Llevo tres días dándole vueltas a cómo escribir esto para no
sonar otra vez negativa y frustrada, pero supongo que es inevitable cuando se
trata de luchar con escépticos y tratar de hacer llegar al mundo un mensaje que
está destinado a perderse en la bodega de un avión o en el carrito del cartero.
Me siento como un náufrago abandonado y solo en una isla desierta, y a pesar de
que preferiría dejarme morir de hambre y sed, escribir una nota con las últimas
fuerzas que me quedan, meterla en una botella y arrojarla al mar, es mi única
esperanza. No sé, a lo mejor me sorprendo y de pronto recibo un montón de
mensajes de gente diciendo que también se siente igual, como en la canción “Message in a bottle” de Police. Pero de
momento no ha sido el caso, como muestra la escasa participación que obtengo en
el blog y los varios instantes al día que me dan ganas de cerrar mi foro y
poner el cartel:
“Nos hemos ido.
La era de la racionalidad llegó a su fin.
La era
de la desinformación en internet continúa”.
Después de publicar mi última entrada tuve un pequeño ataque
de pánico. Bueno, no exactamente de pánico, pero me dio una especie de
escalofrío, porque sabía que me estaba arriesgando mucho. Puedo imaginar con
facilidad las caras de los escépticos al leer mis afirmaciones sobre Giordano
Bruno, sus sonrisas irónicas pensando “Así que aquí tenemos una loca más que no
solo cree en la reencarnación, sino que es tan crédula que cree haber conocido
a la reencarnación de Bruno e incluso afirma que aún hoy tiene el mismo sentido
del humor. Y luego quieren que los tomemos en serio...” Me pregunto por qué un
escéptico llegaría aquí y se pondría a leer estas líneas, la verdad, aunque sé
que algunos de ellos son lo suficientemente retorcidos como para hacerlo, para
así poder seguir criticando y hablando de algo que están muy lejos de poder
entender. Los reencarnacionistas (al menos algunos de nosotros) vivimos en un
miedo constante, en una lucha interna entre la necesidad de expresar lo que
sentimos, el deseo de decirle a la gente lo que hemos descubierto, y, por otra
parte, el miedo a hacer el ridículo o a que nos tomen por locos. Además, poseo
una parte científica muy importante, y por ello me entristece que aún nos
queden cientos de años para que la ciencia se tome en serio la posibilidad de
la reencarnación, más en un país tan ignorante como el nuestro. Me entristece
porque hay científicos interesados en estudiarla, pero por lo general son
menospreciados e ignorados por sus propios compañeros, del mismo modo que los
pocos médicos españoles que se han atrevido a hablar de ECM’s o de regresiones
han tenido que enfrentarse a las burlas de los demás (y al pobre Ian Stevenson,
que en paz descanse, casi se lo comieron sus propias colegas de la Universidad
de Virginia). Yo misma pude comprobar cómo era tratada en un grupo
supuestamente científico cuando trataba de arrojar luz sobre esta cuestión,
citando trabajos tan importantes como los del propio Ian Stevenson o Jim B.
Tucker... y en este momento, ante la sola posibilidad de ver un vídeo en el que
un conocido psiquiatra habla de otras vidas (un psiquiatra que se está haciendo
muy mediático no sé por qué extraña razón), cuya opinión, según lo que se puede
desprender a partir de la forma en que fui tratada en ese grupo, no puede ser
muy positiva, me echo a temblar. No de miedo, sino de puro cabreo interno.
Porque a estas alturas, cualquier persona, científica o no, diciéndome que la
reencarnación no existe y que todos nuestros supuestos recuerdos son solo
fantasías, solo me demuestra que no tiene la menor idea de lo que es recordar vidas pasadas y/o es incapaz de desprenderse de los prejuicios que tanto abundan en
nuestra sociedad.
[Advertencia: aclaro desde ya que mientras acababa de
escribir esta entrada junté el valor necesario para ver el vídeo que me costó
cuatro días descargar, debido a que mi actual situación de desempleo no me da
para pagar una conexión ADSL, y después de hacerlo me invadió una sensación muy
placentera de total alivio, al comprobar que habían puesto un título que no se
correspondía al verdadero contenido de la conferencia, que era la misma
aburrida conferencia sobre experiencias cercanas a la muerte a la que había
asistido en persona unos meses atrás. El alivio fue porque estoy segura de que
me habría costado un buen disgusto el comprobar cómo algunas personas se
empeñan en hablar de lo que no saben. Esta entrada solo es muestra de lo
quemada que puede llegar a estar una reencarnacionista por ver siempre las
mismas historietas en internet en lugar de ser testigo de algún avance, por
pequeño que sea, ya sea en el mundo científico o en el paranormal. La verdad es
que me gustaría estar hablando de otra cosa y no de escépticos, pero lo hago
porque necesito desahogarme y porque hablo de sentimientos muy comunes entre
los reencarnacionistas, tal vez incluso algún lector se sienta identificado].
