Se refiere al proceso de duelo por el que todos pasamos cuando muere alguien cercano... aunque para los que recordamos vidas pasadas, se hace extensible al dolor que sientes por tu propia muerte en esas otras vidas, y a las preguntas que te haces mientras tratas de aceptarlo.
Declaración de Derechos del Doliente (por Alan D. Wolfelt, Ph.D.).
Aunque deberías buscar ayuda en otros mientras estás de duelo por alguien, no deberías sentirte obligado a aceptar las respuestas inútiles que puede que recibas de algunas personas. Tú eres el que está de duelo, y como tal, tienes ciertos "derechos" que nadie debería tratar de quitarte.
La siguiente lista está pensada tanto para darte el poder de sanar, como para decidir cómo otros pueden y no pueden ayudar. Esto no es para desanimarte a buscar ayuda en otros, sino más bien para ayudarte a distinguir respuestas útiles de respuestas dañinas.
1. Tienes el derecho a experimentar tu propia y única pena.
Nadie más pasará por el duelo exactamente como tú. Por eso, cuando busques ayuda en otros, no les permitas decirte cómo debes o no debes sentirte.
2. Tienes el derecho a hablar sobre tu pena.
Hablar sobre ello te ayudará a sanar. Busca a otros que te permitirán hablar tanto como quieras, tan frecuentemente como quieras, sobre tu pena. Si a veces no tienes ganas de hablar, también tienes el derecho de guardar silencio.
3. Tienes el derecho a sentir multitud de emociones.
Confusión, desorientación, miedo, culpa y liberación son solo unas pocas de las emociones que podrías sentir como parte de tu proceso de duelo. Otros pueden intentar decirte que sentir ira, por ejemplo, está mal. No te tomes estas respuestas moralizantes en serio. En su lugar, busca oyentes que aceptarán tus sentimientos sin ningún tipo de condición.
4. Tienes el derecho a ser tolerante con tus límites físicos y emocionales.
Tus sentimientos de pérdida y tristeza probablemente te dejarán fatigado. Respeta lo que tu cuerpo y tu mente te dicen. Descansa todos los días. Come comidas equilibradas. Y no permitas a otros empujarte a hacer cosas para las que aún no te sientes preparado.
5. Tienes el derecho a experimentar "estallidos de pena".
A veces, de la nada, puede que te sobrevenga un arrebato de pena. Esto puede darte miedo, pero es normal y natural. Encuentra a alguien que comprenda y que te dejará hablar de ello.
El rito funerario es más que reconocer la muerte de alguien querido. Te ayuda a contar con el apoyo de otras personas. Y aún más importante, el funeral es una forma para ti de llorar. Si otros te dicen que el funeral o otros rituales de sanación son tontos o innecesarios, no les escuches.
7. Tienes el derecho a aceptar tu espiritualidad.
Si la fe es parte de tu vida, exprésala de la forma que consideres adecuada para ti. Permítete a ti mismo estar junto a personas que entienden y apoyan tus creencias religiosas. Si sientes ira hacia Dios, encuentra alguien con quien hablar que no criticará tus sentimientos de dolor y abandono.
8. Tienes el derecho a buscar el significado.
Puede que te sorprendas a ti mismo preguntándote "¿Por qué él o ella murió? ¿Por qué de esta forma? ¿Por qué ahora?" Algunas de tus preguntas pueden tener respuesta, pero otras no. Y estate atento a las respuestas estereotipadas que algunas personas te darán. Comentarios como "Fue la voluntad de Dios" o "Piensa en aquello por lo que tienes que estar agradecido" no son útiles y no tienes que aceptarlos.
9. Tienes el derecho a atesorar tus recuerdos.
Los recuerdos son uno de los mejores legados que existen después de la muerte de alguien querido. Siempre recordarás. En vez de ignorar esos recuerdos, encuentra a otros con quien compartirlos.
10. Tienes el derecho a seguir adelante y sanar.
Reconciliarte con tu dolor no sucederá de manera rápida. Recuerda, el duelo es un proceso, no un evento. Sé paciente y tolerante contigo mismo y evita a aquellos que son impacientes e intolerantes contigo. Ni tú ni los que están cerca de ti debéis olvidar que la muerte de alguien querido cambia tu vida para siempre.
Creo que me ha llegado en un momento muy adecuado porque siento que aún estoy en proceso de duelo por una de mis vidas pasadas, no exactamente por el momento de la muerte, que la tengo más que aceptada, sino por la vida en sí y cómo se truncó todo desde mi más temprana juventud. Aunque hay días en los que parece que todo se olvidó y puedo seguir con mi vida, hay otros días en los que vuelvo a llorar sin razón aparente y las escenas más oscuras vuelven a repetirse una y otra vez en mis meditaciones. Tengo comprobado que eso es porque algunas de las heridas están aún muy abiertas, y aún me cuesta comprender, mucho más aceptar, lo que pasó. ¿Cuándo llegará el momento en que lo tenga totalmente superado? Nunca se sabe... sé que puede llevar años, y que una de las mejores formas de hacerlo es escribiendo sobre ello, dejando que esas heridas sangren hasta que ya no quede ni una gota de sangre, como le decía hace unos días a otra amiga de ese mismo foro. No queda otra.
Y mientras, todos los consejos que he enumerado en esta peculiar "Declaración de Derechos" me son especialmente útiles para comprender que tengo derecho a sentirme así por esa vida pasada y por esa muerte que nunca debió llegar a suceder, por todo el tiempo que sea necesario.
Puedes encontrar la versión original en inglés aquí:
Los derechos del doliente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario debe ser aprobado por la administración antes de ser publicado, y esto puede llevar un tiempo.
Todos los comentarios son bienvenidos, siempre que se basen en el respeto, no incluyan insultos o descalificaciones personales, y estén dentro de los límites de la racionalidad. Los que no cumplan estas condiciones no serán publicados.
Gracias.