miércoles, 20 de julio de 2016

10 verdades incómodas sobre reencarnación (Parte 2).

Parte 1.

6. Ser un alma vieja no significa nada.


¿Cuántas veces habremos escuchado de los labios de una madre o una abuela algo como: "Qué mirada tiene este niño, parece que lo entiende todo" o "Esta niña es más madura de lo normal, seguro que es un alma vieja"? Y entonces pensamos que debe de ser que ha vivido muchas vidas y que por ello "sabe más que cualquier otro niño de su edad".

Pongamos un poco de sentido común: que un niño sea más inteligente, más precoz, que tenga mayor habilidad para el lenguaje, que sea más obediente, que su mirada sea muy brillante o vívida... no tiene nada que ver con reencarnación. Solo teniendo en cuenta estas características u otras similares, no podemos saber si un niño ha vivido muchas o pocas vidas. Que un niño aprenda más rápido que otro no necesariamente significa que haya reencarnado muchas veces, porque existen muchísimos factores biológicos como la genética, o no biológicos, como la educación, que influyen en ello.

Es más, y si fuera un alma vieja, ¿qué? Muchos padres utilizan la expresión como queriendo significar que su hijo es especial, pero si supuestamente estamos aquí para aprender y cuando lo hayamos aprendido todo, dejaremos de reencarnar, ser un alma vieja no significa que seas mejor que los demás, más bien al contrario, que aprendes tan lentamente que necesitas reencarnar más veces. O que cometes tantos errores que te envían de vuelta una y otra vez a ver si esta vez lo haces mejor. Por supuesto, yo no pienso que la única razón para reencarnar sea aprender, ni tampoco que nadie nos envíe de vuelta. Podemos reencarnar simplemente porque nos apetece, ya sea para divertirnos de nuevo haciendo algo con lo que disfrutamos, o bien porque no queremos dejar solos a nuestros seres queridos, o sí, por qué no, a veces porque queremos salvar el mundo. Quién sabe. Lo que sí sé es que la evolución espiritual no existe, así que haber vivido muchas vidas tampoco implica necesariamente que seas mejor persona que los demás.

La única forma que tenemos para estar seguros de si un niño ha vivido antes aunque seguramente todos los que vivimos en la Tierra llevamos aquí ya unos cuantos cientos de vidas es que él mismo tenga recuerdos de vidas pasadas y nos lo haga saber de alguna forma (hay muchos que tienen pero enseguida aprender a callar, ya que sus padres no muestran ningún interés o directamente les dicen que están fantaseando). No hay más.

Bueno, eso no es del todo cierto, puede haber ciertos indicios que nos hagan sospechar que un niño está recordando una vida pasada. Son los mismos indicios que se aplican a cualquiera de nosotros, aunque parece ser que a una edad temprana son más frecuentes los recuerdos espontáneos y evidentemente determinados juegos, tener ciertas habilidades innatas, hablar en otra lengua o tener pesadillas recurrentes... adquieren mayor peso.


7. La Ley del Karma no existe.


Ya he hablado repetidas veces sobre esto, así que no me extenderé mucho. Cuando digo “Ley del Karma” me refiero a la creencia de que todo lo que nos pasa es consecuencia de algo que hicimos en una vida pasada. Así que si nos pasan cosas malas es porque nos las merecemos por algo malo que hicimos, y si tenemos una vida genial es porque también nos la merecemos como premio a haber sido buenos. No. Esto es el mismo viejo cuento que todas las religiones quieren hacernos creer. Los que recordamos vidas pasadas, sobre todo los que recordamos múltiples vidas pasadas, sabemos que eso no es cierto. Las cosas malas pasan porque siempre hay personas a quienes les gusta hacer cosas malas. Otras veces es cuestión de buena o mala suerte, nada más. Y otras veces es cuestión de perspectiva, porque lo que para ti puede ser malo, puede que para otra persona sea bueno.

