domingo, 23 de octubre de 2022

Mi primera entrevista en directo sobre vidas pasadas.

Estaba claro que tarde o temprano tenía que pasar, y finalmente pasó el viernes 21 de octubre de 2022. Un par de semanas antes me contactó Mary Gómez, comunicadora animal y terapeuta de vidas pasadas. Nos conocimos porque hace unos meses ella solicitó mis servicios profesionales como veterinaria. A través de mi socia una cosa llevó a la otra y Mary acabó invitándome a su canal de Instagram para charlar sobre mi experiencia. Acepté sin dudarlo, consciente del reto que eso suponía para mí, pero también muy confiada en mi interior, conectada como nunca con mi corazón, sabedora de que el momento había llegado.

Después de todo lo que llevamos vivido desde 2020, no queda otra opción que darle un empujón a la espiritualidad, para que cada vez más y más humanos inicien el camino al autoconocimiento y descubran por fin que son seres espirituales eternos viviendo experiencias en el plano físico. Esto que se dice muy rápido y que para muchos humanos ya es una creencia, en realidad puede tardar mucho tiempo en convertirse en certeza, que es lo que realmente nos transforma en nuestro interior. No es mismo leerse un libro, acudir a una conferencia o charlar con tu profesor de yoga que vivirlo por ti mismo. Algunas personas viven experiencias cercanas a la muerte, otros tienen cierta habilidad para desdoblarse y puede que con muy poco entrenamiento ya sepan que somos mucho más que carne y hueso. Pero no es necesario esperar eternamente para llegar a esa convicción. Nosotros mismos podemos iniciar ese viaje, tengamos o no traumas que vengan del pasado. Por todo ello me decidí dar un paso más en mi trabajo de divulgación y dar la cara para contar todo lo que sé.

Uno de mis mayores deseos cuando empecé a crear blogs y publicar libros era que se pudiera hablar con total naturalidad de tus vidas pasadas con gente normal. Creo que si nosotros mismos no damos ejemplo y no damos el primer paso, este conocimiento tan valioso tardará mucho más tiempo en llegar a aquellos que lo necesitan. Y en este momento tan crucial en la historia de la humanidad, lo necesitamos todos.

A pesar de la hora y media de entrevista, no pudimos profundizar todo lo que me hubiese gustado en algunos aspectos de mi experiencia, pero como introducción para aquellos que no me conozcan creo que está genial. Es un pequeño resumen de lo que cuento en los primeros capítulos de mi libro La caja de Pandora, disponible desde hace unos años. En ese libro el lector no solo conocerá con todo detalle por qué y cómo empecé a recordar vidas pasadas, sino que también encontrará muchos consejos prácticos para iniciar su propio viaje. El mensaje final que siempre deseo dar es uno muy simple: si yo pude recordar vidas pasadas, verificar algunas de ellas, y llegar a la conclusión de que la reencarnación es un hecho, tú también puedes. La muerte no existe y todos volvemos una y otra vez a reencontrarnos con nuestros seres queridos. Por mucho daño que alguien nos haga en una vida o por mucho daño que hayamos hecho nosotros, siempre existe la posibilidad de repararlo y de avanzar en nuestro camino.

La seguridad de que somos seres espirituales inmortales nos da una fuerza indescriptible para seguir luchando por el bien, estemos encarnados o no. Pero es necesario tener esa seguridad, esa certeza. Ya no es suficiente con tener creencias. Ha llegado la hora de vivirlo, ha llegado la hora de saber.

Espero que disfrutes de la entrevista (a pesar de los problemillas técnicos con el sonido), y si te gusta, te agradecería que la compartas, para que alcance a todas aquellas personas que aún buscan respuestas.



sábado, 9 de mayo de 2020

Falacia vive el presente: ejemplo práctico.

Pasan los años y todo sigue igual. En mi grupo de reencarnación en Facebook escasean las preguntas interesantes, el debate y las reflexiones. Todo el mundo quiere recordar vidas pasadas o incluso tiene recuerdos, si he de creerme lo que contestan al entrar en el grupo, pero luego parece que no hay nadie pensando sobre reencarnación, leyendo un libro que hable del tema o simplemente buscando respuestas. No sé por qué pero entre mis contactos aparecen muchos perfiles de personas interesadas en la espiritualidad, aunque normalmente más parecen personas religiosas compartiendo estampitas de santos y "profundas" frases vacías de supuestos gurús indios. Hace tiempo que me dedico mucho más a la introspección en solitario o con personas afines que a discutir en redes sociales, pero a veces no lo puedo evitar, sobre todo cuando te encuentras con cosas como esta:


Es un tema que ya he tocado en muchas ocasiones en este blog, por ejemplo en esta entrada. Solía ponerme de muy mal humor, porque incluso en círculos donde se cree en la reencarnación, enseguida se pone de manifiesto que no tienen ni idea de lo que hablan, y para evitar cualquier confrontación o cualquier mínima posibilidad de que les hagas cambiar de opinión, enseguida te salen con eso de “Namasté”, simbolitos de manos en posición de rezo 🙏 🙏 🙏 y palabras vacías de paz y felicidad cuando en realidad lo que quieren decir es “Me importa un carajo lo que me estás contando, yo repito lo que dice el gurú X porque es súper bonito y sigo mi camino espiritual en el que además por supuesto seguiré masacrando otros animales para comer pero eso sí con mucho respeto y amor”. No se puede ser más hipócrita.

Mi primer comentario, bastante comedido, fue este:


A lo que siguió:



Claro. Traer recuerdos y apegos mentales. Porque como es bien sabido, todos nosotros, cuando nos sentimos deprimidos y ansiosos y no conocemos la razón, estamos deseando meditar y que nos aparezcan recuerdos de haber sido ahorcado, maltratado, fusilado en una guerra, violada o asesinada por tu padre. Y por supuesto, si reconoces un “apego mental” de esos, pues lo disuelves en tu imaginación y listo, como por arte de magia ya te puedes centrar en el presente y dejas a un lado tus ganas de suicidarte.