El problema es que he llegado a un punto en el que ya me da
igual (aunque no lo parezca). Por la experiencia de otros compañeros de viaje,
que llevan recordando decenas de años, algunos incluso desde su niñez, sé que
ese punto nos acaba llegando a todos los reencarnacionistas. A mí me está
costando asumirlo por mi espíritu revolucionario y porque no me da la gana
callarme (creo que esto último es un posible trauma de vida pasada, por haber
estado callada demasiado tiempo). Yo no tengo nada que envidiar a ninguno de los que salen en los debates de
Cuarto Milenio: tengo mis títulos, soy bastante inteligente, huyo de los
videntes y de cualquier parafernalia espiritual como de la peste, pienso por mí
misma... pero claro, como quiero mantener mi anonimato, no me interesa la fama,
no me gano la vida dando conferencias, y prácticamente solo me muevo en foros,
mi experiencia y mi testimonio permanecerán en la sombra como los de muchos
otros compañeros que también recuerdan sus vidas pasadas. Después de varios
años moviéndome en internet y viendo cómo está el percal en mi país, me he dado
cuenta de que nosotros somos los únicos que sabemos de verdad sobre reencarnación. Y como aún no es posible publicar
artículos científicos en revistas de prestigio, ni hacer encuestas cuyos
resultados vayan a interesar a la comunidad científica, ni podemos aún
planificar experimentos para demostrar la existencia del alma, ni tampoco vamos
por ahí vendiendo que somos discípulos de Weiss y podemos sanarte en una sola
regresión, y seguramente nos ven como unos locos que viven presa de sus propios
delirios y fantasías, nos vemos obligados a teorizar en la sombra y a compartir
nuestras experiencias solo con gente que sabemos nos comprenderán. A mí nunca
me llamarán de un programa de televisión para hablar sobre otras vidas. Y si me
llamaran, tampoco iba a ir, tal y como está el patio. Lo peor es que mientras
tanto tengo que sufrir a varios personajillos subiendo sus vídeos a internet y
opinando sobre el tema sin tener ni idea de lo que significa recordar vidas
pasadas, sin haber hablado con personas que llevan años recordando, sin saber
ni siquiera que la autohipnosis NO es una autoinducción, o teorizando sobre el
karma cuando se ve a la legua que no recuerdan sus vidas pasadas. Si no
recuerdas tus vidas pasadas, ¿cómo puedes saber si existe o no el karma? ¿Y por
qué la gente que cree en el karma no va y le pregunta a los que recuerdan vidas
pasadas, a ver qué piensan?
El caso es que me he resignado a ser una insignificante gota
de agua en la inmensidad de la red. Puedo gritar todo lo que quiera, pero no se
me va a oír porque algunos dan por supuesto que en la red solo hay palabras y
palabras sin ninguna base, en lugar de personas racionales que también tienen
dos dedos de frente y saben diferenciar la estupidez de lo que no lo es (somos
pocos pero existimos). La gran mayoría, al leer mi blog, ni siquiera
preguntarán ni comentarán, por desgana, comodidad, o puro desinterés, y dejarán
pasar la gran oportunidad de poder llegar a tener la certeza de que la muerte
no es el fin y la reencarnación un hecho. Se quedarán con una visión muy
parcial del asunto, porque no sabrán ni la décima parte de lo que hay detrás de
esta búsqueda. Nunca fue el propósito de este blog, ni lo será, pero jamás
sabrán de los últimos intensos tres años de mi vida y cómo por casualidad
comencé a ver en mi mente lo que parecían ser recuerdos de otras vidas. Jamás
sabrán todo lo que estudié e investigué en páginas y foros de habla inglesa
para averiguar qué diablos me estaba pasando. Jamás sabrán cuáles son mis
problemas íntimos y cómo encontré la respuesta en mis vidas pasadas, ni cómo
algunos de esos problemas me siguen afectando hoy y qué hago para mantenerlos a
raya. Ningún lector de este blog, ni uno solo (bueno, quizá uno o dos), sabe de
las experiencias desgarradoras de otras personas que he conocido y que no
pueden hablar debido a la intolerancia del mundo en el que vivimos. Porque a
pesar de sentirme extraordinariamente sola, no lo estoy. Todos los días conozco
a personas que prueban las técnicas que ya todos conocemos y obtienen
resultados, y los verifican. Estas personas no son todas conocidas por los
terapeutas de vidas pasadas, porque a pesar de que algunos de ellos se piensan
que tienen la exclusividad o el privilegio de ser los únicos que pueden hacer a
la gente recordar sus vidas pasadas, la mayoría de nosotros no acudimos a ellos
y creamos nuestras propias comunidades donde poder hablar con tranquilidad de
lo que nos preocupa. Por un lado me molesta, y hasta me hierve la sangre, si
alguien insinúa que todo esto son fantasías, ilusiones, extraños mecanismos de
la mente para dar explicación a problemas sin resolver... Y un cuerno.