Todas tus acciones tienen consecuencias... o no. Si robas en un supermercado y no te pillan, eso no va a tener consecuencias ni dentro de diez días, ni dentro de diez vidas ni dentro de cien. Si sigues robando en supermercados, va a aumentar la probabilidad de que te pillen... al final te pillarán, y entonces tu acción sí habrá tenido una consecuencia. Pero si alguien te roba en un futuro no es porque la Ley del Karma exista. Es porque ese alguien es tan libre como tú de robar a quien quiera, igual que tú también eras libre de hacerlo o no. No está cumpliendo ninguna ley divina. Tampoco es porque los ladrones atraigan a los ladrones. La vida es así, no le des más vueltas.

Aunque suene así de simple, esta es una de las verdades más incómodas que existen dentro de la reencarnación. ¿Por qué? No lo sé, no lo comprendo. Posiblemente porque la gente en general necesita creer en cosas que den sentido al sufrimiento en el mundo. Si dejaron de creer en un Dios vengativo que castiga a los malos a ir al infierno, es lógico que ahora quieran creer en una ley cósmica que asegure que alguien malo, si no va a ir al infierno, pues que al menos sufra de alguna manera por lo que hizo. Así que cuando les dices que las cosas no funcionan así porque tú has recordado haber sido alguien bastante malvado y ahora estás aquí tranquilamente tecleando en el ordenador mientras te tomas una horchata bien fresquita en el calor del verano, y no sufriendo ninguna enfermedad grave, ni viviendo debajo de un puente, ni siendo amenazado de ninguna manera, eso les rompe sus esquemas y se revuelven contra ti.


8. Todo el mundo reencarna. Sí, los malvados también.


Es curioso comprobar una y otra vez cómo algunas personas piensan no solo que recordar vidas pasadas es algo raro y totalmente anormal, sino que la reencarnación es un fenómeno también extraño e infrecuente, y que si alguien reencarna tiene que ser por alguna razón, quizá porque le quedó algo pendiente por hacer. Así, es común oír hablar de “la reencarnada de Autol” o “los niños que retornan”, casi como si fueran lo mismo que apariciones fantasmales (de hecho hasta la música que suelen poner en la tele como acompañamiento de estos casos es algo siniestra). De vez en cuando también ves que alguien se pregunta “¿Seré yo un reencarnado?”, o escriben cosas como “Creo que esta es solo mi segunda vida”.     

Veamos, apelo de nuevo al sentido común. ¿Quién no deja cosas pendientes por hacer? ¿Quién lo aprende todo en una sola vida? ¿Quién tiene una vida lo suficientemente larga como para EXPERIMENTAR todo lo que se puede experimentar en la Tierra, desde todas las perspectivas posibles? Que no recuerdes tus vidas pasadas, no significa que “no tengas” vidas pasadas. Muchas personas no recuerdan sus sueños, y sin embargo se sabe científicamente que todos nosotros soñamos. De esto nadie se sorprende ya. Pero sí se sorprenden si les dices que la reencarnación es un fenómeno natural y universal. Natural porque forma parte de la vida. Universal porque no depende de nada que hayas hecho o dejado de hacer. Reencarnar no es un premio ni un castigo. Vivir en la Tierra es duro, pero eso no significa que alguien nos haya arrojado aquí para hacernos sufrir. Reencarnar es una elección personal. Nadie sabe por qué exactamente es así, pero tampoco nadie sabe por qué existen las estrellas y los planetas, ni por qué el Sol sale por el este y se pone por el oeste. Si hay una razón trascendental detrás de todo ello, en el fondo no importa. Lo único que importa es que estamos aquí, reencarnamos, y lo más lógico es que queramos vivir en un mundo donde reine la paz y la armonía. Es lo más lógico, pero a la vista está que hacer del mundo un lugar ideal para vivir no es una de nuestras prioridades. Todo depende de nuestras propias decisiones.