“El silencio es una buena respuesta”, dice. Y se queda tan ancho. Aquí me dieron muchas ganas de extenderme, pero no quería perder mi tiempo. No, amigo Swami gurú o quien seas. El silencio era lo que yo traía en mi infancia y adolescencia, del trauma que traía debido a las amenazas de muerte recibidas de un oficial alemán durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se enteraron de que había contado a mi jefe que había sufrido violaciones por parte de él, con la esperanza de que alguien me ayudara. Tenía, literalmente, miedo a hablar, a moverme y a contar mis problemas a nadie. Y si no hubiera sido porque recordé vidas pasadas, esos traumas habrían seguido conmigo toda mi vida. Esos recuerdos no los “traje” yo, por cierto, aparecieron por sí mismos sin ningún esfuerzo por mi parte. Porque quizá, en muchos casos, necesitan estar ahí para hacernos sanar y seguir adelante. En el silencio y el inmovilismo de una espiritualidad mal entendida, nadie aprende nada. La teoría es muy bonita y nos encanta estar todo el día recitando frases que suenan muy bien, pero la práctica es bien distinta. Igual que las asanas en el yoga consisten en sudar, enfrentarte a ti mismo y superarte cada día, la parte práctica de la reencarnación consiste en conocer de verdad tus vidas pasadas, en revivir todo lo que hiciste, ya estuviera bien o mal, en llorar, sangrar y arrepentirte. Porque la superación no se alcanza mirando la pared con expresión de santo y deseando perdonarte a ti mismo o enviando mucho amor a los que te rodean. La superación se alcanza hundiéndote en el barro, sangrando, sintiendo de nuevo las emociones y transformando la oscuridad que todos llevamos dentro en luz, algo que lleva muchos años conseguir.

Vivir en el presente no es posible mientras necesites procesar emociones de vidas pasadas. Y, en muchas ocasiones, el pasado se hace presente, nos guste o no. No ganamos nada bloqueando esa puerta y autoengañándonos con consejos de gente que no tiene ni idea de reencarnación o vidas pasadas.



Del otro comentario casi ni voy a decir nada, porque no encuentro sentido alguno en ninguna de las frases, todas prefabricadas y vacías de significado. “Sé feliz”, “Haz en ti lo que quieras que haga el mundo”, “Para no abrir puertas emocionales, nadie da lo que no tiene” 🙄. Otra que se queda tan ancha y no ha dicho absolutamente nada… 

Pero así es el mundo de la espiritualidad. Lo siguiente será que me acusarán de tener mucho ego, poca compasión y no ser capaz de ir por ahí diciendo a todos “Namasté”.

domingo, 23 de febrero de 2020

Visualización para acceder al periodo entre vidas.

Siempre pensé que para acceder al periodo entre vidas había que estar en un trance especialmente profundo, o que era imprescindible la ayuda de un terapeuta de vidas pasadas. Con el tiempo me di cuenta de que no es necesario. Quizá lo más importante sea dejar a un lado las ideas preconcebidas de lo que es el periodo entre vidas y simplemente dejarte llevar por lo que ves o sientes, aunque parezca totalmente inverosímil.

Esta es una buena visualización que puede ser útil para los que queráis acceder al periodo entre vidas. Viene en el libro de Joel Whitton, La vida entre las vidas, altamente recomendable. Pero esta visualización no tiene nada especial ni nada distinto a cualquier otra visualización para recordar vidas pasadas. Podéis crear la vuestra propia para acceder a ese estado de relajación profunda y de ahí a lo que estéis preparados para saber.

Si alguien prueba y obtiene resultados, ¡por favor que los comparta!


«Acuéstese, respire profundamente varias veces y viaje suavemente hacia el estado de relajación. Si alguien le lee el ejercicio, cierre los ojos y goce del estado de relajación, de escuchar la pronunciación de cada palabra. Si usted lee el ejercicio, hágalo lentamente, dejando que el estado de calma vaya apoderándose de usted antes de dar el primer paso hacia el celestial sanctum. De cualquier manera, viaje a lo profundo de su ser, centrándose solamente en penetrar cada vez más en un estado diferente de la realidad. Usted no tiene consciencia de nada más que de su mente y de estas palabras que van entrando en su conciencia…
Ahora visualice el cielo alto, alto, más arriba de las nubes, una gran catedral, muchísimo más grande que cualquier otro lugar de adoración que exista en la Tierra. Ese celestial sanctum tiene una puerta de dos hojas de tamaño colosal colocada justo debajo de inmensos arcos y espiras gemelas. Una imponente escalinata de piedra conduce hasta esa entrada… Concéntrese en inspeccionar hasta el más mínimo detalle de la catedral, incluso de su complicada construcción, y luego véase solo, al pie de la escalinata mirando expectante hacia la entrada… comience a subir los escalones, note el granito irregular cuando sus pies tocan un escalón tras otro… Es un largo ascenso pero finalmente usted llega arriba y se detiene ante las puertas inmensas de madera. Respire profundamente, luego extienda una mano para sentir la textura de la madera pasando la mano suavemente sobre la superficie lustrada con nudos y uniones y grietas. Ahora empuje una de las hojas. Se abre invitante y gradualmente ve el interior apenas iluminado mientras las grandes bisagras rotan y usted cruza el umbral y pisa las grandes y pulidas piedras del vestíbulo.
Quédese ahí y mire en su derredor; contemple la cúpula altísima y las filas de bancos. Rayos de luz caen en diagonal sobre los bancos; en el aire hay un olor dulzón de incienso y usted se siente invadido por la solemnidad, la tranquilidad y la magnificencia de la escena. En lugar de continuar el camino por la nave central hasta el altar, va hacia la izquierda y camina hasta un muro alejado. Está muy distante. Mientras avanza siente que las piedras del suelo dan paso al mármol y que la pared está cubierta de paneles de madera oscura desde el piso hasta el techo. Ahora busque una puerta en esa pared, una puerta chica. No es fácil de ver; debe buscar con mucha atención. Pero finalmente ve un picaporte de bronce y se dirige hacia él. Cuando llega, abre la puerta…
Pasa por la puerta y ve una escalera de piedra. Los escalones son angostos y están gastados. Desciende a los sótanos. Cuando va bajando la escalera siéntase descendiendo a las entrañas de la catedral. Al pie de la escalera espera un hombre, un anciano. Tiene el pelo blanco y usa una larga túnica negra que le llega casi a los tobillos. Es el guardián de los archivos y está esperándolo pero desea saber por qué usted se encuentra allí.
Explíquele que está efectuando su autoexploración y que desea ver el registro de su última permanencia en la vida intermedia. El anciano, inclinando la cabeza, escucha atentamente la explicación y accede a sus requerimientos…
El guardián le hace una seña para que usted lo siga a la biblioteca. Usted se siente flotando tras la túnica que golpea los tobillos del anciano mientras él va por intrincados corredores que parecen no terminar nunca en los que hay muchísimos estantes ocupados por pilas de libros. Por fin se detiene entre dos filas paralelas de libros. Señala un grupo particular. Usted sigue la señal del brazo del anciano y ve su propio nombre escrito en letras de oro. Lee el nombre atentamente y verifica que es el suyo, el nombre por el cual se lo conoce. E inspecciona los libros de ese estante…
Hay muchos, muchos libros en ese estante dedicado a usted: uno por cada una de sus vidas pasadas y uno por cada vida intermedia. Observe la sucesión de los lomos de cuero colocados en orden cronológico de izquierda a derecha. Como esta vida aún no ha terminado, el libro que se encuentra más a la derecha contiene todos los detalles de su experiencia más reciente en la vida intermedia. Pida ese libro al guardián y observe cómo él lo toma y se lo entrega. Tome el libro con firmeza, sienta la textura de la encuadernación de cuero y tena conciencia de que en un momento lo abrirá y leerá el contenido de su última experiencia incorpórea. Usted puede elegir qué leerá de ese libro… el umbral, el tribunal, la planificación de su vida actual… lo que usted quiera. Cuando abra el libro (recuerde que un álbum de fotografías o un vídeo pueden reemplazar el libro) debe hacerlo sin ningún temor. Lo que está allí es lo que ya ha ocurrido; no hay sorpresas para su subconsciente. Simplemente está viendo lo que se ha registrado.
Busque en el libro la sección de la vida intermedia que desea explorar. Lea y asimile con calma, sin emociones. Tiene todo el tiempo que quiera.
Cuando ya haya visto todo lo que desea, cierre el libro y devuélvalo al guardián que está esperando pacientemente a una discreta distancia. Él vuelve a ubicar el libro en el estante y le hace una señal para que lo siga otra vez por la biblioteca laberíntica hacia la escalera que sube a la catedral. Usted se apura siguiendo al anciano hasta que vuelven al lugar donde se encontraron por primera vez. Usted se despide por el momento y sube por la escalera. Entra por la puertita al silencio y la majestad de la nave. Cierra la puerta y se detiene por un momento bajo las cúpulas amadas antes de volver al vestíbulo, y a las inmensas puertas. Sale del celestial sanctum y desciende con lentitud los escalones de piedra. Al mover un pie detrás del otro descubre que lentamente va volviendo la conciencia normal, de manera que cuando llega al pie de la escalinata usted ya está consciente totalmente de lo que le rodea…»

