Hace unos días me encontraba vagando por el submundo de
internet, es decir, en una conocida red social en la que mi presencia va a ser
cada vez menor, cuando en mi mente nació esta idea de los “mundos paralelos”,
usada en sentido figurado. Malinterpretada, vilipendiada, vapuleada, siendo
objeto de burla e incluso siendo tachada de “erudita” (debe ser que pensaron
que ser erudito es malo), me di cuenta de pronto que la Tierra no es en
realidad un único planeta. O tal vez, como dice Dolores Cannon, la Tierra se
está dividiendo en dos: en una están los ignorantes, y en otra están los que
nunca se cansan de saber más. En una están los que disfrutan discutiendo,
creando confusión y luego desapareciendo como cobardes que son; y en otra están
los que nunca se cansan de investigar y luego con buenas intenciones desean
compartir sus conocimientos con todo aquel que desee escuchar, pensando que es
lo que deben hacer para que esa otra Tierra deje de ser tan ignorante y juntos
hagamos un mundo (completo) mejor.
Pues bien, para aquellos que están en la segunda Tierra, los
que no se cansan de aprender y siempre andan haciéndose preguntas y buscando
respuestas, leyendo y compartiendo sus experiencias con otras personas… para
algún reencarnacionista inocente que por casualidad haya llegado al blog, os
voy a dar un consejo: no perdáis el tiempo en gilipolleces. No merece la pena. No
contéis a nadie vuestros descubrimientos. No digáis a nadie quiénes fuisteis en
vidas pasadas (mucho menos si es una vida pasada famosa). No compartáis con
nadie vuestras ideas sobre la reencarnación, construidas en base a vuestros
recuerdos y vuestras percepciones cuando estabais en estados alterados de consciencia.
Solo conseguiréis que se rían de vosotros. Porque por desgracia, los que
habitan en esa primera Tierra son aún mayoría… una aplastante mayoría.
Será una sincronicidad o no, pero según mis actividades
normales decaían gracias a estos individuos que abundan en esa red social,
sentí el impulso de leerme un libro que tenía en mi biblioteca virtual desde
hace un tiempo pero que no me había leído aún. Su nombre es No hay tiempo para el karma, escrito en la década de los 90. Pensé que iba a ser demasiado “espiritual” para mí, y hay algunos
términos o ideas generales que aún me cuesta digerir, pero además de ayudarme a
comprender el concepto de tiempo simultáneo y las posibles vidas paralelas (que
aún se me atraganta un poco), me sorprendió que algunas de las reflexiones que
aparecen en ese libro fueran una fiel imagen de la concepción del mundo y la
vida que, poco a poco, a raíz de recordar mis vidas pasadas, se me ha ido
formando en mi mente. Y resulta que los hechos acaecidos en esa red social eran
el mejor ejemplo práctico que complementaba las enseñanzas del libro. Después
pasé a una novela llamada 2150 AD de Thea Alexander, que básicamente viene a
decir lo mismo pero con términos menos espirituales. Y lo que más me llama la
atención es que esta novela fue publicada en 1976. Por último, esta misma
mañana, me llega un artículo en el que se dice que el caso de reencarnación de
un niño llamado Sam, investigado recientemente por Jim B. Tucker, es algo
“nuevo”. ¿Nuevo? ¿Nuevo, dónde? ¿En qué mundo? ¿En el anglohablante o en el hispanohablante?
¿En la primera Tierra o en la segunda Tierra? ¿Es que en el mundo
hispanohablante tenemos que considerar algo “nuevo” solo a causa de nuestra
propia ignorancia y por no haber aprendido a hablar inglés en la escuela?
Resulta que la gran mayoría de los conceptos new age que inundan el mundo esotérico y por extensión la
reencarnación son ya más viejos que Matusalén. El otro día, sin ir más lejos,
tuve que oír en esa misma red social que el concepto de reencarnación era
“nuevo” en Occidente, porque por lo visto era una creencia común entre
hinduistas y budistas, pero claro, esto de las marcas de nacimiento en niños es
algo… “nuevo”. (Si el pobre Ian Stevenson levantara la cabeza…). Y lo peor es
que no hay término medio. Tienes este nivel de conocimiento… o tienes los
lugares pseudoespirituales donde abunda la fantasía y la poca credibilidad. No
quiero generalizar… pero es lo único que he encontrado en dos años de búsqueda
en internet.