9. El bien y el mal absolutos no existen. La justicia divina tampoco.


Junto con la Ley del Karma, esta es otra de las verdades que más cuesta aceptar a la gente. Los que creen en la reencarnación han superado en parte las mentiras que nos contaron las religiones sobre la existencia de un cielo y un infierno, pero aún les cuesta abandonar por completo la idea de que tiene que haber “Alguien” o “Algo” que mantenga el equilibrio en el universo. Los buenos tienen que recibir una justa recompensa y los malos tienen que recibir un justo castigo. Les gusta imaginar que la vida en el más allá es muy parecida a la del más acá, en el sentido de que seguimos siendo más o menos las mismas personas, y si volvemos en un cuerpo nuevo es con una pesada carga de nuestras vidas pasadas que incluye la obligación de pasar por ciertas malas experiencias para que podamos “liberar nuestras almas” de esas acciones malas del pasado. En definitiva, que nos permitan pagar nuestra “deuda kármica”.

Muchos que recuerdan vidas pasadas siguen pensando que la Ley del Karma existe, hasta ahí llega el poder de las creencias. Otros, los más sensatos, y sobre todo, aquellos que recordamos múltiples vidas pasadas, sabemos que la Ley del Karma es una falacia. Lo sabemos porque no hemos encontrado ninguna prueba que apoye esa creencia. Las vidas buenas y malas se suceden sin ninguna relación entre ellas. Lo que prevalece son las emociones, los patrones mentales creados a consecuencia de ciertas vivencias, y posiblemente los sentimientos que provocaste en otras personas que se cruzaron en tu camino, personas a las que odiaste o amaste. Nada más. (Algunos llaman a esto karma, y yo no puedo impedírselo, aunque me encantaría hacerlo para que dejaran de sembrar confusión).

Pero ni siquiera hace falta tener recuerdos de vidas pasadas para comprender que la Ley del Karma no tiene sentido, porque lo que se considera bueno o malo en una sociedad varía a lo largo del tiempo y el espacio, por tanto no tiene ningún sentido que lo que hiciste hace mil años en una tribu africana te persiga hasta la actualidad para hacerte pagar por ejemplo con el mismo tipo de muerte que tú infligiste a alguien, las mismas veces que tú mataste. En el más allá somos seres espirituales, no humanos, por tanto solo se te puede juzgar en el contexto humano. En el más allá podrás reflexionar desde otra perspectiva, podrás aprender y sacar tus conclusiones, pero nadie ni nada hará que sufras por algo que hiciste, porque nadie te juzga más que tú mismo y el perdón es universal. Y cuando digo universal, es UNIVERSAL, algo que también les cuesta aceptar a todos aquellos que creen en la Ley del Karma.

Y por si a estas alturas hay alguien que aún no lo sabe: sí, sí hay personas que recuerdan vidas pasadas "malas". Hay unos cuantos asesinos en serie reencarnados por ahí (aunque el número se reduce bastante si solo tenemos en cuenta los que afirman serlo y tienen algo de credibilidad), muchos que no nos sentimos orgullosos de algunas cosas de las que hicimos, personas que murieron ejecutadas, generales militares nazis y no nazis, de todo...


10. Todo se basa en el libre albedrío.


Y esto es lo que más incomodidad, e incluso miedo, produce. Es mucho más tranquilizador pensar que estamos en manos del Destino, que no podemos cambiar nada y por tanto tenemos que resignarnos a nuestras vidas de sufrimiento. Es mucho más fácil pensar que “si algo pasa, es porque Dios lo ha querido”, así la responsabilidad siempre la tiene alguien externo a nosotros. Algunos llegan a pensar que todo en nuestras vidas está planeado, incluso nuestras muertes. Da igual lo que decidamos: todo tiene un porqué y aunque aparentemente tenemos libre albedrío, en realidad “Alguien” mueve los hilos para que tomemos la decisión que conducirá a aquello que está escrito.

La verdad es que en pocas ocasiones he visto tal grado de retorcimiento para no tener que aceptar que nosotros somos los únicos responsables de lo que ocurre en el mundo. Pero claro, muchos esclavos no sabrían qué hacer cuando se les da la libertad. Muchos esclavos quieren seguir siendo esclavizados, porque es mucho más cómodo cumplir órdenes y quejarte de las circunstancias, antes que tomar tus propias decisiones y hacerte dueño de tu futuro, aunque te equivoques, aunque eso te lleve a la muerte. Es así como aprendemos, tomando nuestras propias decisiones, haciéndonos responsables de nuestras vidas. Si no existiera el libre albedrío, no tendría ningún sentido vivir en el plano físico.