domingo, 3 de febrero de 2019

¿Se supone que no debemos recordar?

Hace unos días Jenny Cockell escribió en su página de Facebook algo que me llamó la atención. Aclaro que no es una crítica a su persona ni mucho menos, solo es una reflexión sobre unas palabras que con bastante frecuencia escucho en el mundo de la reencarnación:


Traducido por una servidora:

“Estoy segura de que la mayoría de los niños de tres años tienen recuerdos de vidas pasadas, aun cuando sea una sola imagen aislada. Pero la mayoría olvidan completamente en unos pocos años. Uno se pregunta por qué. 

Mi opinión es que se supone que no debemos recordar, porque los recuerdos conscientes de vidas pasadas pueden interferir con el presente, especialmente cuando esos recuerdos con difíciles o particularmente desagradables. Es mucho más fácil embarcarse en la vida solo con la guía inconsciente de nuestra experiencia pero sin interferencia consciente del pasado. 

Así que si no recuerdas una vida pasada, esto no debería preocuparte. Es importante vivir en el ahora y vivir tu vida completamente consciente del contexto del presente.”

 Escribí mi propia visión en mi muro de Facebook:



Y también intercambié unas palabras con la propia Jenny:




Pero como esto no es Facebook y creo que la publicación era bastante interesante, hoy la voy a analizar aquí con más profundidad. Veamos:

“Estoy segura de que la mayoría de los niños de tres años tienen recuerdos de vidas pasadas, aun cuando sea una sola imagen aislada.”


Totalmente de acuerdo. Y la gran mayoría de esos recuerdos probablemente no son traumáticos. Como dice la terapeuta Carol Bowman, para los niños es difícil diferenciar el pasado del presente, en muchos casos es como si no hubiese continuidad entre una vida y otra, y para ellos es de lo más natural. El problema es que si llegan a hablar de esos recuerdos, los padres le van a restar importancia, van a creer que es solo imaginación, y en el peor de los casos, le van a decir al niño que son tonterías o que no vuelva a mencionar nada.

“Pero la mayoría olvidan completamente en unos pocos años. Uno se pregunta por qué.”


Aquí yo ya no estaría tan segura. ¿Realmente olvidan o solo dejan de hablar de ello? A muchas personas que llegan a mi foro y que recuerdan vidas pasadas, les pregunto si ya de niños recordaban, y lo que me encuentro mayoritariamente es que sí que tenían recuerdos, o al menos experiencias que no sabían muy bien cómo interpretar. Yo misma tenía algunas intuiciones y algunos sueños que luego supe estaban relacionados directamente con mis vidas pasadas. ¿Lo olvidé? No, solo lo aparté a un lado porque no tenía respuestas y sabía que probablemente jamás llegarían.

Por desgracia, vivimos en un mundo materialista y desde que somos niños nos dicen que lo espiritual no tiene importancia, y que debemos centrarnos en el presente. Como le dije a Jenny Cockell, “olvidar” me parece una palabra un poco fuerte. Lo más seguro es que esos niños no olviden, sino que solo apartan esas sensaciones a un lado y obedecen las órdenes de sus padres: “Lo que dices no tiene sentido porque esta es la única vida que vivimos, así que no le prestes más atención”.


Río Leteo de la mitología griega.
Río Leteo de la mitología griega. Las almas debían beber de él antes de reencarnar para no recordar sus vidas pasadas.


“Mi opinión es que se supone que no debemos recordar, porque los recuerdos conscientes de vidas pasadas pueden interferir con el presente, especialmente cuando esos recuerdos con difíciles o particularmente desagradables.”


