“¿Y si te
dijera que reencarnas porque te encanta el drama?”
Puede parecer poco serio, y por supuesto habría mucho que discutir aquí, pero personalmente pienso que es muy probable que la razón por la que volvemos una y otra vez al mundo físico está mucho más cerca de lo que nos dice Morfeo en esta foto que todas esas mandangas espirituales que tanto les gustan a la gente. Los espiritistas las conocen muy bien, de eso puedo dar fe. Son las típicas frases hechas como: “Venimos para ser cada vez más perfectos espiritualmente”, “Reencarnamos porque hemos hecho cosas malas en el pasado y tenemos que pagar deudas kármicas”, “Tenemos que volver porque tenemos asuntos pendientes”, y un largo etcétera.
Pues no. Lo
cierto es que nadie sabe por qué reencarnamos. Mi opinión ya es de sobras
conocida: no tiene por qué haber una
razón. La reencarnación es un fenómeno natural y universal, así que si
existe una razón para su existencia, es la misma que para la salida y la puesta
del sol o la presencia de microorganismos en los océanos. Pero aun aceptando
que somos nosotros los que elegimos volver e incluso planificamos en cierta
medida nuestras vidas, estoy convencida de que una de las causas fundamentales que nos atraen de vuelta es simplemente
que amamos estar vivos, con todo lo que eso supone. Sí, morir también. Y
pasarlo bastante mal, a veces. He llegado a pensar que como espíritus somos una
especie de adictos a las emociones, y como es muy posible que siendo espíritus
no podamos sentir igual que cuando tenemos un cuerpo físico (algo así como si
utilizáramos realidad virtual estando encarnados), pues al final retornas.
Muchos dirían aquí: “No, no, yo estoy seguro de que no quiero reencarnar nunca
más, estoy cansado de sufrir tanto”. Ya, lo mismo dicen las embarazadas, pero
luego casi todas repiten… La cuestión es que mientras que aquí olvidamos
quiénes somos y por qué estamos aquí, al
otro lado sabemos que la muerte en realidad no existe, así que nuestra
perspectiva es totalmente distinta y tomaremos decisiones que aquí no somos
capaces de imaginar. Algo que casi todo el mundo parece dar por supuesto es
que al otro lado las mismas leyes que rigen nuestra vida física siguen siendo
válidas allí (excepto el tiempo, por supuesto, que allí no existe, según
algunos), que seguimos pensando igual que aquí… en definitiva, que el más allá
es igual que el más acá, pero todo mucho más idílico. No tienes que pagar por
internet y estás continuamente conectado con los demás. Lo único malo es la
presencia de “jueces espirituales” que van a determinar lo buenos o malos que
fuimos y se encargarán de enviarnos desgracias continuas en nuestra siguiente
vida para que así suframos y evolucionemos.
Siento
repetir una vez más que no. Parece ser que las cosas no funcionan así.
Pero el
mensaje principal que quería transmitir en esta entrada es que no debéis temer las emociones que sin
duda van a surgir una vez que empecéis a recordar vidas pasadas. No sé por qué,
el mundo en el que vivimos parece diseñado para suprimir nuestras emociones
desde pequeños y convertirnos en frías máquinas que solo trabajan, consumen, se
reproducen y mueren. Cualquier atisbo de pensamiento crítico o emoción
descontrolada está considerado una amenaza al sistema. Si te deprimes, te
empastillan. Si estás ansioso, te empastillan. Si no te puedes concentrar en
clase o no rindes lo suficiente, es que hay algo que funciona mal en ti, y
te mandan a terapia y te empastillan. Si protestas, eres un rebelde y te harán
callar por las buenas o por las malas. Solo hay un lugar en el que puedes reír,
llorar, pasar miedo o enfurecerte internamente: el cine. Quizá estoy exagerando
un poco, pero tengo la impresión que en esta sociedad tener sentimientos es
malo. Uno de esos sentimientos es la nostalgia que puedes sentir por tus vidas
pasadas. Estar triste también es malo. Echar de menos a alguien es malo, sobre
todo si a ese alguien lo conociste en las guerras napoleónicas, eso ya lo
deberías tener superado. Y por eso, te aconsejan que no debes vivir en el
pasado, y obviamente, recordar vidas pasadas no es una buena idea, es
antinatural… no sea que descubras por ti mismo que la muerte no existe y eso te
libere internamente.
Bueno, pues
yo os digo: si estáis vivos, vais a SENTIR.