Por fortuna reencarnamos y tenemos infinitas oportunidades para seguir aprendiendo. Y sí, aprender es también una opción, por mucho que te digan que la única finalidad de reencarnar es aprender y evolucionar espiritualmente. ¿Quieres saber cuál es el propósito de la reencarnación? Tú tienes la respuesta. Eres tú el que le da sentido a la vida, eres tú el que decide qué hacer con las cartas que te han tocado. Algunas veces ganarás y otras perderás, pero jugarás cuando y como quieras.


Es tu decisión creerte lo que te cuentan o emprender tu propio viaje de autoconocimiento.



miércoles, 13 de julio de 2016

10 verdades incómodas sobre reencarnación (Parte 1).

Sí, sé que posiblemente tienes tus propias creencias relacionadas con la reencarnación y buscando en internet has llegado a esta página. Te recomiendo que no sigas leyendo si lo que quieres es seguir teniendo creencias erróneas y autoengañarte pensando que todo lo que has leído por ahí fuera tiene alguna base lógica. Si lo que quieres es la Verdad, no solo te recomiendo que leas, sino también que sigas investigando, te unas a Foro Reencarnación y conozcas de primera mano a personas que recuerdan vidas pasadas. Nosotros tampoco conocemos toda la Verdad, pero no tengo duda de que estamos mucho más cerca de ella.

Después de más de cuatro años hablando sobre reencarnación casi a diario dentro y fuera de las comunidades online, me he dado cuenta de que estas son las 10 afirmaciones que más ampollas levantan. Si tienes alguna más, no dudes en añadirla en los comentarios.


1. La reencarnación es un hecho.


Para la mayoría de escépticos, me imagino que no constituye ningún problema que haya millones de personas en el mundo que crean en la reencarnación. Para los escépticos, normalmente solo ellos tienen razón y los demás vivimos inmersos en una ilusión o en nuestra propia idiotez. Así que, a ellos les da igual si crees en la reencarnación o crees en Papá Noel. Ahora, puede que empiecen a revolverse en sus sillas si les dices que no es que creas en la reencarnación, es que estás seguro de que es una realidad. Y no es que estés obsesionado o seas el líder de una secta con tinte budista, es que se da la circunstancia de que recuerdas vidas pasadas —ahora mismo me da igual el método—, has podido verificar históricamente muchos de esos recuerdos, y en algún caso incluso has podido identificar quién fuiste en tu vida pasada. Ya sabemos que esto no es prueba alguna para un escéptico, pero no importa. Aunque ellos nunca llegarían a admitirlo, ya hay algo dentro de ellos que les está susurrando: “¿Y si esta persona no está como una regadera y me está contando la verdad?” Les va a costar encontrar una explicación a los hechos que les han descrito, y se llegarán a inventar cosas como el “súper-psi” para no dar su brazo a torcer. En este punto seremos nosotros los reencarnacionistas los que sonreiremos, porque nosotros conocemos la Verdad, mientras que ellos siguen inmersos en un mar de dudas.