Tampoco estoy de acuerdo con esto. Me recuerda a aquella creencia clásica de la época de Platón según la cual antes de nacer bebemos de un río cuyas aguas nos hacen olvidar nuestro pasado, y así nacemos sin saber que hemos vivido antes (en concreto me refiero al río Lete o Leteo de la mitología griega). Sin embargo, parece ser que los recuerdos de vidas pasadas en niños son mucho más frecuentes de lo que pensamos. Y en los adultos también es muy frecuente que aparezcan recuerdos espontáneos. Así que, algo no me cuadra aquí. ¿Es verdad que existe un “velo”, como lo llaman los espiritistas? ¿O es únicamente que no recordamos porque casi desde que nacemos hemos dado por supuesto que no existen vidas pasadas y que debemos centrarnos en el presente? Yo pienso que es nuestra mente la única barrera entre nuestro pasado y nuestro presente. Ella es la que crea esas ideas preconcebidas que nos hace ignorar una fuente inabarcable de conocimiento sobre nosotros mismos. Con frecuencia esos recuerdos surgen con fuerza cuando los hemos ignorado demasiado, o cuando son la respuesta a problemas que tenemos en la actualidad. Y sí, es verdad que pueden resultar difíciles o desagradables en ocasiones, pero no creo que esa sea una buena razón para intentar evitarlos. Normalmente están ahí por una razón, y debemos escuchar lo que nos quieren decir.

¿Interfieren con el presente? No hasta el punto de que no puedas vivir ese presente. A veces tenemos que pasar por una enfermedad, y puede que tengamos que guardar cama durante semanas o meses, hasta que se produce la recuperación. ¿Decimos que esa enfermedad te impide vivir el presente? No, es algo que tienes que pasar por necesidad, precisamente para poder seguir viviendo esta vida. ¿Por qué si en lugar de una enfermedad física se trata de una “enfermedad” del alma, lo vemos como algo que interfiere? Ambas enfermedades son presentes, y debemos pasar por ella para poder sanar el cuerpo o el alma, ambas nos transforman interiormente y nos dan más fuerza para continuar. Ambas son algo que vivimos ahora.

Pero también hay veces que ya no queda nada que sanar, y los recuerdos siguen viniendo. Estos recuerdos tampoco interfieren con el presente. Más bien al contrario, le dotan de una profundidad especial, le dan una razón a acontecimientos y encuentros que parecerían más superficiales si no supiéramos ciertas cosas. Sí, puedes vivir perfectamente sin ellos. Nadie dice que sea imprescindible recordar vidas pasadas. Pero los que lo hacemos tenemos una especie de biblioteca en la que podemos consultar cosas que nos ayudan a comprender mejor los retos de nuestra vida presente.

“Es mucho más fácil embarcarse en la vida solo con la guía inconsciente de nuestra experiencia pero sin interferencia consciente del pasado.”


No necesariamente. Podría parecer a priori que es así, pero creo que a veces la vida se complica precisamente por no poder llegar a la raíz del problema que nos aqueja: quizá una depresión, falta de entendimiento con tu pareja, sentimientos de abandono, miedos, fobias… La experiencia inconsciente puede estar ahí detrás sin que nosotros lo sepamos, pero si no se hace consciente no podemos hacer nada con ella, no podemos utilizarla para comprender lo que nos pasa de verdad y poner una solución.

“Así que si no recuerdas una vida pasada, esto no debería preocuparte.”


Sí, en esto estoy de acuerdo. Tampoco deberías preocuparte si no tienes la habilidad de hacer viajes astrales conscientes (aunque puedes aprender), o si no eres un sensitivo que puede ver fantasmas. Yo prefiero decir que no debes preocuparte porque es posible que no necesites conocer tus vidas pasadas para vivir esta vida. Recordar vidas pasadas es a veces un peso emocional extra que vas a llevar por una temporada. Y puedo asegurar que a largo plazo te va a hacer mucho bien. Pero podríamos decir lo mismo si vas a hacer in triatlón o vas a subir el Everest. No es imprescindible para vivir. Aún así, los que recordamos vidas pasadas no tenemos nada especial. Todos tenemos un pasado, y todos tenemos el derecho y la posibilidad de acceder a esa información si eso es lo que quieres. No hay nada que lo impida. Estoy convencida de que lo del velo es un mito y las barreras las ponemos nosotros, nadie más.

“Es importante vivir en el ahora y vivir tu vida completamente consciente del contexto del presente.”


Posiblemente esta es la frase que más me molesta de toda la publicación, porque no es más que un tópico. Ya he hablado de él antes. ¿Es importante vivir en el ahora? Pues a ver, es que no tenemos más que remedio que hacerlo. Y si estamos perdidos en el pasado, porque tenemos un trauma no resuelto, tenemos que pasar por un duelo o tenemos que comprender ciertas cosas antes de continuar… pues debemos hacerlo. No es un capricho desear que nuestra vida presente se detenga durante un tiempo para que podamos procesar esas emociones. Es necesario para poder seguir viviendo, para liberarnos, al menos parcialmente, de un lastre que seguimos llevando a nuestras espaldas y que no nos permite vivir el presente como desearíamos. Así que por muy importante que sea vivir en el ahora, eso no quiere decir que sea siempre posible, y no hay nada malo en tomarnos un tiempo para reflexionar sobre el pasado. Después de todo tenemos toda la eternidad por delante para vivir en el ahora.


miércoles, 18 de julio de 2018

Guías espirituales y espíritus guía.

Esta entrada va a ser similar a la de almas gemelas y almas compañeras, en el sentido de que parte del problema viene de la mala traducción de la palabra inglesa spirit guide o, más correcto, en mi opinión, spiritual guide. Pero solo parte. La realidad es que es más bien un problema conceptual que se agrava cuando entran en la ecuación los espiritistas y médiums, es decir, personas que supuestamente pueden comunicarse con espíritus, y que tienden a interpretar que un guía espiritual es lo mismo que cualquier ser desencarnado en el astral que te puede “ayudar” (normalmente acaba siendo lo contrario) en un determinado momento de tu vida.

De hecho, solo buscando la definición de spirit guide en internet, este hecho se ve reflejado hasta en la página de Wikipedia:
A spirit guide, in western spiritualism, is an entity that remains as a disincarnate spirit to act as a guide or protector to a living incarnated human being.

According to theosophical doctrine, spirit guides are not always of human descent. Some spirit guides live as energy, in the cosmic realm, or as light beings, which are very high level spirit guides. Some spirit guides are persons who have lived many former lifetimes, paid their karmic debts, and advanced beyond a need to reincarnate. Many devotees believe that spirit guides are chosen on "the other side" by human beings who are about to incarnate and wish assistance.

Some early modern Spiritualists did not favor the idea of spirit guides. Spiritualist author and medium E.W. Wallis, writing in A Guide to Mediumship and Psychic Unfoldment, expressed an opinion that the notion of spirit guides is disempowering and disrespectful to both spirits and living people. He does not deny that seeking people may be helped by spirits here and there, but decries the idea that said spirits are appointed or assigned to do nothing but help the living. He advises would-be mediums to steer clear of the notion that they are being "guided" unless they have demonstrable proof that such is the case.


