
distinto. Algunas de nosotras teníamos varios guías, igual que se cuenta en los
libros de Newton, aunque uno suele ser el principal. Y también en varios casos
habíamos compartido vidas pasadas con ellos. Lo importante es que son seres que
te conocen muy bien y no están contigo precisamente para hacer tu trabajo, sino
para asegurarse de que cumples con tu plan y para decirte cosas que no te van a
gustar si eso llega a ser necesario. Yo los comparo al capitán de un equipo de
fútbol. Tienen más experiencia y otras habilidades, pero son también parte del
equipo y aunque estén desencarnados ellos también viven nuestra vida de manera
muy cercana.
Como
cualquiera puede comprobar si medita con regularidad y se pone en contacto con
ellos, esto es muy distinto a oír voces
en tu cabeza o contactar con espíritus. Igual que cualquier persona que
pasa por la calle te puede ayudar en un momento dado, o igual que puedes
encontrar un mentor especial del que aprendas muchas cosas durante un periodo
de tu vida, cualquier espíritu del astral que descubra que eres especialmente
sensible y se puede comunicar contigo, puede hacerlo. Puede ser sincero y creer
que te está haciendo algún bien, o puede que lo haga simplemente porque desea
manipularte o desea tu energía y tu atención. Un verdadero guía espiritual no
va a interferir nunca de ese modo en tu vida, por varias razones. Una de ellas
es porque probablemente hay un impedimento físico: él está en un plano muy
elevado de vibración, y nosotros estamos encarnados. Ni siquiera a través de
los sueños es fácil que recibamos sus inspiraciones. Es más una cuestión de intuición, de sincronicidades, o como yo lo
llamo a veces, de “señales que nos manda el universo”. A veces es realmente
difícil discernir si cuando hablas con tu guía es él realmente o es la voz de
tu consciencia. Pero a veces sus mensajes o la sensación que obtenemos de
repente mientras meditamos, son muy distintas a lo que normalmente pensamos o
sentimos. Y eso es lo que nos hace sentir que están ahí guiándonos, pero de
manera muy sutil. En cambio, un espíritu del astral sí que puede comunicarse a
través de los sueños. Puede incluso aparecerse o manifestarse en el plano
físico.
La otra
razón está relacionada con lo que dije antes: un ser que está desarrollado
espiritualmente (y por tanto en estado desencarnado está en el plano
espiritual, no en el astral), comprende que todos nosotros tenemos libre
albedrío, y que existen unas reglas, y que aunque sea nuestro guía no puede
decidir por nosotros, ni empujarnos a hacer algo que no queremos hacer. Si
interfiere va a ser solo en casos muy extremos, si es absolutamente necesario,
si nuestras decisiones van a conducir al más absoluto de los desastres y es esencial
que cumplamos con uno de los objetivos que teníamos antes de nacer.
A mi guía ni
siquiera le gusta que le llame guía. Y yo le llamo guía pero tampoco lo siento
como guía. Porque ha sido mi hermano, mi padre, mi esposo, mi hijo… y ha estado
conmigo tantas vidas que no puedo considerarlo un superior. Es simplemente un miembro de mi equipo que
a veces está encarnado y otras veces no, igual que yo. Las palabras humanas
son siempre demasiado reduccionistas para definir este tipo de relaciones, este
tipo de amor y amistad entre dos almas.
Aprended a
diferenciarlos. Y si podéis, experimentadlo en vuestra propia piel.
Recordad que el mejor maestro sois vosotros mismos.