Comento todo esto porque es una prueba más que apoya lo que
decía en mi anterior entrada sobre la ventaja que nos llevan en el mundo
anglohablante en cuanto a la reencarnación. La reencarnación es lo que más me
afecta a mí, pero por supuesto es solo un ejemplo más. Un ejemplo de la
ignorancia en la que debo vivir día a día y en la que dudo que pueda escapar en
los próximos años. Sin embargo, yo nací aquí y encontré mi propio camino, ¿por
qué no lo hacen también todas estas personas que dicen estar buscando también
la verdad? Pues quién puede saberlo, pero desde luego no seré yo la que les dé
la luz en su mundo de oscuridad. Las respuestas están ahí para todo el que
quiera. Las técnicas también. Si alguien me pide consejo con educación y buenas
maneras, se lo voy a dar, aunque no tenga por qué hacerlo. Por fortuna la
calidad de los miembros de Foro Reencarnación no tiene nada que ver con los de
la primera Tierra, y allí se está la mar de tranquilo. Lo que no voy a hacer es
prestarme más a un jueguecito del que siempre salgo mal parada. No voy a
compartir mis conocimientos y experiencia con personas que prefieren escuchar a
charlatanes y colgar frases vacías en sus muros antes que creer a alguien que
les habla con un mínimo de racionalidad y seriedad. No soy la maestra de nadie.
No me gustan los niños. Y no voy a seguir perdiendo mi precioso tiempo…
Ver la reflexión de la semana de Íker Jiménez en su programa
Cuarto Milenio ha sido la guinda en mi pastel. No hacía referencia a mundos
paralelos, pero sí a dos tipos de humanidades: una que siempre quiere aprender,
y otra que disfruta desalentando y quitando la energía a los que sí queremos
avanzar en la vida y encontrar respuestas. A los que nos esforzamos por
investigar y crear blogs y foros para ayudar a otros que estén en la misma
aventura. Íker Jiménez es una de las cuatro personas en el mundo que me hacen
pensar y que hacen sentirme menos rara... y menos sola. No creo que esto sea
algo para celebrar, porque el número de personas que me hacen pensar y con las
que puedo mantener una conversación medianamente interesante debería ser mucho
mayor, pero los hechos son los hechos. Ha sido un alivio descubrir que no soy
la única que se da cuenta de que los mundos paralelos existen, cada uno con su
propia realidad. De hecho, estoy empezando a pensar que es cierto esto de que
cada uno crea su propia realidad, y cada uno es feliz dentro de ella. Tal vez
yo misma me haya creado mi propia realidad… a pesar de que tengo fuertes
indicios que la apoyan, mientras que otros solo tienen… creencias.
En cualquier caso ya he perdido demasiado tiempo escribiendo
estas palabras. Puede que no gusten a todos los lectores del blog. Puede que piensen
que soy demasiado radical o demasiado intolerante. O quizá demasiado sincera.
Pero no me importa. Es mi estilo. Como diría Íker, soy políticamente incorrecta. Y como dije
yo misma, este no es un blog espiritual. Es un blog para aprender a recordar
vidas pasadas. Recordar vidas pasadas no significa ser más o menos espiritual
ni tener poderes especiales. Solo significa hacerse más consciente de quiénes
somos y de por qué estamos aquí. Todos somos humanos y todos tenemos nuestros
defectos. Y el que piense que yo soy distinta porque he sido capaz de recordar
mis vidas pasadas, se equivoca.
En la Naranja Mecánica al tipo le pegaban los ojos con cinta y lo obligaban a escuchar Beethoven viendo imágenes del holocausto para que se le quitara lo que tenía en la cabeza. Habría que agarrar por la fuerza a la gente idiota y hacerle algo parecido hasta que empiecen a pensar. No me importa si es considerado "intolerante", no soy tolerante de todas formas y el mundo sería un mejor lugar si todos pensaran igual con mínimas diferencias que son las que harían al progreso.
ResponderEliminarCómo decía en ese thread sobre la reencarnación de Jesús, hay que dominar a las masas. Ulex sería muy útil si no fuera porque está completamente loca.