Traducido por una servidora:
Un guía espiritual, en el espiritualismo occidental, es una entidad que permanece como un espíritu desencarnado para actuar como guía o protector de un ser humano vivo encarnado.

Según la doctrina teosófica, los guías espirituales no siempre son de descendencia humana. Algunos guías espirituales viven como energía, en el reino cósmico, o como seres de luz, que son guías espirituales de muy alto nivel. Algunos guías espirituales son personas que han vivido muchas vidas anteriores, pagaron sus deudas kármicas, y avanzaron más allá de la necesidad de reencarnar. Muchos devotos creen que los guías espirituales son elegidos “en el otro lado” por los seres humanos que están a punto de encarnar y desean asistencia.

Algunos espiritualistas modernos tempranos no estaban a favor de la idea de los guías espirituales. El autor y médium espiritista E.W. Wallis, escribiendo en Una guía a la mediumnidad y la apertura psíquica, expresó la opinión de que la noción de los guías espirituales es desempoderadora e irrespetuosa tanto para los espíritus como para los vivos. No niega que las personas buscadoras pudieran ser ayudadas por espíritus aquí y allá, pero desacredita la idea de que tales espíritus sean designados o asignados para no hacer nada excepto ayudar a los vivos. Aconseja que los que quieran ser médiums deben huir de la idea de que ellos están siendo “guiados” a menos que tengan una prueba demostrable de que ese es el caso.

Es curioso que ya hubiera estas discrepancias a principios del siglo XX, y que justamente un médium se diera cuenta de que los espíritus desencarnados con los que él se supone que trata, no se suelen dedicar a guiar a nadie ni han sido asignados a ningún vivo antes de nacer. Yo estoy de acuerdo con él. En cuanto a los teosofistas, me gusta más su manera de verlo. No comparto algunas de las cosas que entran en su definición por ejemplo, no creo en la existencia de deudas kármicas que haya que pagar, pero sí que coincido con otras: es indudable que son seres de luz de alto nivel. Y aunque yo siempre he creído que eran seres que ya no reencarnaban más, algunas impresiones que he recibido de mi propio guía me hacen sospechar que sí pueden hacerlo. De hecho, es posible que todos hayamos ejercido como guías en algún momento. En el fondo, creo que ser guía espiritual es simplemente una tarea más que puedes aceptar hacer o no mientras estés desencarnado. Supongo que tienes que tener cierta experiencia, pero tampoco hace falta que seas uno de esos “súper-santos” que ya no necesitan reencarnar, especialmente porque… no creo que existan ni tan siquiera.


Pero volvamos a los problemas de concepto.

Podríamos decir que guía espiritual y espíritu guía es lo mismo. Sin embargo, con el tiempo, yo he acabado haciendo una importante distinción entre ambos. Yo prefiero el término “guía espiritual” porque es más cercano al término original en inglés y porque el adjetivo “espiritual” tiene una connotación de “ser elevado”, “estar en un estado ampliado de consciencia”, mientras que espíritu es simplemente cualquier ser desencarnado que puede estar en el astral, es decir, en el plano más próximo al plano físico, y eso no significa necesariamente estar en un estado ampliado de consciencia o haber llegado a cierto nivel de desarrollo espiritual. Un espíritu puede estar aún confuso tras la muerte, puede estar vagando sin rumbo fijo sin saber que debe seguir a otros planos de mayor vibración, o puede que simplemente se haya quedado en el astral porque considera que tiene una tarea que hacer. Algunos de estos espíritus se comunican con algunos seres humanos, de manera puntual o a través de médiums. Eso, aunque depende del caso, obviamente, no pongo en duda que sea posible. También creo que es posible que uno de estos espíritus quiera acompañar a algún vivo y transmitirle de algún modo que es su guía, y prometerle un montón de conocimientos. Quizá, incluso, podría llegar a manifestarse a través de alguien receptivo. Todo eso está muy bien, pero no es un verdadero guía espiritual. Y desde que comencé a participar en foros de reencarnación, esta es una de las cosas que más le cuesta a la gente comprender.

¿Por qué les cuesta tanto comprenderlo? Pues yo me imagino que la razón fundamental es que no lo han experimentado por sí mismos. Si han leído algún libro de Michael Newton, quizá sí sepan a qué tipo de guía espiritual nos referimos los reencarnacionistas. En ningún caso hablamos de comunicación con espíritus desencarnados tal y como entienden los espiritistas. Esto no se trata de sacar la tabla de la ouija o un péndulo, hacer preguntas al aire, y esperar a ver si alguien responde. Los reencarnacionistas accedemos a nuestros recuerdos de vidas pasadas a través de la meditación o técnicas muy parecidas a la meditación, como la autohipnosis. Y la meditación, aunque no la utilices precisamente para recordar vidas pasadas, es una herramienta muy poderosa que te conecta con tu intuición, con tu yo superior, con tu verdadera consciencia. Es en ese estado cuando empiezas a darte cuenta de algunas cosas. Una de esas cosas es que ninguno de nosotros estamos solos. Y si sigues adentrándote en tu interior y vas haciendo las preguntas adecuadas, las respuestas comenzarán a surgir… de tu interior, en forma de imágenes, o emociones, o símbolos. Nunca van a aparecer por escritura automática, golpes en la pared o movimiento de un péndulo. Aquí estaríamos hablando de otros fenómenos, en algunos casos bastante peligrosos para la salud mental de quien los vive. La meditación y los guías espirituales de los que hablo no tienen nada que ver con esto.