Francamente, eso es un insulto a mi inteligencia y a la de todos mis
compañeros. La gente puede parlotear todo lo que quiera sobre reencarnación,
desde la teoría, y ridiculizar a los que decimos recordar, sin saber en qué
consiste una verificación, sin experimentar en propia piel lo que es verte en
el cuerpo de otra persona y darte cuenta de que las emociones que afectaron a
esa persona te siguen afectando a ti hoy, sin molestarse en conocer de verdad a
alguien que se atreve a afirmar públicamente que tiene una vida pasada famosa,
sin ni siquiera saber que los niños que recuerdan vidas pasadas no solo están
en los libros (en España ni siquiera eso), o que no hace falta una regresión
para recordar. Muchos recurrirán a las teorías más ridículas para explicar algo
que se niegan a aceptar, como la posibilidad de que estemos accediendo a
información de la “matrix”, sea eso lo que sea... Pero solo el que recuerda
sabe que eso no se sostiene por ningún sitio. Es muy fácil hablar sin saber...
Por otro lado, he aprendido a vivir sabiendo que habitamos en mundos paralelos:
ellos van a su ritmo, nosotros al nuestro. Las cosas son así y no ganamos nada
lamentándonos. Ellos seguirán estancados en sus creencias y en sus dudas y en
sus aparentemente grandes razonamientos científicos o pseudocientíficos.
Nosotros seguiremos avanzando poco a poco, ganando en conocimiento espiritual y
humano, transformándonos en personas distintas a las que éramos, porque ahora
tenemos la certeza de que somos inmortales y nacemos y morimos incontables
veces. Y seguiremos siendo testigos de cómo la humanidad sigue perdida, dando palos
de ciego, con las respuestas tan cerca... porque es muy fácil cerrarse en banda
a una realidad que puede golpearte en plena cabeza si solo le das una pequeña
oportunidad. Y no hay nada mágico en ello, ni nada espiritual, ni hay que
buscarle tres pies al gato. La reencarnación es un hecho, y no tengo la menor
duda de que el que no lo ve así es por falta de información (en gran parte
totalmente científica, por cierto), y sobre todo, por falta de experiencias
propias.
¿Qué otra cosa puedo hacer más que resignarme? ¿Qué sentido
tiene sumergirme en una lucha que sé no puedo ganar? Evitando a los escépticos
gano tiempo para continuar mi maravilloso camino de autoconocimiento y de
comprensión del mundo, hablando con respeto y educación con otras personas cuyos
caminos han sido y son igual de fascinantes que el mío, viendo con mis propios
ojos cómo las evidencias están ahí, si solo sabemos buscar, teniendo la
oportunidad cada día de poder preguntar a personas totalmente normales,
sensatas e incluso mucho más serias que yo, y que dicen ser la reencarnación de
personajes muy conocidos por la historia, cómo han recordado, cómo lo viven, a
qué consecuencias se enfrentan hoy en día, qué cambiarían de sus vidas
pasadas... Hablar con ellos es infinitamente más constructivo y esclarecedor,
sorprendente, muchas veces, y te deja sin palabras y sin dudas de que la
reencarnación tiene que ser un hecho,
digan lo que digan los que no se molestan en llegar al fondo del asunto. Sin
duda, es más fácil hablar sin saber que dedicar unos cuantos años de tu vida a
investigar en serio y sacar tus propias conclusiones. Es más fácil mirar por
encima del hombro con una sonrisa irónica en tus labios y escudarte en tu
educación científica para afirmar “Toda esta gente está equivocada”. Lo que
realmente me molesta es que habrá gente que les creerá porque tampoco ellos
están abiertos a la posibilidad de la reencarnación. Seguirán pensando que los
reencarnacionistas estamos todos locos... y mientras se perderán un viaje
fascinante a su propio pasado que, entre otras cosas, les hará perder el miedo
a la muerte.