Pero que haya personas que están tan seguras de que la reencarnación es un hecho también es incómodo para los que sí creen en la reencarnación, porque, como he afirmado en muchas ocasiones en este blog y en los foros en los que participo, la creencia es una cosa, y la seguridad es otra. Hay mucha gente que aun creyendo en la reencarnación, piensa que recordar vidas pasadas es imposible, o que solo es posible si vas a un terapeuta para que te hipnotice. Como consecuencia, te ven como alguien que tiene algún tipo de poder psíquico (no en vano una vez creyeron que yo era vidente, nada más lejos de la realidad), o bien como alguien tan arrogante que es capaz de asegurar que SABE que la reencarnación es un hecho (por supuesto, creerán todo lo que les dice un cura o todo lo que escribió Sai Baba, a pesar de todos los procesos judiciales abiertos contra él, pero tú eres distinto), y a veces hasta he llegado a notar cierta envidia (más o menos sana) o cierto complejo de inferioridad porque piensan que ellos no pueden recordar. Sí que pueden, lo que ocurre es que no saben cómo hacerlo. Y por ello te mirarán como si fueras un bicho raro, o como los escépticos pensarán que estás como una regadera o que estás mintiendo. Ellos creen en la reencarnación... pero saben que no están para nada seguros, y temen la muerte como cualquiera. No pueden imaginarse que haya otros que de verdad sepan que la reencarnación es un hecho, porque tienen pruebas convincentes de ello.

Y, sobre todo, es incómodo para la mayoría de las religiones. Si algún día se llegara a demostrar que la reencarnación es un hecho, de forma que se convirtiera en algo innegable, como que la Tierra gira alrededor del Sol y no al contrario, se les acabaría el chiringuito a todas esas religiones... y algunas tendrían que admitir que estaban equivocadas o que engañaron a los feligreses a conciencia, como veremos en el punto 2. De hecho, he llegado a pensar que no se habla más abiertamente de reencarnación en los países hispanohablantes porque no les interesa a las esferas eclesiásticas, por razones obvias. No en vano ya condenaron la reencarnación en el Segundo Concilio de Constantinopla.


2. La reencarnación es un hecho... pero no tiene nada que ver con lo que nos han contado.


En nuestros tiempos, y especialmente en el mundo hispanohablante, todo lo que creemos saber sobre reencarnación se basa en lo que supuestos espíritus desencarnados nos han transmitido a través de médiums, en las mentiras propagadas por las enseñanzas de la Nueva Era como la famosa Ley del Karma, en las enseñanzas de religiones como la budista o la hinduista que no son más que creencias no muy distintas de otras creencias sin ninguna base racional, o en el mejor de los casos, en lo que autores como Brian Weiss y sus imitadores han escrito en sus libros. Esta es la razón por la que cuando hablas con personas que recuerdan vidas pasadas te das cuenta de cuántas sandeces nos han metido en la cabeza que no tienen nada que ver con la realidad. Lo que sabemos de verdad sobre la reencarnación es más bien poco. Si solo consideramos los trabajos científicos publicados, sabemos aún menos, entre otras cosas porque los investigadores que estudian la reencarnación apenas se molestan en hablar con los que recordamos vidas pasadas.

Hay tantas creencias extendidas y a veces incluso aceptadas sin más por muchas personas que creen en la reencarnación, que cuando les digo que no son ciertas, se revuelven contra mí como si fueran auténticos fanáticos a los que he arrebatado su fe. De nuevo, la Nueva Era ha hecho mucho daño en este sentido. Tienes desde la creencia en almas gemelas (no confundir con almas compañeras), cuya existencia, juraría, nadie que recuerde vidas pasadas ha comprobado; a la famosa Ley del Karma (sí, de nuevo); pasando por la supuesta evolución espiritual, las almas viejas, las vidas simultáneas, las vidas paralelas o las almas que viven una misma vida pasada famosa, lo que explicaría por qué existen varias personas que dicen tener los mismos recuerdos de alguien famoso.

¿Lo dudas? Recuerda vidas pasadas. Se te caerán muchos mitos.