Yo era muy escéptica al principio, por supuesto. Si mi yo de hace diez años estuviera leyendo esta entrada, pensaría que vaya ida de olla o qué magufada, o como mucho, pensaría: “Qué bonito debe de ser esto de poder contactar con tus guías, pero yo no me veo capaz. Además, ¿realmente existen o es su propio subconsciente que toma forma de otra persona?” Pues hoy puedo decir que sí, existen. La forma en la que los describe Michael Newton se aproxima mucho a la realidad, aunque he de decir que él suele hablar de recuerdos del periodo entre vidas y eso es muy diferente a cómo los percibimos estando encarnados, ya sea en un estado normal de vigilia o en un estado alterado de consciencia, cuando meditamos. No voy a hablar mucho de mi propia experiencia con mi guía porque ya lo cuento con detalle en mi libro La Caja de Pandora, pero uno de los hilos más divertidos que tuvimos en el foro (Foro Reencarnación) fue cuando nos decidimos a dejar la vergüenza al lado y compartir cómo cada una de nosotras veía a su guía espiritual. Nos dimos cuenta de que seguramente ellos aparecen de una forma que a nosotras mismas nos resulte una figura con poder de atracción y cierta autoridad, pero siempre con un ligero toque humorístico también. El género puede ser como el nuestro o distinto. Algunas de nosotras teníamos varios guías, igual que se cuenta en los libros de Newton, aunque uno suele ser el principal. Y también en varios casos habíamos compartido vidas pasadas con ellos. Lo importante es que son seres que te conocen muy bien y no están contigo precisamente para hacer tu trabajo, sino para asegurarse de que cumples con tu plan y para decirte cosas que no te van a gustar si eso llega a ser necesario. Yo los comparo al capitán de un equipo de fútbol. Tienen más experiencia y otras habilidades, pero son también parte del equipo y aunque estén desencarnados ellos también viven nuestra vida de manera muy cercana.

Como cualquiera puede comprobar si medita con regularidad y se pone en contacto con ellos, esto es muy distinto a oír voces en tu cabeza o contactar con espíritus. Igual que cualquier persona que pasa por la calle te puede ayudar en un momento dado, o igual que puedes encontrar un mentor especial del que aprendas muchas cosas durante un periodo de tu vida, cualquier espíritu del astral que descubra que eres especialmente sensible y se puede comunicar contigo, puede hacerlo. Puede ser sincero y creer que te está haciendo algún bien, o puede que lo haga simplemente porque desea manipularte o desea tu energía y tu atención. Un verdadero guía espiritual no va a interferir nunca de ese modo en tu vida, por varias razones. Una de ellas es porque probablemente hay un impedimento físico: él está en un plano muy elevado de vibración, y nosotros estamos encarnados. Ni siquiera a través de los sueños es fácil que recibamos sus inspiraciones. Es más una cuestión de intuición, de sincronicidades, o como yo lo llamo a veces, de “señales que nos manda el universo”. A veces es realmente difícil discernir si cuando hablas con tu guía es él realmente o es la voz de tu consciencia. Pero a veces sus mensajes o la sensación que obtenemos de repente mientras meditamos, son muy distintas a lo que normalmente pensamos o sentimos. Y eso es lo que nos hace sentir que están ahí guiándonos, pero de manera muy sutil. En cambio, un espíritu del astral sí que puede comunicarse a través de los sueños. Puede incluso aparecerse o manifestarse en el plano físico.

La otra razón está relacionada con lo que dije antes: un ser que está desarrollado espiritualmente (y por tanto en estado desencarnado está en el plano espiritual, no en el astral), comprende que todos nosotros tenemos libre albedrío, y que existen unas reglas, y que aunque sea nuestro guía no puede decidir por nosotros, ni empujarnos a hacer algo que no queremos hacer. Si interfiere va a ser solo en casos muy extremos, si es absolutamente necesario, si nuestras decisiones van a conducir al más absoluto de los desastres y es esencial que cumplamos con uno de los objetivos que teníamos antes de nacer.

A mi guía ni siquiera le gusta que le llame guía. Y yo le llamo guía pero tampoco lo siento como guía. Porque ha sido mi hermano, mi padre, mi esposo, mi hijo… y ha estado conmigo tantas vidas que no puedo considerarlo un superior. Es simplemente un miembro de mi equipo que a veces está encarnado y otras veces no, igual que yo. Las palabras humanas son siempre demasiado reduccionistas para definir este tipo de relaciones, este tipo de amor y amistad entre dos almas.

Aprended a diferenciarlos. Y si podéis, experimentadlo en vuestra propia piel.


Recordad que el mejor maestro sois vosotros mismos.

viernes, 4 de mayo de 2018

La historia de Guillaume, creador de Past Lives Project.

Una de las principales razones por las que aún escribo en blogs y foros es porque de vez en cuando te encuentras con personas con las que compartes más cosas de las que podías imaginar. Y eso me hace sentir menos sola. Guillaume me dejó un comentario cuando descubrió este blog, desde entonces hablamos mucho en privado y encontramos que teníamos muchas cosas en común. Ambos recordamos múltiples vidas pasadas, y ambos lo hemos hecho siguiendo el mismo método: la regresión. Lo hicimos en nuestras casas, sin nadie que nos ayudara, solo por curiosidad, por conocernos mejor, o por averiguar el origen de algunos de nuestros problemas actuales. Ambos afirmamos lo mismo: todo el mundo puede recordar vidas pasadas, y si empiezas a hacerlo, el viaje te llegará realmente lejos.

De manera muy resumida, esta es su experiencia:


«Hola, mi nombre es Guillaume, tengo 42 años y soy francés, de París. Acepté la invitación de Ana María de escribir un artículo. ¿Por qué? Porque como ella creo en la reencarnación, como ella obtengo recuerdos de mis vidas pasadas a través de regresiones, y como ella escribo un blog y publiqué un libro.

Lo primero de todo, para entender cómo y por qué llegué a recordar mis vidas pasadas, debo contar un poco de mi historia. Comenzó hace más de veinte años. Cayó en mis manos un libro sobre reencarnación que mi madre me había prestado. Era un libro de un científico y autor francés, Patrick Drouot. En él contaba cómo estaba sanando a pacientes de traumas psicológicos haciendo regresiones a vidas pasadas, e incluso contaba algunas de sus propias vidas pasadas. Yo no era religioso y no creía en Dios ni en el más allá en aquel entonces. Pero el libro de Patrick Drouot me convenció bastante. Abordaba el tema de manera científica, con un pensamiento lógico que me agradaba. Todo el proceso de reencarnación parecía de pronto tan natural que me convenció bastante. Pero yo no soy alguien que se crea nada solo leyendo un libro. Sentía curiosidad y necesitaba verlo por mí mismo. Afortunadamente en este libro había una descripción del método de regresión utilizado por Drouot. Estaba hecho para ser usado por dos personas: un guía y un paciente. Yo quería intentarlo solo, y no veía por qué no podría hacerlo así. Así que lo hice. Un día me preparé para la meditación y elegí un foco. Para mí un foco es un elemento del presente (una pasión, una persona, un lugar, etc.) en el que te concentras para averiguar si hay una conexión con una vida pasada. A veces tienes un fuerte sentimiento por algo y no hay una razón válida. Puede que ames un país y sientes como si ya lo conocieras. O puede que tengas un talento innato para el violín desde la infancia. O puede que sientas que conoces a alguna persona desde hace más tiempo, no solo de tu vida actual. Yo tenía muchos focos que quería probar. Pero para un primer intento no elegí los más obvios, sino que estos los guardé para más tarde. Decidí focalizarme primero en lobos. Siempre sentí una gran pasión por este animal y no sabía por qué.