Pero ya me da igual. Tal vez el mundo no está preparado para
lo que los reencarnacionistas tenemos que decir. Bueno, no: retiro el “tal
vez”. Hace tiempo que sé que no está preparado. Y es muy triste, pero es lo que
hay.
Entradas relacionadas:
Yo a menudo tengo sueños con personas y lugares que nunca he visto pero en el sueño los conozco, pero son de otra época, hay veces que son lugares antiguos y otras veces lugares de alguna manera futuristas, no se si eso sean recuerdos o solo sueños fantaciosos
ResponderEliminar¡Hola, Summer! ¿En esos sueños eres tú mismo/a pero con otro cuerpo? Si es así, es posible que sean sueños de vidas pasadas, pero en estos sueños siempre se suelen mezclar elementos de distinta procedencia (simbólicos, cosas de tu vida actual, fantasías...). La única forma que tienes de saber qué son es verificando históricamente los datos que surjan en ellos. Te recomiendo que lleves un diario de sueños y apuntes en él todos tus sueños nada más despertarte, con todos los detalles posibles. Si son de épocas futuras (algunas personas afirman poder ver el futuro), no tenemos forma de verificarlo.
EliminarUn saludo.
Annie Besant, una persona excepcional y una autoridad en muchos temas, también afirmaba ser la reencarnación de Giordano Bruno y de Hipatia de Alejandría (ver http://theosophy.ph/encyclo/index.php?title=Besant,_Annie). Mira a ver si coinciden los relatos, aunque si coinciden también es posible que pudiera haberlos leído y recordado consciente o inconscientemente de sus libros.
ResponderEliminarA ver, creo que no es cuestión de ser ni una persona excepcional ni una "autoridad" en nada. Ni tampoco es cuestión de comparar relatos, si no de ver en concreto qué es lo que supuestamente recuerda cada uno y verificarlo lo máximo que se pueda con los registros históricos que haya sobre esa vida pasada, que me imagino en el caso de Hipatia de Alejandría no debe haber mucho. Si alguien que dice ser la reencarnación de Giordano Bruno, por ejemplo, te recita toda su biografía de principio a fin, seguramente está mintiendo. Los que recordamos vidas pasadas sabemos que los recuerdos son a menudo muy fragmentarios, y es raro poder verificarlos en su totalidad, pero van acompañados de otros muchos indicios, como signos emocionales y de comportamiento. Muchos también solo quieren llamar la atención. Este problema es muy frecuente en las vidas pasadas famosas, que varias personas digan ser la reencarnación de la misma persona. Cuando analizas a fondo lo que dice uno y otro, es cuando te das cuenta de quién está fantaseando, quién siente una simple "identificación arquetípica", quién ha llegado a conclusiones precipitadas a partir de recuerdos muy generales, y quién podría estar en lo cierto. Por ejemplo, es muy frecuente que esto pase en el caso de la familia Romanov. La criptomnesia también es una posibilidad, como bien apuntas, pero creo que es mucho menos frecuente de lo que muchos creen. En definitiva, es difícil llegar a una conclusión sin estudiar caso por caso, y lo ideal sería hacerlo según se desarrolla.
EliminarBuscando resignacion he llegado aqui. He leido tu ultima entrada en el blog estoy muy intrigado, no descarto que exista un mundo paralelo en el cual en realidad se pueda estar feliz. Amando a nustros seres queridos sin preocupacion de algun daño que les pudiese ocurrir, desearia poder encontrar la manera de tener el poder de recordar mis vidas pasadas y correjir todos mis errores a conciencia.
ResponderEliminarHola. No hace falta irse a un mundo paralelo para ser feliz, podemos aprender a serlo aquí. Del mismo modo, no hace falta corregir nuestros errores del pasado, sino aprender de ellos e intentar no volver a repetirlos. Esa es la vida, ni más ni menos. Todos nosotros podemos recordar vidas pasadas, en el blog encontrarás las técnicas para ello. Un saludo.
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