3. Todos podemos recordar vidas pasadas. Sí, tú también.


He tenido alguna que otra discusión sobre esto con supuestos “expertos” en reencarnación, por supuesto investigadores que NO recuerdan vidas pasadas. ¿Por qué? Porque claramente ellos, en toda su carrera, se han encontrado pocos casos de personas que recuerdan. Mientras, en un mundo paralelo... los foros de reencarnación están llenos de personas que recuerdan. No todos poseen el mismo nivel de sensatez, eso es verdad. El fraude y las ganas de llamar la atención existen en el mundo de la reencarnación, eso es innegable. Sin embargo, la mayoría son personas sensatas, muchas con estudios superiores, muchas han investigado durante años para verificar sus supuestas vidas pasadas, tanto que su conocimiento sobre determinadas épocas históricas supera a la de ciertos historiadores. Muchos tienen formación científica. Muchos eran escépticos y solo la experiencia personal o la de alguien cercano les convenció de la realidad de la reencarnación. Todos los que han pasado por ello conocen y han practicado las técnicas para recordar. Yo soy una de esas personas. Yo no tengo nada especial, jamás fui vidente, jamás fui especialmente sensible a las experiencias “paranormales”, no hice meditación durante cuarenta años para recordar ni acudí a un hipnoterapeuta. Los recuerdos me llegaron espontáneamente y no fue muy complicado. Si yo pude hacerlo, tú puedes hacerlo... y solo, no necesitas a nadie.

Es cierto que decir que todos podemos recordar vidas pasadas no quiere decir que todas las personas vayan a recordar o que necesiten recordar. Nadie aún sabe por qué algunas personas recuerdan y otras no. Pero sí sabemos que no es nada sobrenatural, y que posiblemente muchas más personas recordarían si solo supieran cómo hacerlo o prestaran más atención a los indicios presentes en su personalidad.

Es evidente que esta verdad es especialmente incómoda para los que se ganan la vida haciendo regresiones, porque les estoy quitando el poder a ellos y te lo estoy dando a ti. Sí, A TI. No estoy diciendo que prescindas de los buenos profesionales que pueden ayudarte en tu camino, pero sí que te des cuenta de que los únicos límites están en tu mente. No es imprescindible acudir a una consulta y gastarte el dinero para recordar vidas pasadas. Medita, abre tu corazón, vence tus miedos... conéctate contigo mismo, y CONOCE LA VERDAD. De primera mano, no porque alguien te lo cuente.


4. El amor no lo es todo.


A ver, no quiero que me malinterpretes. El Amor (en mayúsculas) lo es todo, sí, eso no lo pongo en duda. Pero si piensas que la reencarnación y sobre todo recordar vidas pasadas es algo súper-bonito que te hará sonreír embobado como cuando lees esos libros de Brian Weiss lleno de historias románticas de almas que se reencuentran vida tras vida y tarde o temprano alcanzan la felicidad, te digo: ABRE LOS OJOS. Para llegar al Amor (en mayúsculas) primero tendrás que pasar por un oscuro camino lleno de miserias humanas. Mira a tu alrededor: hay gente sufriendo, hay guerras, pobreza, asesinatos, rencores, odio, mucha sangre, niños hambrientos o abandonados, refugiados, soldados cometiendo tropelías, personas que mueren jóvenes... ¿Por qué crees que tus vidas pasadas van a ser distintas? ¿Acaso se vivía mejor en el mundo hace sesenta, cien, trescientos años? En tus vidas pasadas encontrarás eso y mucho más. Te será muy difícil encontrarle el sentido, te será muy difícil encontrar esas supuestas “lecciones” que te hacen “evolucionar espiritualmente”. Llevarás años recordando y aún te sentirás culpable por algo que hiciste, o no entenderás cómo el ser humano puede llegar a ser tan cruel. Querrás creer eso de que “todos somos iguales” o que “eres capaz de perdonar a todos, incluido tú mismo”, pero eso no ocurrirá de la noche a la mañana, y tal vez nunca lo consigas. Una cosa es la teoría y otra la práctica.