No esperaba resultados espectaculares al principio, pero lo que encontré me pareció espectacular. Me vi como un trapero en Quebec (Canadá francesa) al final del siglo XIX o comienzos del XX. Estaba en un bosque nevado cerca de una loba. Yo era alto con el pelo rubio y barba. Pero esta primera regresión no fue una feliz, ya que me vi muriendo de una caída en el río cuando estaba tratando de rescatar a un hombre herido. Estos recuerdos parecían tan reales que era asombroso. De algún modo oí el nombre de un lugar que acababa en «…amis», y encontré que en Quebec, a lo largo de la costa norte, hay un pequeño pueblo y un río que se llama Betsiamites. Estuve seguro de que había vivido y muerto cerca de este río. Traté de hallar indicios de este trapero en registros pero no lo conseguí. No era alguien famoso, y los registros de nacimiento y defunción que encontré para Betsiamites solo comenzaban alrededor de 1910. Era un poco tarde para la vida que estaba buscando.   



Después de este intento exitoso, quería encontrar más. Y lo hice. Encontré mucho, mucho más. Y conseguí más y más indicios que confirmaban la realidad de mis vidas pasadas: pequeños detalles que pude verificar en datos históricos. Tomados uno a uno, estos indicios podrían pasar por una coincidencia. Pero cuando amontonas coincidencia sobre coincidencia docenas de veces, ya no puede ser una coincidencia. Por ejemplo, encontré una vida pasada de un hombre inglés que fue un lord en el siglo XVII o XVIII. Vi que amaba a una mujer llamada Mary que murió joven dando a luz. El nombre de este lord sonaba como "Hondin" o "Hindon". Después de una pequeña investigación hallé un baronet de Lancashire cuyo nombre era Hoghton, y estaba casado con una Mary que murió joven. ¡Vaya coincidencia! Como baronet no era realmente un lord, pero es más o menos lo mismo. Otros indicios confirmaron que este hombre era el que vi en la regresión.

Pero Sir Hoghton no es la primera de mis vidas pasadas que he verificado. La primera es una bastante famosa, y esa es la razón por la que reconocí su nombre inmediatamente: Corot. Es conocido en Francia e incluso más allá. Era un pintor. Yo era joven cuando encontré esto en una regresión, solo tenía veinte años. De Corot solo había oído el nombre, y no sabía quién era realmente, ni lo que pintaba, ni siquiera en qué siglo había vivido. Supe que fui Corot en esta vida pasada porque me vi firmando una pintura con su nombre. Vi la casa en la que vivió, los jardines alrededor, una joven mujer… y por las ropas estimé que era el siglo XVIII o XIX. Después de la regresión investigué sabiendo que ciertamente podría encontrar detalles de la vida de Corot en biografías. Lo que me hizo clic inmediatamente fue una pintura de su casa familiar en Ville d’Avray, París. Era exactamente la misma casa que yo había visto. Yo vivía en París entonces y supe que tenía que ir ahí. Así que fui y encontré la casa, aún allí cerca de los estanques que a Coret le encantaba pintar. Desafortunadamente se construyó un muro alrededor de la propiedad y no pude ir más allá. De pronto exclamé: “¡No había muro antes!“, algo que no podía saber en ese momento, ya que no era visible en la fotografía. Pero más tarde pude verificar que realmente este muro no estaba allí en el tiempo de Corot.

No puedo daros todos estos indicios en este corto artículo, pero lo cuento todo en mi blog para que os podáis hacer una idea. 


Después de esa, descubrí muchas otras de mis vidas pasadas: un centurión romano en la Guerra de la Galias, un asaltante vikingo en Normandía, un druida galo, un monje italiano en el siglo XII, un guerrero huno durante las invasiones bárbaras, un yogi indio en el siglo X, un filósofo griego en Rodas y Atenas, y muchas más. Encontré incluso algunas vidas pasadas en las que fui mujer: una devadasi (bailarina sagrada) en India o una sanadora tradicional africana por ejemplo. Estas vidas en el otro género no son comunes, suponen alrededor de un 10% de mis vidas pasadas. Creo que nuestra alma puede tener una afinidad por un género en el que prefieres encarnar.

En total encontré 23 vidas pasadas. Podrías decir que son demasiadas para ser verdad. Pero todos nosotros vivimos de hecho muchas vidas, y no es inusual vivir docenas de vidas. No sé si hay más por descubrir. Ya es difícil intentar conocerlo todo sobre una vida, así que, ¡imagínate 23 vidas! Es un trabajo muy largo tratar de averiguar lo que podría haber hecho y vivido todas esas veces.

Lo que es muy interesante, y jugó un papel importante en convencerme acerca de la realidad de mis vidas pasadas, es que estas vidas no son simplemente historias sin ningún vínculo con el presente. Algunos de los primeros recuerdos que me vinieron podían explicar problemas que tenía en el presente, o podían explicar algunas de mis pasiones, o mis relaciones con algunas personas que conocía entonces. El ejemplo más impresionante es mi talento precoz para el dibujo. Desde que recuerdo en mi vida presente, siempre tuve pasión y aptitud para el dibujo, algunas personas lo llaman un don. Obviamente, este talento está relacionado con mi vida pasada como pintor. Nací con aptitudes latentes que solo necesitaban ser reveladas según practicaba. Y en la actualidad por fin llegué a ser un artista profesional dedicado a la ilustración y a los comics.

Otros ejemplos no son tan agradables. Descubrí que como Sir Highton acabé mi vida ciego. Un temprano accidente de caza fue probablemente la causa de ello. Mi visión fue desapareciendo lentamente hasta que no pude ver nada. Fue una experiencia muy extraña vivir una regresión en la que no podía utilizar mis ojos. Sin embargo, aún podía sentir las cosas que me rodeaban en mi casa y que conocía de memoria, por supuesto. Este final de vida ciego podría explicar por qué en mi vida actual tengo problemas recurrentes en mis ojos a causa de alergias.

