A raíz de determinados acontecimientos después de publicar
mis dos últimas entradas, he estado dándole vueltas a esta cuestión. He
compartido mis pensamientos con otros reencarnacionistas (recordemos una vez
más que con esto me refiero a personas que RECUERDAN vidas pasadas), y me ha
agradado comprobar que en líneas generales estaban de acuerdo conmigo. De
hecho, no es que no puedas ser reencarnacionista y dedicarte a investigar
seriamente la reencarnación (y a publicar trabajos serios sobre ello), sino que
en un mundo perfecto, deberíamos ser los reencarnacionistas quienes
investigáramos la reencarnación. ¿Por qué? Porque solo nosotros, repito, SOLO
NOSOTROS, podemos saber lo que significa realmente recordar vidas pasadas.
Como me he movido siempre en un ambiente académico
relacionado con las ciencias de la salud, pondré un ejemplo médico: ¿puede un
médico cualquiera investigar el virus Ébola? Sí, por poder, claro que puede. Si
es un buen científico (que esta es otra historia), lo hará bien. Pero lo que nadie
puede negar es que nunca sabrá lo que realmente implica sufrir una fiebre
hemorrágica hasta que no haya estado en persona en algún lugar de África
viviendo una epidemia de Ébola. Hasta que no se haya puesto el traje de
seguridad biológica de nivel 3 y se haya pasado una hora tratando a pacientes
con Ébola, no sabrá de verdad lo que
es el Ébola. Y cuando vuelva a su país, no solo habrá pasado por una
experiencia que muy pocos conocen, sino que además el horror de lo que ha
vivido no se borrará jamás de su mente, y esto posiblemente le llevará a querer
investigar con mucho más ahínco para conocer mejor el virus y poder desarrollar
mejores armas contra él. Esta persona no solo tendrá la teoría, sino que tendrá
también la práctica. Además estoy segura de que su amargura y decepción no
tendrán límites cuando sea testigo de cómo los que no han vivido de cerca tal
situación tratan de buscar soluciones desde la comodidad de sus despachos,
tomando decisiones que no serán las correctas o ideando protocolos de actuación
que no se ajustarán a las necesidades reales.
Bien, pues lo mismo ocurre con la reencarnación. Desde que empecé a recordar me he encontrado con montones de gente que creen en ella, que desean conocer más porque lo ven como algo posible, o que han investigado durante años el trabajo de campo que hicieron otros hace más de treinta años. Estos últimos pueden llegar a pensar que son unos expertos en la materia. Pueden incluso llegar a pensar que solo ellos cuentan con la autoridad suficiente para decidir si lo que recuerda una persona merece su atención o no. Pueden decirte que tus recuerdos e incluso tus verificaciones, que tanto tiempo te ha llevado obtener, no significan nada, simplemente porque comenzaste a recordar de adulto o porque esos recuerdos te vinieron mediante autohipnosis. Están tan desconectados de la vida real que incluso pueden calificar tu trabajo de poco serio si no has publicado un artículo en una revista científica.
Bien, pues lo mismo ocurre con la reencarnación. Desde que empecé a recordar me he encontrado con montones de gente que creen en ella, que desean conocer más porque lo ven como algo posible, o que han investigado durante años el trabajo de campo que hicieron otros hace más de treinta años. Estos últimos pueden llegar a pensar que son unos expertos en la materia. Pueden incluso llegar a pensar que solo ellos cuentan con la autoridad suficiente para decidir si lo que recuerda una persona merece su atención o no. Pueden decirte que tus recuerdos e incluso tus verificaciones, que tanto tiempo te ha llevado obtener, no significan nada, simplemente porque comenzaste a recordar de adulto o porque esos recuerdos te vinieron mediante autohipnosis. Están tan desconectados de la vida real que incluso pueden calificar tu trabajo de poco serio si no has publicado un artículo en una revista científica.
Y, sin embargo, no tienen la menor idea (o solo lo saben “de
oídas”) de lo que supone recordar. Suponen que es difícil distinguir un sueño
normal de un sueño de vida pasada porque jamás han tenido un sueño de vida
pasada. Se asustan al escuchar la palabra “hipnosis” porque jamás se les ha
ocurrido probar una de esas grabaciones tan populares en Youtube. Piensan que
todos los adultos que recuerdan tienen la misma capacidad de discernimiento que
una rana y por ello dan más fiabilidad a lo que dice un niño de tres años.
