Aunque
prefiero no hablar mucho de lo que opinan otras personas sobre la naturaleza
del ser humano, el significado de la vida, y la realidad de la reencarnación, porque
este blog está pensado para verter mis opiniones personales e intransferibles
sobre lo que yo considero un hecho, hoy voy a hacer una excepción y voy a
invitar a los lectores a que escuchen esta conferencia del Dr. Juan José López
que tuvo lugar en un congreso en Albacete a finales de octubre de 2013:
¿Y por qué? Por varias razones. Primero,
porque es la única persona que conozco que ha atado cabos y se ha dado cuenta
de los puntos en común que existen entre las regresiones a vidas pasadas, las
experiencias cercanas a la muerte, las experiencias extracorpóreas, y las
experiencias en el lecho de muerte… aunque posiblemente podríamos añadir
algunos fenómenos más como la especial conexión que tienen niños y ancianos con
el más allá o las canalizaciones de espíritus desencarnados. O… al menos, es la
única persona que se ha dado cuenta (aparte de mí), y no tiene miedo de decirlo
en público. Aunque viendo el vídeo, si prestáis atención, comprobaréis que el
Dr. Juan José López no pronuncia ni una sola vez la palabra “reencarnación” (si
no me equivoco). Me pregunto por qué…
Segundo, porque, tristemente, parece que en este país (y probablemente en parte del extranjero) el hecho de tener un título académico le da una validez extra a tus opiniones y a tus experiencias. Yo también lo tengo, pero como no lo voy anunciando a los cuatro vientos y además, según algunos, “me escondo” tras un nombre falso, parece ser que lo que yo digo en este blog, en el foro que administro, y en determinadas redes sociales, es tomado a chirigota por el común de los mortales… al menos, el común de los mortales que frecuentan esas redes sociales. Y por si hay alguna duda, no, no tengo ningún trauma respecto a esto último. Pero sí me entra una gran tristeza al comprobar día a día que las dudas sobre nuestra inmortalidad continúan, cuando las respuestas están al alcance de nuestra mano…
Y tercero, porque la actitud del Dr. Juan José López es la actitud que deberían tener todos los científicos del mundo, y por supuesto, todos los médicos que aspiren a prestar un buen servicio a sus pacientes, en especial a los pacientes terminales, que son los que necesitan aún más una medicina humana y de calidad, para que, como dicen los tibetanos, puedan hacer ese último tránsito de manera consciente y pacífica, para llegar a la próxima vida con menos traumas y saber perfectamente que no deben apegarse a lo terrenal, a lo que dejan aquí, y continuar su camino hacia la luz. Esa actitud consiste simplemente en tener una mente abierta, estudiar todos los fenómenos sin prejuicios, y sobre todo, escuchar lo que las personas nos dicen sin contestar con el típico “Eso es tu imaginación”, cuando se trata de un niño; “Eso son alucinaciones o delirios”, cuando se trata de un anciano; o, en el peor de los casos, “Estás loco” cuando eres un adulto normal que ha vivido una serie de experiencias que ni tú mismo comprendías al principio y que has analizado racionalmente a lo largo de varios años hasta llegar a una conclusión muy clara: la reencarnación es un hecho, y todos somos inmortales. Tan clara como el agua.