5. Recordar vidas pasadas no te hace ser un iluminado.


No sé por qué hay mucha gente que cree que solo aquellos seres evolucionados espiritualmente pueden recordar vidas pasadas. Quizá piensan que solo son fiables personas como el Dalai Lama, que según la leyenda recuerda varias vidas pasadas y para muchos es un ser muy evolucionado espiritualmente. Todos los demás que decimos recordar estamos como una regadera, eso ya se sabe. Existe un caso de una mujer adulta que recordó vidas pasadas a través de sueños y regresiones, y después de una larga investigación pudo identificar su vida pasada e incluso contactar con sus hijos de esa vida pasada. Se llama Jenny Cockell. Puedes conocer su historia en este vídeo. No, no es una iluminada, ni tampoco es líder de ninguna religión. Es un ser humano como tú y como yo. Quizás más como yo, porque las dos tenemos en común que recordamos vidas pasadas y hemos podido verificar varias de ellas. Si tienes perfil de Facebook y sabes inglés, búscala, hazte su amiga, escúchala. Es una persona totalmente normal que ha escrito un par de libros contando su experiencia, igual que yo. Y sin embargo, es curioso comprobar cómo muchos se dirigen a ella como si tuviera algo especial, como si ella les pudiera responder a todas sus preguntas, como si recordar vidas pasadas te otorgara una infinita sabiduría. Yo no soy tan famosa, pero a veces me he sentido igual, por eso escribí un día sobre ello.

No te confundas: recordar vidas pasadas no te hace ser nadie especial. No te hace más sabio. Tampoco más benevolente. ¿Más equilibrado? Pues supongo que eso depende de cada uno. Hay gente que recuerda que no es nada equilibrado. Pasa un poco como con los que han tenido experiencias cercanas a la muerte. Unos lo llevan bien e incluso les hace ser mejores personas. Otros no saben interpretar bien sus propias experiencias o adoptan alguna de las creencias mencionadas anteriormente, así que no solo no se equilibran, sino que les puede traer más desequilibrio. Buscar respuestas solo les trae más confusión. En el peor de los casos, ellos mismos se creen unos iluminados y puede que hasta intenten crear su propia secta. Y si encima le otorgan el poder a alguien que dice ser terapeuta pero en realidad solo trata de aprovecharse de la credulidad de su paciente, las cosas pueden ponerse muy feas.

Por fortuna, creo que la mayoría de la gente que recuerda vidas pasadas sigue una vida totalmente normal. Pasan totalmente desapercibidos. Sabemos que lo más probable es que se rían de nosotros, así que nos mantenemos calladitos o en el anonimato. Yo misma, en el punto en el que me encuentro, apenas menciono la reencarnación fuera de mis sitios online y solo hablo con personas de confianza que pueden comprenderme. El conocimiento y la seguridad que aparecen después de recordar no van a producir ningún cambio demasiado importante. ¿Vas a comprender mejor algunas cosas? Sí. ¿Van a desaparecer algunos efectos indeseables que se produjeron a causa de vivencias del pasado? Por supuesto. ¿Vas a tener más fuerzas para continuar? Sí. En general, esto es lo que puedes esperar si recuerdas vidas pasadas. Pero tu vida actual no va a ser más fácil ni tus problemas van a desaparecer de la noche a la mañana. Simplemente encontrarás nuevos recursos que utilizar, te enfrentarás mejor a esos problemas. Perderás el miedo a la muerte y a la vida. Pero no, no serás “superior moralmente” a nadie ni habrás “evolucionado espiritualmente” más que otra persona que no recuerde. 

Parte 2 la semana que viene.

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La autora de este blog no pertenece a ninguna religión ni a ninguna secta, ni tampoco es ferviente seguidora de ninguna doctrina espiritual, espírita o new age. Tampoco es una fanática lectora de ningún escritor más o menos popular que hable en sus libros sobre terapia o hipnosis regresiva.

La autora de este blog tiene una amplia formación científica y por ello piensa por sí misma para llegar a las conclusiones y opiniones que aquí se ven reflejadas. La reencarnación es un fenómeno natural y universal. El único objetivo de este blog es reflexionar y ofrecer algunas claves para que todo el mundo pueda darse cuenta de ello por sí mismo.

En ningún caso la autora de este blog posee la Verdad Absoluta. Las opiniones de la autora de este blog son personales, intransferibles y siempre sujetas a discusión. Solo ha vivido una serie de experiencias personales que la han transformado interiormente en los últimos años. Puede dar consejos a todo aquel que lo solicite, pero en ningún caso puede ofrecer ayuda profesional.

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