Tampoco son conscientes de la intensidad emocional y las secuelas psicológicas
de algunos recuerdos traumáticos. Están tan preocupados en la clasificación y
en la nomenclatura de sus datos que se olvidan de que detrás de esos recuerdos,
que pueden ser más o menos exactos, hay personas cuyo comportamiento y forma de
pensar han venido durante años determinados por algo que vivieron hace siglos.
No conocen el proceso por el cual los recuerdos comienzan a aflorar de tu subconsciente
y se convierten en parte de ti, dándote la respuesta a muchas de tus
preguntas y ayudándote a enfrentarte a los problemas de tu vida actual.
Francamente, yo jamás contaría a este tipo de investigadores lo que he pasado
para llegar hasta aquí. Tendría la impresión de estar hablando con unos
escolares que aún no saben distinguir entre virus y bacterias, cuando yo lo que
quiero es tratar con alguien que comprenda de
verdad lo que es el miedo de pincharte con una aguja contaminada o ver a
alguien frente a ti desangrándose por las hemorragias espontáneas que le
provoca el virus Ébola. En cierto modo, es muy parecido a lo que sentimos todos
aquellos que recordamos vidas pasadas militares. Solo el que ha luchado en una
guerra puede comprenderlo.
He de reconocer que me cuesta bastante ser optimista. Pero por un día lo voy a ser.
He de reconocer que me cuesta bastante ser optimista. Pero por un día lo voy a ser.
Señores investigadores de la reencarnación (si es que en España
hay alguien que de verdad investigue con la misma seriedad, rigurosidad,
formación científica y experiencia que yo): las cosas van a cambiar. No sé
cuándo, pero lo van a hacer. Hay una generación entera de jóvenes muy bien
formados que recuerdan vidas pasadas y que quieren demostrar que la
reencarnación es un hecho. Estos jóvenes saben muy bien de lo que hablan, no
son unos fanáticos religiosos ni creen ciegamente en nada, salvo en lo que la
ciencia puede explicar. La ciencia necesita un nuevo enfoque, nuevas hipótesis,
nuevas formas de experimentar. No podemos seguir anclados en el pasado,
repasando una y otra vez lo que otros autores dejaron escrito en sus obras hace
cuarenta años como si eso fuera algo novedoso. Los niños que recuerdan vidas pasadas
están muy bien, y sin duda para muchas personas son una gran evidencia de que
la reencarnación existe y es un fenómeno natural y universal. Pero hay mucho
más aparte de los niños. Hay montones de personas que recuerdan sus vidas
pasadas y que hablan de ellas con naturalidad, y una gran parte de estas
personas tienen el cerebro y la inteligencia suficientes como para distinguir
fantasía de realidad. Además de tener una gran experiencia para poder ayudar a
otras personas que también empiezan a recordar, pueden hacer estadísticas,
realizar gráficos y analizar cuantitativa y cualitativamente los datos que
obtengan de sus investigaciones. También pueden relacionar esos datos con
nuestros conocimientos actuales en numerosas disciplinas, desde la biología a
la física cuántica, y sacar conclusiones que dejarán atónitas de una vez y para
siempre a toda la comunidad científica.
Aún así, costará mucho convencerles, porque el grado de
materialismo al que hemos llegado es altamente preocupante. Por desgracia no
vivimos en un mundo perfecto y a los que realmente sabemos de reencarnación y
de recordar vidas pasadas nos tratan de silenciar, nos dicen que nuestros
recuerdos son basura en su mayor parte, o nosotros mismos elegimos callar,
porque de todas formas sabemos que casi nadie nos va a comprender.
Pero no importa, porque eso va a cambiar.
Tal vez solo esté soñando, pero Einstein también soñaba. Kekulé también soñaba. Muchos buenos científicos lo hacen, y saben la Verdad mucho antes de poder demostrarla. Con la inversión actual que hace mi país en investigación, no creo que yo pueda llegar a demostrar nada, al menos no en esta vida. Pero tarde o temprano nos darán la razón a los reencarnacionistas. Y espero estar aquí para verlo.
Tal vez solo esté soñando, pero Einstein también soñaba. Kekulé también soñaba. Muchos buenos científicos lo hacen, y saben la Verdad mucho antes de poder demostrarla. Con la inversión actual que hace mi país en investigación, no creo que yo pueda llegar a demostrar nada, al menos no en esta vida. Pero tarde o temprano nos darán la razón a los reencarnacionistas. Y espero estar aquí para verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario debe ser aprobado por la administración antes de ser publicado, y esto puede llevar un tiempo.
Todos los comentarios son bienvenidos, siempre que se basen en el respeto, no incluyan insultos o descalificaciones personales, y estén dentro de los límites de la racionalidad. Los que no cumplan estas condiciones no serán publicados.
Gracias.