Las emociones son inherentes al ser humano, vienen de fábrica. Si tenéis algún
problema relacionado con vidas pasadas, es muy posible que se deba a que estáis
reprimiendo, consciente o inconscientemente, algunas de esas emociones. Y si os
ponéis a recordar, esas emociones van a estallar. Lo harán poco a poco, no os
asustéis. La mente siempre controla y no os dará acceso a recuerdos que os
hagan sufrir demasiado. Pero debéis
estar preparados mentalmente para recibir esas emociones y aprender a
gestionarlas. Lo difícil no es recordar. Lo difícil es saber qué hacer con
esas emociones, cómo vivir con ellas, cómo hacer para que puedas vivir tu vida
presente estando deprimido, furioso o triste por algo que ocurrió hace tres o
cuatro siglos.
Y no, no es fácil, pero te debes acostumbrar a ello si de verdad quieres recordar vidas pasadas. Una de las primeras cosas que comprendes al recordar, poco después de quedarte flipado porque ves que acceder a tu pasado es más fácil de lo que nos han contado, es que los recuerdos nunca vienen solos. Quizá incluso por eso los reconocemos como recuerdos. Porque te hacen SENTIR. Lo que sea. No hay emociones buenas y emociones malas, eso también debéis olvidarlo desde ya. Las emociones son emociones. Lo realmente malo es que te impidan vivir con normalidad tu vida presente, y eso suele pasar cuando aún no las has procesado como deberías. Una parte importante de ese procesamiento es SENTIR. Será mejor cuanto mayor sea la intensidad de esas emociones. Es lo que algunos hipnoterapeutas llaman “catarsis emocional”. Vas a sentir miedo, vas a sentir dolor emocional, vas a sentir rabia, odio, desolación, todo lo que se te ocurra… ¿Qué te vas a pasar media regresión llorando? Pues sí, eso es así. ¿Y…? No pasa nada. Por eso lo hacemos, para liberar tensiones y que en el futuro esas fuertes emociones no nos hagan estar deprimidos todo el día por algo que ocurrió hace doscientos años.
Catarsis. Alejandro Teutli Etcheverry. |
Y no, no es fácil, pero te debes acostumbrar a ello si de verdad quieres recordar vidas pasadas. Una de las primeras cosas que comprendes al recordar, poco después de quedarte flipado porque ves que acceder a tu pasado es más fácil de lo que nos han contado, es que los recuerdos nunca vienen solos. Quizá incluso por eso los reconocemos como recuerdos. Porque te hacen SENTIR. Lo que sea. No hay emociones buenas y emociones malas, eso también debéis olvidarlo desde ya. Las emociones son emociones. Lo realmente malo es que te impidan vivir con normalidad tu vida presente, y eso suele pasar cuando aún no las has procesado como deberías. Una parte importante de ese procesamiento es SENTIR. Será mejor cuanto mayor sea la intensidad de esas emociones. Es lo que algunos hipnoterapeutas llaman “catarsis emocional”. Vas a sentir miedo, vas a sentir dolor emocional, vas a sentir rabia, odio, desolación, todo lo que se te ocurra… ¿Qué te vas a pasar media regresión llorando? Pues sí, eso es así. ¿Y…? No pasa nada. Por eso lo hacemos, para liberar tensiones y que en el futuro esas fuertes emociones no nos hagan estar deprimidos todo el día por algo que ocurrió hace doscientos años.
Muchas
personas que comienzan a recordar dicen: “Tengo miedo de lo que vaya a ver”.
Sí, lo entiendo, yo también lo tenía al principio. Pero, en serio, ¿qué te
puede pasar si recuerdas algo doloroso o si recuerdas tu propia muerte? ¿Que
vas a llorar? Sí. ¿Que vas a sentir una leve sensación allí donde te
infligieron la herida mortal? Sí, pasa a veces. ¿Que te vas quedar petrificado
en esa escena del pasado y no vas a poder volver al presente? No, eso no va a
ocurrir. Vas a salir de esa escena justo cuando tú decidas.
Si tienes
miedo, te vas a bloquear a ti mismo y no vas a acceder a esos recuerdos que
necesitas revivir. Si no dejas que esas emociones vuelvan a ti para acabar de
procesarlas, nunca conseguirás esa “sanación” que deseas. Recordar vidas pasadas es un intenso trabajo contigo mismo, requiere
gran esfuerzo, requiere valor, pero te aseguro que merece la pena. Tal vez
esta es la razón por la que una de las técnicas más efectivas que conozco es la
de conectarse con el corazón, porque ahí es donde residen las emociones. Si
logras hacerlo, notarás como las energías fluyen, cómo te “conectas” con tu yo
superior, ese que está en el mundo espiritual y tiene las respuestas que
buscas. Notarás la magia de recordar. Y con el tiempo, también recibirás esa
sabiduría que está dentro de cada uno de nosotros. Notarás de verdad que todos
estamos conectados y que jamás estamos solos, ni siquiera en el momento de la
muerte.
Pero esto es
algo que tú debes vivir por ti mismo. Yo puedo escribir millones de palabras,
pero no lo comprenderás hasta que dejes atrás tu miedo a SENTIR. Pruébalo y
luego me cuentas.
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