Otro ejemplo está ligado a mi vida romana como centurión. En esta vida tenía un serio problema de adicción al sexo, según parece. Anhelaba tener sexo con cualquiera, ya fuera hombre o mujer, no importaba. Regresiones posteriores me mostraron que abusaba de jóvenes, y también conseguía lo que quería con esclavos, claro. Incluso utilizaba el sexo como forma de tortura en tiempo de guerra. No es algo de lo que me guste hablar, no estoy orgulloso de ello. Pero pienso que es necesario porque es una buena forma de ilustrar cómo nuestras acciones se saldan tarde o temprano. Hace varios años tuve una grave enfermedad que pudo haberme matado, y estaba relacionada con los genitales. Mis malas acciones como romano tuvieron finalmente sus consecuencias sobre mí. Quizá estoy aún vivo porque era consciente de lo que había hecho siglos antes y sentí un sincero arrepentimiento por eso. Ese es un perfecto ejemplo de lo que se llama karma, la ley de causa y efecto, o pago. Es indisociable de la reencarnación, porque creo que es la principal razón por la que encarnamos una y otra vez. Tenemos lecciones que aprender.

Algo difícil de comprender es que tú ya no eres tus vidas pasadas. Tú eres tu yo presente. Aún así, guardas en tu presente algún tipo de historial psíquico que procede del pasado. Es como la infancia y la edad adulta. Cuando te haces adulto, ya no eres el niño que eras. Pero lo que viviste en tu infancia puede influir tu vida de adulto. Por ejemplo sé que tuve muchos problemas en mi vida presente a causa de mi vida romana. En aquella vida no tenía ninguna consideración por los demás e hice algunas cosas malvadas, especialmente con los esclavos, durante la guerra. Fue una deuda que tendría que pagar a lo largo de muchas vidas siguientes. A causa de ello, sé ahora por qué tuve que superar algunos obstáculos. La vida presente cobra más sentido a la luz de nuestras vidas pasadas.

En cuanto a las relaciones con la gente, descubrí que no reencarnamos solos. De hecho todos somos miembros de una especie de grupo de almas (me gusta llamarlo “tribu”) y con frecuencia reencarnamos con nuestros soulmates. El truco está en que los papeles no son siempre los mismos. Tu madre puede convertirse en tu hija, tu hijo puede convertirse en tu hermano, etc. ¡Incluso puedes cambiar de género! Imagina que tu padre se convierte en tu esposa… Puede ser difícil de aceptar y comprender.

Por todo ello, pienso que buscar recuerdos de vidas pasadas puede ser peligroso si no estás mentalmente preparado. Yo no lo estaba cuando comencé mis experiencias, y puedo decir que pasé por momentos difíciles. Debes saber que las primeras imágenes de vidas pasadas que encuentras son con frecuencia traumáticas. Cuando vas más lejos en las regresiones puedes encontrar momentos felices y escenas del día a día, pero por lo general estos no son los primeros recuerdos que aparecen. Escenas de muerte, tragedias, guerras, suelen venir con más facilidad. Creo que es un dolor necesario cuando estás buscando vidas pasadas, porque si pasas por los traumas, esos malos recuerdos son los que más te ayudarán en tu vida presente.

La regresión en la que vi a Mary morir dando a luz a una niña, en mi vida como Sir Hoghton, fue uno de esos momentos difíciles. Amaba a esa mujer, lo sabía, y según vivía esta tragedia, sentí un flujo de emociones como si estuviera sucediendo ahora y entonces. Era la primera vez que lloraba de verdad al final de una regresión, balbuceando “Mary, Mary…” Esta escena me obsesionó durante años, a veces dejándome en un profundo estado de tristeza. Lo más difícil de manejar fue el hecho de que no era consciente de si conocía a esta persona en mi vida presente. Recuerdo una noche que estaba llorando, hablando con mi madre, contándole sobre Mary y repitiendo: “¡No sé quién es!” Mi madre era una de las pocas personas a las que había hablado de mis experiencias. Ella tenía la mente abierta y me creía. Los demás solo escuchaban, y su silencio me decía más que las palabras. Para ellos me había vuelto loco.

Desde mi primera regresión, hace más de veinte años, hubo periodos en los que perdí el interés en vidas pasadas. A veces estás demasiado ocupado con la vida del día a día, tienes otras preocupaciones, y la espiritualidad está un poco lejos de ellas. Incluso tuve dudas, a veces, sobre todo esto, sentía que quizá era solo mi imaginación. Pero recordaba todos los indicios y en conjunto las emociones de mis vidas pasadas, y me convencía otra vez. Mary fue real, no podría tener tales sentimientos por un fantasma. Las películas pueden ser falsas, no los sentimientos.

Hace un año aproximadamente, un hecho trágico en mi familia hizo que me decidiera: ya no podía mantener en secreto todas mis experiencias. Debía haber una razón por la que había descubierto toda esta realidad. Quizá tenía que hablar de mis vidas pasadas y abrir la mente de la gente acerca de la reencarnación, la verdadera naturaleza de los seres humanos y el universo. Así que comencé a escribir mi vida como un “viajero del tiempo”. Decidí contar la historia completa, todo lo que sabía, sin filtros. Quería contarlo todo, incluso si era difícil de creer. Quería que la gente tuviera acceso a la misma cantidad de información que yo tenía, y que se hicieran su propia idea sobre la reencarnación. Abrí un blog de libre acceso y comencé a publicar mis textos. Y cuando tenía suficientes textos decidí publicarlos en un libro. Como soy autor de comics, ya había publicado libros, y tuve suerte: mi editor aceptó mi nuevo libro raro. Yo mismo ilustré mi blog y mi libro, y las buenas ilustraciones son un gran recurso para atraer la atención de la gente. En mi blog y libro doy gratuitamente mi método de regresión, derivado del que aprendí en el libro de Patrick Drouot. Creo que todo el mundo debería ser capaz de recorrer sus recuerdos de vidas pasadas. Tenemos tanto que aprender de ellas. Esa es la razón principal por la que hago esto. Si puedo ayudar con mi pequeña contribución a que la humanidad progrese, estaré contento. Puedes aprender a conocer mejor la verdadera realidad del mundo, a conocerte mejor a ti mismo, y así puedes progresar y evolucionar espiritualmente. En nuestro mundo demasiado materialista, es hora de que todos abran los ojos. Así que no te fíes de mi palabra. Os animo a todos a que deis el primer paso en el sendero del conocimiento. Cuando empiezas a ver la verdad, no puedes huir.

¡Os quiero a todos!

Mi blog: Past Lives Project.» 





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La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

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