Hay algunos
puntos en los que estoy en desacuerdo con el Dr. Juan José López, pero solo
porque su perspectiva es la de un terapeuta cuyo objetivo es ir a la raíz de un
problema emocional que afecta al paciente. Aunque no puedo negar la gran
aportación que hacen estos terapeutas a la reencarnación (aunque la gran
mayoría se cuidan muy bien de no afirmar rotundamente “Creo en la reencarnación”,
no sea que arruinen su reputación), estos terapeutas suelen no prestar atención
al hecho de que hay numerosas personas que tienen sueños de vidas pasadas,
recuerdos espontáneos y otro tipo de signos que quizá podrían llamarse “evidencia
circunstancial”, que no siempre están relacionados con traumas psicológicos o
asuntos sin resolver, y que apuntan sin lugar a dudas a la realidad de la
reencarnación. Y también suelen olvidar que las regresiones no tienen por qué
circunscribirse a un ambiente médico. Todos podemos recordar vidas pasadas. Uno
de los métodos más útiles para hacerlo es la meditación, práctica que aporta numerosos
beneficios ya demostrados científicamente y asequible para todo el mundo. A
veces parece que solo si te hipnotizan puedes recordar vidas pasadas, y esto es
completamente falso. Y muchas otras personas continúan poniendo en duda la validez de las regresiones sin saber tan siquiera en qué consisten (como decía
el Dr. Juan José López, hay que probarlo para saber de qué se está hablando), o
posiblemente porque no son conscientes de que después de obtener esos datos,
hay que investigar para verificar esos supuestos recuerdos. Y hay que investigar mucho, en ocasiones durante años. Y de esta forma se han
obtenido sorprendentes verificaciones que no dan lugar a duda. No hay nada como
vivirlo uno mismo para convencerte. Por eso me embarqué en esta aventura… y por
eso sigo investigando a día de hoy.
Sin embargo,
mi investigación “de campo” sobre la reencarnación (y algo menos sobre
experiencias extracorpóreas) ha tenido lugar en los últimos dos años. Antes de
eso, leí mucho sobre experiencias cercanas a la muerte y otros fenómenos
paranormales, y leí algún libro sobre terapia regresiva, hallando enseguida
esos puntos en común que comentaba al principio y que para mí, si no son prueba
irrefutable, al menos son muy buenos indicios de que nuestro alma sobrevive, de
que existe un periodo entre vidas en el que hacemos balance de nuestra última
encarnación y preparamos nuestra próxima vida, y sea como sea, volvemos
con un nuevo cuerpo. En las regresiones, muchas personas describen el mismo
túnel de luz que también describen muchas personas que sufren ECM’s, y muchas
personas que sufren ECM’s (con frecuencia se confunden con experiencias
extracorpóreas durante la anestesia, como bien refería el doctor en la
conferencia… y he de decir que es la primera persona a la que se lo oigo decir),
describen sensaciones que también describen las personas que realizan viajes
astrales, conscientemente o de manera espontánea. Muchas personas mediante
regresión al periodo entre vidas también relatan cómo podían ponerse en
contacto con personas encarnadas, por métodos que bien conocen médiums y
espiritistas, o por simples sueños que muchas personas en duelo tienen y que,
como siempre, los achacan al dolor o al deseo de volver a ver a la persona que
han perdido. Solo hay que unir las piezas del puzle. Lo tenemos delante de
nuestros ojos, y seguimos sin ser capaces de verlo.
Los signos
están ahí. Llevan ahí desde tiempo inmemorial. La ciencia y la parapsicología los
llevan estudiando durante décadas, durante siglos… pero por alguna razón el ser
humano se debate entre las creencias que sus respectivas religiones les han
impuesto, y el escepticismo más recalcitrante de algunos científicos,
pseudoescépticos, o aquellos que si no lo ven, no lo creen, pero como tampoco
hacen nada por verlo, nunca lo creerán… Las dudas pueden con nosotros. La
ciencia y la racionalidad se han convertido en nuevos dioses a los que algunos
siguen ciegamente, olvidando que las respuestas están el corazón. O, como bien
dice el Dr. Juan José López… “la respuesta está en el alma”.
A mi me ha gustado mucho ,es una lastima q intereses creados,cierren ,las puertas a algo tan bueno,como dibulgar sin temor estas esperiencias,y q por el q diran,cooperan al tardio despertar,q tanto se necesita,el miedo ,o el temor al ridiculo solo ponen de manifiesto,poca personalidad,al fin y alcabo,no deberia importar las opiniones, y no el mensaje
ResponderEliminarEn mi ECM vi cómo entre aquello seres blancos, incorpóreos se le asignó a uno para ocupar un cuerpo recién nacido, se le turbó el semblante, pero obedeció y desapareció. Luego, se me dijo a mi que tenía que volver {...}.
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